Amenábar estrena su visión de Cervantes
La presunta candidata a todos los premios, 'Eddington', llega a nuestras pantallas
Con el aliento de los cuatro jinetes del apocalipsis soplando por Polonia nos atrevemos a seguir hablando de estrenos en los cines, como nerones tocando ... la lira mientras Roma arde. Hoy, además, tenemos más novedades que crónicas desde los juzgados.
Alejandro Amenábar es uno de los mejores directores españoles que, a pesar de su consagración, sigue arriesgando haciendo de ingenioso hidalgo. Sus últimas obras son recreaciones históricas en que recurre a figuras importantes del pasado para dar luz a pasajes poco conocidos de otros tiempos. Eso hace en 'El cautivo' donde nos lleva a la prisión donde penó Miguel de Cervantes Saavedra en Argel, e imagina una vida apócrifa del escritor, donde la aventura se une a la necesidad de sobrevivir ante un futuro más negro que el de las pensiones. El de Alcalá lo hace contando historias al modo de las «Mil y una noches» mientras planea su fuga.
Con una impecable puesta en escena, con un decorado como de parque temático, la acción se desarrolla entre prisiones y palacios, jugando siempre con la realidad inventada, un ejercicio literario al que se aplican las mismas reglas que en 'Shakespeare in love' (1998) (lo siento por María Pombo, que no sabrá quiénes son ni Miguel ni William). No llega a ser un film de diez, pero ofrece un entretenimiento superior a la media.
Empiezan a llegarnos los largometrajes que traen promesas de galardones en la temporada de premios. Entre las papables se encuentra 'Eddington', un falso western con Joaquin Phoenix, Pedro Pascal, Emma Stone y Austin Butler, salido de la productora (ex alternativa) A24. En un pueblucho del oeste, en pleno COVID, somos testigos del trastorno provocado por la endogamia social.
«Desquiciada obra maestra» u «Otro fracaso de Pedro Pascal» son titulares de críticas que, demuestra que la película no deja indiferente. Es una piñata rellena de pandemia, fake news, paranoia, ambición, resentimiento y polvo, a la que se golpea con un palo de comedia negra hasta reventarla. Es de esas que diseccionan el sueño americano y que nos hará sentir superiores a los europeos, como si nosotros no tuviéramos ropa tendida.
Se nos quedó en el tintero la semana pasada 'Romería', uno de los trabajos a tener muy en cuenta este año. La voz de la realizadora Carla Simón suena fuerte, afianzada ya por los excelentes resultados artísticos de 'Verano 1993' (2017) y 'Alcarràs' (2022). Imaginar una familia infeliz (como decía Tolstoi «las familias infelices son desgraciadas cada una a su manera»), por parte de una hija adulta que busca sus orígenes, está contada poniendo la forma al servicios del fondo. Hasta en el tipo de fotografía, que manipula nuestro subconsciente como si fuera el carbono 14 para que asigne antigüedad a cada pasaje de lo que vemos.
Coged la película 'Coocon' (1987), el libro «El señor de las moscas», y poner a dirigir la mezcla resultante al siniestro oso Lotso de 'Toy Story 3' (2010), y os saldrá 'La ley de Jenny Pen'. En una residencia de ancianos donde ha recalado un minusválido juez, interpretado por Geoffrey Rush, manda un muñeco diabólico cuyo ventrílocuo es un desquiciado residente interpretado por John Lithgow. El muñeco tiene la bondad de Mengele, la moralidad de Hamas y los escrúpulos de Netanyahu, lo que proporciona una interesante cinta de terror psicológico.
'Sigue mi voz' es un edulcorado romance más facilón que una rima de Mecano. Una chica que ha pasado meses encerrada por un problema de salud, saliendo de su ensimismamiento únicamente por un programa de radio, vuelve a su instituto donde se enamora perdidamente. Por mucho que hablen del tema de la salud mental, no deja de ser un mal episodio de una mala serie de adolescentes, con bellezones paseando sus cuerpos, música actual y actores que no saben vocalizar. La única diferencia es que es tan pura como si estuviera producida por Radio María.
Voz en off
Con la publicación de una nueva novela del Capitán Alatriste del amado/detestado Pérez Reverte, me viene a la memoria la fallida adaptación al cine del año 2006, 'Alatriste'. Demasiada ambición en su arco narrativo hizo que se aguara la Coca Cola.
Que tengáis una semana de cine.
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