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Germán Abril
Miércoles, 9 de abril 2025, 16:23
Regresaba Carlos Alcaraz este miércoles a la tierra batida ocho meses después. Lo hacía en Montecarlo, donde solamente había disputado un partido, allá por ... 2022, para medirse a Fran Cerúndolo (número 22 del mundo) en su partido 100 sobre esta superficie. Nadando sobre un mar de dudas, después de una semana de desconexión con la familia en Cancún tras la dolorosa derrota ante Goffin en Miami, su debut en el Principado no significaba un partido más. Era una nueva oportunidad para espantar fantasmas y ganar confianza en una arcilla que domina como pocos actualmente en el circuito. Y, pese a un comienzo con sufrimiento, misión cumplida (3-6, 6-0 y 6-1) y el murciano ya está en la tercera ronda del primer Masters 1000 de tierra batida de la temporada.
El inicio de partido de Alcaraz prometía. Una rotura temprana al saque de Cerúndolo invitaba a creer en un primer set tranquilo para los intereses del murciano. Pero nada más lejos de la realidad. A los pies de la montaña y a pocos metros del mar, una dejada del murciano levantaba a los aficionados de su butaca. Explosión de júbilo en la fría tarde monegasca. Corría poco la pelota debido a las bajas temperaturas, pero Alcaraz se empeñó en intentar desbordar a su rival a base de castañazos, con una derecha potente que recordó a la mejor versión del número tres del mundo. No tanto así el revés, errático durante el primer parcial.
Ese quiebre madrugador, lejos de relajar a Carlos Alcaraz, sacó a relucir su versión más imprecisa. Comenzó a jugar con más prisa aún el murciano, como si quisiera acabar los puntos de la manera que fuera. Una máquina de cometer errores tras ponerse 2-1 arriba y sacar para confirmar la rotura. A partir de ahí llegaron cuatro juegos consecutivos de Cerúndolo para ahondar en las dudas de Alcaraz, que al cierre de la primera manga había cometido 13 errores no forzados. Abrochó el tenista de Buenos Aires el primer set con un parcial de 5-1 tras encajar la rotura de servicio. Golpe duro para un Alcaraz que no encontraba pista, cada vez más pequeña para él a medida que avanzaba el encuentro.
«Queda mucho partido», insistían desde el banquillo del murciano, encabezado por Samuel López, intentando reactivar el pulso competitivo de su pupilo. Captó el mensaje Alcaraz. Más sereno en su juego desde el fondo de pista, consiguió trasladar los nervios al otro lado de la red. Celebraba eufórico prácticamente cada punto el de El Palmar al tiempo que Cerúndolo miraba a la arena de la Rainier III en busca de respuestas. Nada que ver su golpe de revés con el de la primera manga. Su pelota corría, sin grietas, para hacer sufrir a su rival. Tanto que le acabó endosando un rosco a Cerúndolo para forzar el set decisivo. Un 6-0 que aparecía como un oasis en medio del desierto de dudas del murciano.
No bajó el pistón Alcaraz en el tercer sector, mucho más cómodo tras ajustar la posición al resto. Se acercó a la línea de fondo para ser más agresivo y poner en aprietos a Cerúndolo, presionándolo tras cada servicio. Funcionó la fórmula. Firmó un parcial de 12-1 el murciano tras ceder el primer set para ganar su primer partido en el torneo monegasco y meterse en la tercera ronda de Montecarlo, donde espera ya el alemán Daniel Altmaier tras superar a Richard Gasquet (7-5, 5-7 y 6-2).
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