«Me multaron por no llevar chaleco reflectante»
Antonio Guillamón Buendía, 'El Palomita' Vendedor ambulante
PALLARÉS RIPALDA
Lunes, 31 de mayo 2010, 03:07
Se gana la vida, desde que era un chiquillo, en la calle empujando uno de los dos carros que tiene, hechos artesanalmente y con ruedas de bicicleta. «Uno lo he heredado de mi padre, que se jubiló hace diez años», explica con orgullo Antonio Guillamón Buendía mientras prepara su tienda flotante para una jornada que empieza a las 17.00 horas y culmina a las 21.30 horas.
-Lo suyo viene de familia...
-Soy la tercera generación que se dedica a esta venta ambulante. Comenzó mi abuelo, al que llamaban 'Moico', luego siguió mi padre que fue el primero conocido como 'El Palomita' y ahora soy yo. De momento parece que la saga se acaba. Ninguno de mis hijos apunta a seguir la tradición.
-Éste es un negocio de mucho empuje...
-Yo empecé hace 40 años, siendo un crío, acompañando a mi padre. Luego me independicé con mi propio carro y ahí sigo, empujando a mi negocio para delante.
-¿Hay mucha competencia?
-Tienes que sacarte una licencia municipal que es la que te permite instalarte en la calle. El Ayuntamiento es el que te señala el lugar. Cuando se jubiló mi padre a mí me concedieron su puesto, en la Gran Vía, delante de la antigua Galerías Preciados. Antes había estado en la plaza de la Cruz y en la plaza San Bartolomé, pero...
-¿Qué?
-En Semana Santa empiezan a aparecer forasteros con carros que no tienen ningún permiso ni licencia. Nadie se mete con ellos y eso sí que nos afecta a los legales. La Policía tenía que estar más encima. A mí hasta han llegado a ponerme una multa por no llevar chaleco reflectante cuando iba con el carro por la calle.
-¿Sigue vendiendo los mismos productos que al principio?
-Cuando estaba con mi padre lo que se despachaba era patatas fritas y palomitas. Eso era lo que más se demandaba. Entonces, recuerdo que cobrábamos por reales y acudíamos a las fiestas de los pueblos vecinos.
-¿Y ahora?
-Las palomitas siguen siendo la estrella, tanto las saladas como las carameladas. Las primeras las hacemos al momento y se venden calentitas. Los más pequeños lo que más piden son los gusanitos blancos. Hay otros de queso que gustan a los más mayorcicos y sobre todo a las mamás.
-¿Tiene algún secreto culinario?
-Si las palomitas me salen tan buenas es porque utilizo aceite de oliva. Yo no gasto de otra clase.
-Además de las palomitas, ¿tiene algún otro producto de fabricación propia?
-Las almendras garrapiñadas, que también me salen muy buenas. Los gusanitos y las pipas las compramos ya envasadas.
-Por lo que se aprecia en el carro, también han incorporado juguetes como mercancía...
-No es juguetería. Se trata de baratijas que es lo que nos autorizan.
-¿Se nota la crisis?
-Y mucho. En mi caso desde que quitaron las pesetas y pusieron el euro sigo vendiendo las bolsas de palomitas al mismo precio, un euro. Hay gente que le parece caro, pero puedo decir que algún día no saco más de doce o catorce euros. Ni para pipas, aunque suene a chiste.
-¿Creo que tiene una sucursal en Torrevieja?
-Mi abuelo era de allí y allí empezó. Luego mi padre también acudía y lo mismo hago yo. En Murcia, en verano no hay quien pise la calle. Ahora me voy y vuelvo en septiembre. También pago mi licencia con aquel ayuntamiento.
-¿Qué le vende a los veraneantes?
-Introduzco otros productos como las chufas, los altramuces y el coco.