Ríos que aparecen y desaparecen, por naturaleza
Investigadores de la Fundación Séneca evalúan el estado ecológico en cauces intermitentes y efímeros
M. J. MORENO
Lunes, 27 de mayo 2019, 22:40
Existen ríos que sufren una fase seca, durante el ciclo hidrológico anual, variable en longitud que, no siempre es predecible en cuanto al momento de ocurrencia y duración. Se les conoce como ríos intermitentes y efímeros, y se caracterizan por su compleja dinámica hidrológica, que influye en las comunidades biológicas y en el procesado y dinámica de la materia orgánica y nutriente. Los ríos intermitentes y efímeros difieren en el tiempo de duración de la fase seca. En los efímeros, el agua solo está presente de forma breve tras lluvias intensas, y en los ríos intermitentes el agua se encuentra en los cauces gran parte del año, hasta que llegan las altas temperaturas y se secan, normalmente en primavera y verano en áreas de clima mediterráneos.
Estos ríos son un fenómeno natural y global crecientemente reconocido. Se estima que más del 50% de la red fluvial en todo el mundo se seca en superficie en diferentes regiones climáticas, siendo incluso predominantes en áreas de clima mediterráneo. Este es el caso de la Región de Murcia, donde se estima que el 90% de sus cauces son intermitentes o efímeros. Esta proporción se incrementará en un futuro, no solo en Murcia, sino en todo el planeta, debido al aumento de las sequías como consecuencia del cambio climático, cambios de uso de suelo e incremento de las captaciones de agua.
María del Mar Sánchez Montoya, investigadora postdoctoral del grupo de investigación de Ecología de Aguas Continentales del Departamento de Ecología e Hidrología de la Universidad de Murcia, lidera el proyecto 'Indicadores de calidad de los ríos en su fase seca: evaluación del estado ecológico en ríos intermitentes y efímeros', financiado por la Fundación Séneca-Agencia de Ciencia y Tecnología de la Región de Murcia en el marco de las ayudas a'Jóvenes Líderes en Investigación'.
Más del 50% de la red fluvial en el mundo se seca en superficie en diferentes regiones climáticas
Como ella misma explica, «este proyecto se centra en el estudio de indicadores de la salud de los ríos, o lo que denominamos más técnicamente 'estado ecológico', exclusivamente en aquellos que experimentan una fase seca, y durante la ausencia de agua en sus cauces».
El término 'salud' se aplica a los ríos de forma similar a cómo se hace con los seres vivos. Un río tiene muy buena salud cuando sus características, su fauna y flora son las propias de un cauce natural en ausencia de presiones como los usos agrícolas, urbanos, vertidos contaminantes, regulación de caudales y especies exóticas, entre otras. Al contrario, un río tiene mala salud cuando sus comunidades biológicas de cauce o ribera son menos diversas o distintas a las naturales por los impactos derivados de las distintas presiones.
Las comunidades de los cauces secos pueden incluir más diversidad que los ecosistemas terrestres adyacentes
Según Sánchez, «los programas de evaluación de la calidad de los ríos hoy en día se aplican exclusivamente a ríos permanentes, es decir a los ecosistemas fluviales que llevan agua de forma continua en sus cauces, dentro del contexto de la directiva europea Marco del Agua». Dicha directiva se aprobó en el año 2000 con el fin de dar solución a los graves problemas relacionados con la calidad y cantidad de las aguas de los ecosistemas acuáticos europeos, y su objetivo es alcanzar el 'buen estado ecológico' en todas las masas de agua de la Unión Europea y evitar el deterioro del estado actual. Para ello, se requiere el monitoreo de los distintos indicadores de calidad exclusivamente durante su fase húmeda, entre los que destacan los invertebrados acuáticos, parámetros físico-químicos del agua y condiciones del bosque de ribera.
«Por tanto -apunta la investigadora-, este enfoque tradicional que considera que los ríos siempre llevan agua en sus cauces y que por ello son utilizados exclusivamente por organismos acuáticos, ignora que la mitad de los ríos en el planeta son temporales, es decir, que se secan de forma natural en alguno de sus tramos o en la totalidad durante periodos de tiempo variables».
Y añade: «Esto demuestra, una vez más, que los paradigmas actuales en ciencia y gestión fluvial han sido desarrollados para ríos permanentes, por tanto, los principios de conservación de la biodiversidad y gestión de aguas ignoran la existencia de la fase seca de los ríos. Por todo ello, los ríos intermitentes y efímeros permanecen todavía obviados en la legislación y consecuentemente se encuentran amenazados al presentar un mal estado de conservación a escala global».
Invertebrados terrestres
El objetivo general del proyecto que lidera es «desarrollar herramientas para la evaluación del estado ecológico de los ríos durante su fase seca, analizando principalmente el potencial de los invertebrados terrestres de los cauces, los nutrientes de los sedimentos secos del cauce y de diversos componentes geo-morfológicos de los ríos como indicadores de la salud de los mismos». Para ello, se estudiarán las respuestas de los diversos indicadores de calidad propuestos al gradiente de presiones antrópicas existente en cauces intermitentes y efímeros. El análisis comparativo de dichas respuestas permitirá identificar y proponer indicadores de calidad adecuados para evaluar el estado ecológico de los ríos durante su fase seca.
