La tarde está en sosiego

'Mientras dure la luz' (Calle del Aire, 205. Renacimiento, 2021) ha salido a respirar cierto aire de libertad y esperanza, tras largos, largos días, meses de extrañeza, más existencial que espiritual. Respirar, decimos, y por el prologuista del libro, Alfonso Levy, Fray Luis de León se expresa: «El aire se serena/ y viste de hermosura y luz no usada». Para añadir Levy, acerca de la fortaleza de la autora: «Fortaleza que no es un rasgo de carácter, sino de la condición de poeta». Fortaleza que Dionisia García recibe de la escritura, con la que cuenta para dar un nombre más exacto al sufrimiento, para que este vuelva la cabeza, para que atienda a la voz: «no olvides el milagro».

Bellos, hondos y sabios poemas, los de esta mujer, esta poeta, hija de una antigua estirpe, comenzada en la femenina voz adivinada en los versículos bíblicos; y antes: en las tablillas de arcilla, de las que rescata la mano del arqueólogo, de la oscuridad del tiempo, pensamiento y sentimiento ignotos... Pensamos que, un día y en una ocasión futura, alguien abre el libro, acaso modificado, y, al azar abre una página, un poema, 'Fuegos': «Tiembla el pinzón azul sobre la rama ardiente, / su corazón palpita y el vuelo no es posible. / Pluma a pluma fundaron su existencia, / o quizá fue milagro ignorado y pequeño. / En un mundo confuso y distanciado, / ciego ante el esplendor de la belleza, / se debate aquel ser frente al suplicio/ y, en un impulso último, lastimado el pinzón, / logra el vuelo a pesar de la invisible herida. // se sabe que su especie es única en la tierra; / quizá también su fuerza lo auxiliara, / y los cielos se abrieron y cerraron/ albergando por siempre/ al pájaro pinzón en las alturas, / huyendo de ese fuego miserable» (pág. 23).

Qué portento de poema, qué exquisitez a la par que su altura de lenguaje. Y así, toda una apretada y deslumbradora colección de poemas breves, de impecable factura, que reflexionan, sin descender al lamento ni resignarse a la melancolía o a la autocomplacencia, sobre la memoria personal de toda la vida y a la vez sobre la vertiginosa fragilidad «de lo por vivir y de lo ya vivido», como así señala Abelardo Linares, fiel editor de Dionisia, en las palabras de la contraportada del poemario.

'La respuesta en nosotros', el poema inicial de 'Mientras dure la luz', eleva la calidad humana y poética de Dionisia a un valor incalculable. Dionisia compuso el poema, inspirada y a la vez lúcidamente humana. Y fue en un agosto del pasado. Dionisia es autobiográfica, sin duda, mas lo es a través del cuidado recuerdo de aquellos a los que amó y ama, en el tiempo y la cercanía. Homero, Lucrecio, transitan por el poema citado. Pero, también –a mí me lo parece– Leopardi, el sublime desdichado cantor del Infinito.

Especial atención recibe Pedro Luis, el ausente hermano: «Ya no está entre nosotros. / Le seguí en el camino / como sombra a su espalda...» (pág.87). Cuánto amor e inquietud por el otro, serenidad y soledad, dieron luz a este libro.