Olimpiadas sangrientas en 'Septiembre 5'

Lo primero que hacemos es viajar al pasado (convertido en presente gracias al antisemitismo), más concretamente a los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972. Allí se produjo el secuestro y asesinato de parte del equipo olímpico israelí por parte de terroristas palestinos, y nos lo cuenta 'Septiembre 5' desde el punto de vista de unos periodistas deportivos que tuvieron que cubrirlo sin ser su especialidad.

Son sucesos que hemos podido ver en la inquisitiva 'Munich' (2005) de Spielberg, pero que en esta ocasión coge lo mejor de aquella, el pulso narrativo, la fotografía realista y el magnífico trabajo de los actores, y le añade un texto bien estructurado que sabe crear tensión a pesar de sabernos el final, algo que le ha valido estar nominada al Oscar al Mejor Guión Original.

'Corazones rotos' es la historia en dos tiempos de una pareja de procedencias muy distintas (rica y pobre, menuda originalidad), que mantienen una relación más tóxica que la de Sánchez con Puigdemont, y que años después se reencuentran. Es una sucesión de clichés y fotografías de videoclip, tolerada sólo para adolescentes que estrenan primer amor. Ellos creen que «los amores que matan nunca mueren» (Sabina empieza gira y había que colocar un verso de una canción suya), y los demás sabemos que las historias de amor se parecen más al final de 'Los puentes de Madison' (1995). También que la vida no es un ascenso hacia la cima sino una montaña rusa, como sabía la abuela de 'Dulce hogar… ¡a veces!' (1989). Prescindible totalmente.

Evocando a la borrasca Filomena, el especialista en películas de acción Daniel Calparsoro firma un loable intento de 'thriller' de ladrones con toques de humor, a lo que contribuye en gran medida la presencia del hiperactivo Antonio Resines, que encabeza el reparto de 'Mikaela'. Aquí hace de policía sin nada que perder ni que ganar (un John McClane de Carabanchel Alto), que se enfrenta a un grupo de ladrones que pretende huir en medio de la mayor tormenta de nieve de la historia.

Si hablábamos de relaciones dañinas, de eso saben un poco los protagonistas de la extravagante 'La acompañante', donde una novia robot se convierte en el objeto de deseo y sadismo de un irreconocible Jack Quaid (su foto sale en el diccionario en la definición de nepo baby), alejado de sus papeles de buenazo. Es una especie de 'Átame' (1989) 2.0., que mezcla romanticismo con terror.

Una rara comedia española sobre una emigrante ilegal oculta en un cuartucho en una casa señorial andaluza, que se convierte en un juguete de sus habitantes, es lo que podemos ver en 'Fin de fiesta'. Aunque a veces la traten como a ET, la interesante directora Elena Manrique logra darnos una gamberra digresión social, aunque se pierde en los vericuetos de lo que quiere decir y no logra ni sugerir.

'Sight: camino de la luz' es un melodrama televisivo de tintes religiosos, sobre un eminente cirujano ocular que logró huir de la Revolución Cultural China y convertirse en una celebridad médica. Los 'flash back' narran su dura infancia pasada como justificación de su presente. La película va justita, pero sirve de aviso a los que quieren no molestar a la dictadura China.

Nadie es perfecto excepto Paul Newman, como todo el mundo sabe. Guapo (aún nos confunden), educado, encantador, solidario, buen actor, marido ejemplar, que nació hace justo un siglo. En este centenario quiero recordar películas suyas por las que siento debilidad, empezando por la última, la obra maestra 'Camino a la perdición' (2002), con una de las mejores muertes en pantalla de la historia. También la espectacular 'Al caer el sol' (1997) con su sabor a decadencia. El divertimento de primera que es 'El premio' (1963) y la canónica 'La gata sobre el tejado de zinc' (1958). Calidad para el fin de semana.

Que tengáis una semana de cine.