Un Cristo «brutal» de Santiago Ydáñez

«Es una obra muy brutal», dice un entusiasta Nacho Ruiz, quien destaca la belleza y la fuerza de esta obra, que «parte del Cristo de la Sangre de Nicolás de Bussi».

No es la primera gran obra de carácter religioso que Ydáñez crea para su disfrute en la Región. A él se debe también el espectacular retrato pintado de San Juan de la Cruz que luce en el altar de la antigua Iglesia de la Compañía de Jesús, en Caravaca, ciudad a la que «regaló» esta obra con motivo de la exposición 'Místicos', que también comisariaron Ruiz y Parra.

En esta ocasión, es un Cristo la pieza esculpida por Ydáñez, un apasionado de la historia del arte y de la literatura en cuya producción artística tienen una evidente presencia la naturaleza, la condición humana, los animales, la desacralización religiosa y la investigación estética de los registros históricos.

«La exposición es el fruto de casi una década de trabajo en torno al Cristo de la Sangre de Nicolás de Bussy, titular de la Archicofradía», indica Ruiz, quien resalta que «es muy fácil fracasar cuando un artista vivo se enfrenta a una obra genial del pasado». Cierto, porque «las opciones son varias, pero suele primar la imitación servil o el homenaje» y «ambas líneas de trabajo acaban normalmente en obras sumarias que se limitan a ser una nota al pie en la historia del arte». Ydáñez se ha enfrentado al misterio «del Cristo que pisa la uva, el Cristo místico del lagar», y lo ha representado «como la fuente que es». Cristo como fuente, de cuyo pecho emana la sangre como un río». Una obra de «enorme calidad» y rareza.