'Los Gerifaltes', una zarzuela felizmente recuperada
Localizada en Valencia la pieza del compositor jumillano Julián Santos que estuvo perdida durante décadas
Este Eugenio que nació nieto del compositor Julián Santos viene ejerciendo, durante muchos años ya, de buscador incansable y recopilador minucioso de la entera obra ... de su abuelo. Casi todas las noches soñaba que había encontrado aquella zarzuela, ansiosamente añorada, que se perdió en años tan difíciles como los de la postguerra civil. La fea realidad lo esperaba ceñuda, cada mañana, a la hora de despertarse. La pieza extraviada se titulaba 'Los Gerifaltes'. Era de aquellas que en la lírica española llaman 'grandes', para distinguirlas del género chico. Se estrenó en el Teatro Apolo de Valencia, el 1 de febrero de 1951, con libreto de Lorenzo Guardiola, acreditado poeta, novelista e historiador. Fue premiada por Radio Nacional de España, que la transmitió desde el Teatro Cervantes de Málaga, el 23 de febrero de ese mismo año.
Representada en varios teatros
Desgraciadamente, música y letra se esfumaron. Cuando, tras la muerte del compositor, en 1983, se hizo el traslado de todo su repertorio (no menos de cuatrocientas obras), desde su casa de la calle del Rico, en Jumilla, hasta la residencia familiar de Omblancas, en las afueras de la población, tampoco apareció la partitura, ni tampoco el libro. Aunque sí tres romanzas sueltas. Una era la que cantaba Francisco Bosch, aunque existía la sospecha –por el testimonio de Maxencio García, alumno del maestro– de que al original desaparecido se le añadió, antes del estreno, otra romanza destinada al barítono.
'Los Gerifaltes' es una pieza romántica, con música de Julián Santos y letra de Lorenzo Guardiola, también de Jumilla
Maxencio formó con la flauta en la orquesta, durante aquella primera representación en el Apolo. Y por él se supo que, durante los ensayos, los autores manifestaron su impresión de que a la zarzuela 'le faltaba algo'. Lorenzo Guardiola escribió entonces a toda prisa una romanza para el personaje Gerardo y Julián Santos compuso de inmediato la música. Esta nueva aportación –y lo que diré constituye una curiosidad– no fue manuscrita por el autor, sino por su amigo Mariano Puig, director de la banda de Alcasser, que asistía a Santos en los preparativos finales y se ofreció a copiarla para pasársela a la orquesta. En aquel debut, la representación fue dirigida por el propio compositor.
La sublime obsesión de su nieto
Eugenio Santos andaba obsesionado con 'Los Gerifaltes'. Ya solo le faltaba editar y distribuir unos carteles, al estilo de los 'wésterns' americanos, con el clásico 'Wanted', prometiendo una recompensa en dólares que, a lo mejor, podría subvencionar la Sociedad General de Autores. Y con la condición de: 'Se quiere viva, no muerta'. Por cierto que la SGAE ha jugado un papel fundamental en la localización de 'Los Gerifaltes'. A raíz de la edición de las obras completas de Julián Santos, su nieto contactó con la encargada del archivo lírico en la sede madrileña, María Luz González Peñas. Esta quedó impresionada al saber que se estaba preparando una recopilación monumental, compuesta por cuarenta libros. En ellos se incluye la biografía del compositor, partituras, comentarios de especialistas e ilustraciones, todo en español e inglés. Este trabajo, fundamental para acceder a la música y la biografía de Julián Santos Carrión, será enviado a conservatorios, academias, museos y otras instituciones.
La estrenó la compañía de Francisco Bosch, en el teatro Apolo de Valencia, el 1 de febrero de 1951
El incansable nieto manifestó a González Peñas su pesar, porque en ese archivo se echaría en falta la zarzuela desaparecida, acerca de la cual existían referencias críticas que la tenían por una joya de la lírica española. Le respondió que en su base de datos constaba que la partitura y el libreto los tenían en Valencia. Eugenio le aclaró que, de sus tres visitas a la SGAE levantina, solo sacó en claro que la obra 'estaba registrada, pero no depositada'. Ella le prometió hacer un seguimiento para ver qué podía averiguar. Y el pasado 24 de noviembre le envió el siguiente email: 'Hola de nuevo. Mi compañera de Valencia ha podido localizar 'Los Gerifaltes' y 'La Moza de la Dehesilla' (era esta última otra zarzuela, pero bien conservada, del maestro Santos, con letra de Rafael Soria). Le he pedido –añadió– que me mande las partes de apuntar, para poder digitalizarlas en Madrid y pasárselas a usted. Espero haberle dado una alegría'.