Para llevar a cabo los objetivos propuestos se cuenta con un equipo de investigadores especializados en tres líneas relacionadas con ecosistemas fluviales durante su fase seca: ecología de comunidades de invertebrados, bio-geoquímica de suelos y geo-morfología fluvial.
Los cauces secos de los ríos han sido identificados recientemente como hábitats importantes para la comunidad de invertebrados terrestres en distintos continentes como África, Europa y Australia. La comunidad encontrada en los cauces secos, que está compuesta principalmente por arañas, escarabajos y hormigas, puede incluso albergar mayor diversidad y abundancia que los ecosistemas terrestres adyacentes, como son las riberas y las laderas. Esto, según la investigadora Séneca de la Universidad de Murcia, «podría deberse a que el inicio de la fase seca de los ríos permite la colonización rápida de los cauces por invertebrados terrestres, que podrían alimentarse de invertebrados acuáticos, peces y algas que quedan atrapados en la superficie de los cauces al secarse. Los invertebrados terrestres han demostrado, por tanto, cumplir algunos de los criterios requeridos a los bioindicadores de calidad ecológica, ya que se encuentran en todos los cauces secos y son sensibles a presiones».
Por otra parte, asegura que «algunos de los parámetros utilizados para la determinación de la calidad físico-química durante su fase húmeda podrían ser buenos indicadores de la calidad ecológica de los cauces secos. El hecho de que los cauces son los receptores de las aguas de escorrentías de las cuencas drenadas, y que el proceso de desecación de los cauces produce la acumulación de nutrientes como nitrato, amonio y fósforo en los sedimentos superficiales, evidencia que dichos nutrientes, así como otros parámetros como el pH y la conductividad, podrían ser buenos indicadores de la calidad físico-química de ríos durante su fase seca».
Igualmente, algunos autores han propuesto índices para evaluar el estado de conservación de ríos intermitentes y efímeros en base a sus características geomorfológicas, analizando aspectos como la conexión entre cauce y laderas, y la posibilidad de restauración según la intensidad y tipo de uso de suelo del entorno.
Este proyecto presenta una línea de investigación muy novedosa, ya que a pesar del conocimiento acumulado durante los últimos años sobre la ecología de este tipo de ríos que evidencia el potencial como indicadores de calidad de los propuestos en el proyecto, «hasta el momento no existen estudios que confirmen su utilidad para la evaluación de estado ecológico en ríos durante su fase seca, con la excepción de un estudio reciente en Australia que demuestra la robustez de los invertebrados terrestres como bioindicadores de calidad en ecosistemas fluviales», en palabras de María del Mar Sánchez Montoya.
Región de Murcia
El proyecto se está desarrollando en la Cuenca del río Segura. Sus condiciones climáticas de precipitación y temperatura generan una alta proporción de ríos que experimentan un periodo seco de duración variable que puede llegar a comprender el 90% de la red de drenaje en algunas áreas de la cuenca, convirtiéndose en el área de estudio ideal para este proyecto. Además, los diversos usos de suelo como el agrícola con cultivos de regadíos, zonas industriales asociadas a la producción de productos hortofrutícolas y uso urbano, y las distintas alteraciones hidro-morfológicas en muchos cauces de la cuenca, generan un gradiente de presiones en los ríos necesario para estudiar la respuesta de los indicadores seleccionados en el proyecto.
Dice la experta que «para cumplir el objetivo marcado, hemos seleccionado 75 cauces en base a sus características hidrológicas y usos de suelo, en los que realizamos el muestreo de invertebrados, sedimentos del cauce y aplicamos diversos índices geomorfológicos».
Dada la amplia distribución de ríos intermitentes y efímeros a escala global, que supera la mitad de los ríos en el planeta, Sánchez y su equipo esperan «que las metodologías que desarrollaremos en el proyecto serán de amplia aplicación en diversos continentes. Particularmente, en Europa, los resultados de este proyecto podrán contribuir de forma decisiva al avance esperable de la Directiva Marco del Agua hacia la incorporación de metodologías que permitan la evaluación del estado ecológico de los ríos durante su fase seca, mediante el estudio de elementos de calidad asociados a esta fase, que permitirán, finalmente, la conservación de estos valiosos ecosistemas».
El proyecto comenzó en Enero del presente año por lo que se encuentra en su fase inicial. «Actualmente estamos realizando la campaña de muestreo de primavera en todos los cauces de estudio, a la que seguirá la campaña de verano. Cada día de muestreo al menos tres investigadores realizamos el trabajo duro de campo, ya que algunos aspectos como la colocación de trampas de caída para los invertebrados requieren de gran esfuerzo físico en condiciones de altas temperaturas propias del área de estudio».
Tras los muestreos, el equipo llevará a cabo el análisis de las muestras de sedimentos y la identificación de los invertebrados, que nos permitirán generar la base de datos necesaria para tener unos primeros resultados a principios del año próximo.
Esperan que dichos resultados puedan contribuir al cambio de percepción de estos ecosistemas actualmente poco valorados por la sociedad en general.