'Nosferatu' y 'Sin instrucciones', 'remakes' en busca del éxito
Paolo Sorrentino trae otra de sus historias atípicas con 'Parthenope'
Si el Almax y el Omeoprazol están haciendo su efecto, quizás os apetezca reposar tanta opípara comida yendo al cine. Si es así, estáis de ... suerte porque la Navidad llegó regalando estrenos de interés.
Entre ellos la nueva versión de 'Nosferatu', esfuerzo superfluo (como el bien intencionado discurso del Rey) de estar a la altura de la original de 1922. Y más si en vez de hacer algo innovador, como el discutido 'Drácula, de Bram Stocker' (1992) que concibió Coppola, tu aportación consiste en empoderar a las mujeres de hace un siglo, y pensar que por usar letra gótica y efectos especiales de barraca de feria conservas la esencia de aquella obra maestra del expresionismo dirigida por Friedrich Murnau.
La historia es conocida, esa de un vampiro que viaja hasta el Londres victoriano enamorado de una mujer, llevando su horror y desasosiego hasta la ciudad. El terror es sólo el motor que hace girar un engranaje complejo en que muerte y amor se entrelazan (también la lujuria) como una cuerda con la que ascender o ahorcarse. El aspecto de la criatura es uno de los grandes secretos de la película, aunque siento decir que su director, Robert Eggers, que viene de obras mejores, no es Murnau. Por tanto un trabajo irreprochablemente logrado pero absolutamente innecesario.
'Sin instrucciones' es la adaptación española del gran taquillazo mexicano 'No se aceptan devoluciones' (2013). Comedias de espíritu navideño, llenas de buenas intenciones y humor menos dañino que el menú de un hospital. Un crápula interpretado por Paco León tiene que hacerse cargo repentinamente de una hija que no sabía que tenía. A lo 'Tres solteros y un biberón' (1985) el padre y la niña acaban haciendo migas y descubriendo cosas de sí mismos que no conocían. Pero cuando años después la madre aparece, la cosa da un quiebro (no os preocupéis que no cae en el drama de 'Kramer contra Kramer'). Una película familiar entrañable que nos hará pasar un buen rato, pero que dejará menos poso que el feliz Navidad del ascensor con un vecino.
Paolo Sorrentino es uno de los directores europeos más interesantes y atípicos. Ha construido con su cinematografía un mundo esteta en el que sus personajes se zambullen a cámara lenta. Por eso el estreno de su 'Parthenope' es feliz acontecimiento para los que somos sus seguidores, y también el nombre de la mujer a la que vemos vivir durante décadas en la ciudad de Nápoles, convertida en la auténtica protagonista, situándola más allá de las hermosas y exóticas imágenes de una guía 'Lonely Planet'. Tiene 'La gran belleza' (2013) de toda su filmografía y sin duda 'Fue la mano de Dios' (2021), del deificado Sorrentino, el que le imprimió su infalsificable sello. Sin embargo el ansia de abarcarlo todo, que es propia de 'La juventud' (2015), hace que no estemos ante la más redonda de sus películas, pero inevitablemente mejor que la mayoría del resto de directores.
Paul Schrader es el otro realizador con personalidad que presenta filme esta semana. Se trata de un drama en el que las arrugas son marcas de una memoria que se desvanece, la de un documentalista interpretado por Richard Gere, escoltado por su esposa, papel desempeñado por Uma Thurman. 'Oh, Canadá' nos cuenta las verdades y mentiras de una vida que este hombre cuenta entre adornos y lagunas, en que al espectador se le confunde más que explica, y en la que Schrader no logra las cimas de otros trabajos suyos.
'Sonic 3: la película' es la típica de la que el propio título es una reseña. Ya sabéis: juegos de consola en la gran pantalla, personajes planos, guion hecho por elfos hinchados de vino caliente, efectos especiales del montón y el propósito de ganar mucho dinero.
Nadie es perfecto y esa es la causa de no haya mucha originalidad últimamente en el cine. Por eso de las diez películas más taquilleras en España en estos doce meses, ocho son secuelas. Un dato para reflexionar sobre a dónde se habrá ido la inventiva de los guionistas: ¿a las series, a la literatura, a los videojuegos, a los discursos de los políticos?
Que tengáis una semana, y una salida de 2024, de cine.
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