La eficaz ayuda de María Luz González Peñas
No se equivocaba la eficiente señora. El voluntarioso nieto, músico también, vio que el árbol de su larga búsqueda daba al fin el fruto esperado. Y se supone que, en su tumba jumillana (a los pies del castillo-fortaleza que conquistó Don Fadrique para Pedro I de Castilla), los huesos del compositor bailaron un minueto. Quizás el mismo, tan vienés, que compuso para 'Los Gerifaltes'. Después de representar la zarzuela, que se sepa, en Valencia, Villena, Cieza, Jumilla (tres actuaciones en el Cine Moderno) y Málaga, Julián Santos intentó llevarla a Madrid. Pero se conoce que no corrían buenos tiempos para la lírica. O, al menos, no para la de un músico que venía de Murcia. Por entonces, con el enemigo 'cautivo y desarmado', los hermanos Guerrero dominaban la mayoría de los teatros de la Corte y estrenaban sus propias obras. 'Los Gerifaltes' tendrían que regresar para siempre, al palomar de la vivienda del siglo XVI, en la calle del Rico, donde ahora se realizan obras para abrir allí, por parte del Ayuntamiento que gobierna la alcaldesa Juana Guardiola, la Casa de la Música y Otras Artes Jumillanas.
El compositor volvió defraudado a su pueblo
Julián Santos también volvió a su pueblo (el de la monastrell), de donde ya no salió, con sensación de fracaso y embargado por la impotencia. En Jumilla siguió componiendo durante años. Le puso música a la Semana Santa, con una colección de marchas fúnebres impresionante, dirigió la banda de música, montó estrenos con gente joven en el Teatro Vico y culminó allí su obra. Dejó discípulos, alguno tan aventajado como Roque Baños, que hoy es un triunfador en la música incidental para el cine, en España y Estados Unidos. Maestro y alumno han sido profetas en su tierra, ya que fueron nombrados Hijos Predilectos de Jumilla.
Fue premiada por Radio Nacional de España y transmitida en directo desde la ciudad de Málaga
('Los Gerifaltes' también contiene, para los espíritus avezados –amén de la gracia y el colorido de una 'zarzuela grande' con trazas de ópera, en una época de manolas y chisperos–, una crítica social pintada de humor. Su trasfondo ridiculiza a esos gerifaltes que componen el grupo de los poderosos prepotentes, que se tienen a ellos mismos por hijos de la 'polla roja'. Algo que en Jumilla se asimila a la gallina que se cree gerifalte, ese pájaro enorme, ostentoso y con aficiones de ladrón de guante blanco. Solo hay que fijarse en el baile de máscaras pretenciosas y ridículas, en el palacio de la condesa de Rosamar, una de las protagonistas de esta zarzuela ya felizmente recuperada).
Reseña crítica de Las Provincias (2-11-1951)
El público hizo repetir varios números, en un Apolo abarrotado
PorTraspunte
Hemos de comenzar dejando sentado al franco éxito que los autores consiguieron con su obra; para ello Santos ha compuesto una música sincera y sencilla. Inspirada en motivos populares, netamente española; en ella se sigue la línea melódica tradicional de este género, pero llevándola a una altura verdaderamente envidiable. Muchos números de los tres actos fueron obligados a repetir, pero de entre todos ellos destaca una romanza de Francisco Bosch, en el primero, y un duetto de Mª Teresa Moreno, en el segundo. Todos ellos muy agradables y constantemente aplaudidos. Finalmente, los tres intérpretes y autores fueron obligados a saludar.
La zarzuela tiene una buena orientación. ¿Qué duda cabe? Un sentimiento españolista con sus aventuras, sus palacios, sus mesones, amores y amoríos, y duelo final. Ello surtido literariamente con romances 'de estil'. Un cuadro, que sin ser goyesco, nos presenta, tendencias ambientales de tales tiempos.
Música sincera y sencilla, inspirada en motivos populares, netamente española, a una altura verdaderamente envidiable
La música es de las que se dice que 'sirven al libro'. Fácil, muy pegadiza, sin pretensiones técnicas y a propósito para que los cantantes luzcan sus facultades, mérito principalísimo en el arte escénico, y que si es precioso puede prescindir de originalidad y personalidad.
El público recibió muy bien letra y música, aplaudió algunas escenas y parlamentos. Aplaudió asimismo la partitura, hizo repetir varios números entre los acaso mejor logrados: los de ambiente chispero-madrileño, así como un intermedio-gavota. Los locutores de radio hubieron de dar gracias al público que de tal modo acudiera a llenar 'a reventar' el teatro de Apolo'.
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