Estas son las enfermedades que puede revelar el estado de tu pelo
Un solo centímetro de cabello almacena un mes entero de información biológica
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El pelo es una de nuestras señas de identidad. De ahí el drama cuando te lo cortan más de lo que querías, lo tiñes de ... un color que no te favorece o empiezas a notar que se cae más de la cuenta y la coronilla queda despoblada. Pero el cabello no solo nos define estéticamente. Su aspecto, ritmo de crecimiento, textura e incluso el lugar donde crece –o desaparece– funcionan como un chivato muy fiable de nuestro estado de salud. De hecho, un solo centímetro de pelo almacena un mes entero de información biológica y su análisis puede detectar desde consumo de drogas hasta intoxicaciones, nivel de estrés, alteraciones hormonales o también falta de nutrientes.
Además de funciones tan importantes como evitar la pérdida de calor o impedir que el sudor nos entre en los ojos, el cabello es un «espejo sorprendentemente fiel» de cómo nos encontramos por dentro. «La genética, los procesos hormonales o la edad son algunos de los factores que más afectan al aspecto y crecimiento del pelo, tanto por exceso como por defecto», adelanta la dermatóloga Claudia Bernárdez, especialista en tricología y autora del libro 'La biblia del cuidado del cabello' (Ed. Zenith). Estas son algunas de las enfermedades que se esconden detrás de una melena sin vida, un pelo quebradizo o incluso un exceso de vello en la cara o la espalda sin explicación aparente.
Cuando crece más de la cuenta...
El cabello es «extremadamente sensible» a los cambios hormonales. Y una de sus consecuencias es la hipertricosis, un síndrome que se caracteriza por un sobrecrecimiento del vello por diferentes partes del cuerpo. «En la mayoría de los casos se trata de una reacción del organismo al empezar a tomar medicamentos como la fenitoína (tratamiento para la epilepsia), aunque también puede deberse a enfermedades como la anorexia o el sida», aclara Dan Baumgardt, investigador de la facultad de Fisiología, Farmacia y Neurociencia de la Universidad de Bristol.
La espina bífida es otra de las enfermedades que hacen que el pelo crezca en partes del cuerpo donde no debería hacerlo, al menos en esa cantidad. En este caso, aparecen mechones cerca de la base de la columna vertebral en los recién nacidos. «El hirsutismo también suele ser un indicador de niveles elevados de testosterona en mujeres y la causa más común es el síndrome del ovario poliquístico, aunque también puede deberse a alteraciones renales o determinados tumores», añaden en la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Cuando empieza a caerse sin motivo aparente...
Sin embargo, lo que nos suele llamar más la atención y nos pone sobre la pista de que algo no va del todo bien es la falta de cabello. El pelo es el segundo tejido del cuerpo que más rápido crece –la médula ósea es el primero– y mantener ese ritmo requiere de mucha energía, por lo que cualquier pequeña alteración en nuestro organismo le afecta de alguna manera. «Cuando el cuerpo está enfermo o tenso, interrumpe los procesos menos esenciales para su supervivencia como el crecimiento del cabello para redirigir esos nutrientes a otras partes del cuerpo que los necesitan más. Por eso es frecuente que después de un periodo de estrés o fiebres altas se produzca una caída repentina del cabello», explican los expertos.
«Generalmente, el pelo se nos cae porque hay algo que no deja que la raíz funcione bien y su forma de protegerse es frenando su crecimiento. Cuando estas caídas son mayores de lo normal, reciben el nombre de efluvio telógeno y pueden llegar a ser muy agobiantes para la persona que los padece aunque no suelen ser graves. Digamos que lo normal es perder entre 100 y 150 pelos cuando nos lavamos la cabeza, pero tenemos que tener en cuenta que esta caída es acumulativa. Es decir, si estamos dos días sin lavarnos el pelo, el tercero se nos caerán 450», tranquiliza la doctora Bernárdez.
Dietas muy restrictivas, pérdidas bruscas de peso o trastornos alimenticios como la anorexia también pueden desencadenar una caída repentina del cabello. La falta de hierro (anemia ferropénica) suele manifestarse en forma de cabello fino, quebradizo y una caída generalizada y gradual del pelo. El hipertiroidismo y el hipotiroidismo también pueden alterar el ciclo natural del crecimiento del cabello. En los casos más graves, se afinan hasta las cejas.
¿Y la calvicie típicamente masculina? Se produce en el nacimiento del pelo y en la coronilla y lo que suele ocurrir en estos casos es que la testosterona «acorta la fase de crecimiento del cabello y lo hace más fino. La mayoría de los hombres que padecen este tipo de alopecia empiezan a perder pelo a los 20-25 años», explican los especialistas. Por el contrario, la calvicie de patrón femenino «suele afectar primero a la línea frontal del cabello. Y más que una pérdida completa del cabello, lo que provoca es un adelgazamiento capilar. Es frecuente que ocurra antes y después de la menopausia».
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