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José María Bru, Carmen Martínez, Noelia Cánovas y Serafín Carrión.
«Nunca pierdes el miedo, pero aprendes a disfrutar cada día»

«Nunca pierdes el miedo, pero aprendes a disfrutar cada día»

Cuatro pacientes comparten su visión de la enfermedad desde un enfoque «positivo y también necesario»

Marta Semitiel

Domingo, 5 de febrero 2017, 02:24

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A varios de ellos se les nubla el rostro al recordar el momento en que recibieron su diagnóstico. Otros se emocionan y no pueden contener las lágrimas, a pesar de que han pasado años desde que el cáncer llegara a sus vidas a quedarse para siempre. «Nunca pierdes el miedo, los que tenemos o hemos pasado esta enfermedad vivimos en un estado de alerta constante», reconoce Fernando Vivancos, operado de cáncer de colon a sus 40 años. Él es uno de los que todavía se encuentra en esa etapa que llaman «periodo de riesgo». Apenas hace un año de su intervención, pero Fernando ya es capaz de verle el lado positivo a su experiencia: «He adquirido una perspectiva diferente del mundo y de mi propia existencia, lo veo todo de forma mucho más sencilla, he aprendido a valorar lo que es realmente importante y me ha hecho disfrutar más cada día, porque tienes mucho más presente que la vida es muy efímera», asegura.

La experiencia se repite para Noelia Cánovas. Diagnosticada de cáncer de ovarios con apenas 28 años, esta murciana, fiel defensora de «un enfoque positivo sobre el cáncer, porque es necesario», enarbola su aprendizaje emocional como bandera al ser preguntada por su enfermedad. «Me encontraron el tumor y al mes estaba operada. Me lo quitaron todo, porque se había extendido. Pero el cáncer me ha traído muchas cosas buenas, he conocido a gente maravillosa y me ha unido más a mi familia, a mi pareja, a mis amigos. Además, gracias al cáncer he aprendido a escucharme, a valorarme y a pedir lo que necesito, a reconocer que no soy tan fuerte».

Noelia ha conseguido transformar una experiencia traumática en un viaje de crecimiento y autoconocimiento a través de sus emociones, por eso, cuando piensa en el mensaje que ella le daría a una mujer recién diagnosticada de cáncer, responde sin dudar: «Le diría que se permita expresar y sentir en cada momento lo que de verdad sienta. Cuando esté enfadado, que grite; cuando necesite llorar, que llore».

De esas emociones sabe mucho Carmen Martínez, que dice haber perdido la cuenta de las veces que fue ingresada e intervenida por su cáncer de faringe. «Yo animaría a cualquier persona recién diagnosticada, pero no me atrevería a decirle cómo es el proceso que tiene que pasar para curarse», sentencia. Carmen no tiene problema en reconocer que su tratamiento «fue tan duro, que hubo momentos en los que no quería curarme. Quería coger el coche para irme a las vías del tren, pero estaba tan débil que no podía sentarme al volante», relata. ¿Y ahora que ya puede conducir, por qué no lo hace? Entonces ríe y celebra su vida: «No, no. ¡Ahora ya, para qué!».

Visibilidad para todos

Noelia y Carmen comparten, además de enfermedad y afán de superación, la sensación de que unos tipos de cáncer son más visibles que otros. «Se lucha y se investiga mucho para el cáncer de mama, que parece que es el único que le afecta a las mujeres, pero nadie dice nada de otros tipos de tumores como los nuestros, y no es justo», lamentan.

La misma percepción tienen José María Bru y Serafín Carrión, ambos operados de laringe, un tipo de cáncer que «parece ser el cáncer de los alcohólicos y del tabaquismo, pero no. Aunque es cierto que son elementos que aumentan las probabilidades de padecer un cáncer, hay personas que también lo sufren y que se salen de ese patrón», recuerda Carlota Iglesias, la logopeda con la que aprenden a hablar de nuevo en la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).

¿Qué consejo darían ellos a un recién diagnosticado de cáncer de laringe? «Que se informe de cómo es la enfermedad, porque los médicos no suelen decirte cómo te vas a quedar», responde Serafín. «Yo incluso pregunté si podían ponerme una laringe nueva, pero me dijeron que no, que todavía no las hacen», bromea. Para José María, la respuesta es automática: «Le diría que no tuviera miedo, que la vida sigue y que no se preocupara más de lo normal».

Vida después del cáncer

Las experiencias vividas dentro del sistema sanitario fueron diferentes para cada uno de estos cinco pacientes, ya expertos en tratamientos contra el cáncer. Entre las críticas, reclaman un mejor reparto de los recursos o una adecuación personalizada de los fármacos más agresivos. Los cinco entrevistados mostraron en todo momento su agradecimiento al personal de Oncología que les atendió durante todo el proceso.

¿Cómo es la vida después de haberse enfrentado a esta enfermedad? La respuesta es parecida para los cinco entrevistados, apenas unos matices cambian en función de la boca que pronuncia las palabras. «Si lo superas, por supuesto que hay vida. ¡Después y durante! Y debe ser mucho más plena. Porque pasar por una experiencia tan dura te hace valorar cada instante». Vivancos titubea unos segundos y añade: «Sí que hay vida, ¡debe haberla!... por favor».

Todos coinciden, sin embargo, en la existencia de dificultades para retomar esa vida después del cáncer o convivir con él. «Soy funcionario y creo que la incorporación al trabajo después de la intervención es demasiado brusca. Yo la haría más paulatina, ir a a ratos o tener la posibilidad de acogerte a una media jornada», razona Fernando Vivancos.

Los cinco valientes protagonistas de esta historia pertenecen a la Asociación Española Contra el Cáncer, a la que 'La Verdad' da las gracias por su colaboración para la realización de este reportaje.

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