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El bañador vuelve para quedarse

El traje de baño ya no es para mujeres mayores. No hay colección de moda que no incluya uno

ESTER REQUENA

Martes, 16 de agosto 2016, 12:45

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Que la todopoderosa Kim Kardashian se enfundase un bañador para dar la bienvenida al verano ya daba una pista. Su elección, avalada por casi un millón y medio de seguidores en Instagram, no fue al azar. Ni una estratagema femenina para disimular barriguita o estilizar su curvilínea figura. Ahora lo último para ir a la playa o la piscina es el traje de baño. Adiós al dilatado reinado del biquini justo cuando acaba de soplar 70 velas.

No solo lo dice, o más bien se lo pone, la mujer de Kayne West. También la espectacular modelo Gigi Hadid se ha unido al clan. Hasta la mismísima Kendall Jenner, hermanastra de Kardashian y chica del momento, luce la prenda con garbo. No hay 'it girl' que no cuente con un bañador en sus mediáticos vestidores. El traje de baño ha vuelto para quedarse después de un duro -y largo- destierro de nuestras costas. Palabra de Beyoncé, Irina Shayk, Selena Gomez... Todas se han apuntado a presumir de tipo en 'swimsuit', como ahora se denomina a este clásico en el mundo 'fashion'.

«Hubo un momento en el que casi estaba mal visto llevar bañador. Todo el mundo se colocaba un biquini tuviese el cuerpo y la edad que tuviese», recuerda Nuria Sardá, directora creativa de la firma Andrés Sardá. Lo de que una chica joven se enfundara un traje de baño de una pieza era impensable... salvo para practicar algún deporte acuático. Había quedado restringido, tanto en playas como en piscinas, a las mujeres más mayores y con peor silueta. Las adolescentes lo veían como un rareza que en su vida se pondrían...

Hasta hoy. Porque en el mundo de la moda nunca se pueden hacer afirmaciones tan categóricas. Los caprichos del sector han cambiado el chip: ya no se trata de tapar chicha o de disimular curvas con esta pieza que nació a mediados del siglo XIX con un diseño muy distinto al actual, es que se ha convertido en un imprescindible estival para las seguidoras de las últimas tendencias. Un cambio brutal, pero real como la vida misma. Cuenta Sardá que hace más de un lustro, tras una sesión de fotos con sus diseños, una de las modelos le pidió quedarse con un bañador «¡porque decía que en su vida había tenido uno!». Ahora, la 'rareza' llega con fuerza para quedarse... al menos un par de años.

Y no solo nuestros arenales dan fe de ello. También las cifras de las marcas españolas lo corroboran. «Esta temporada hemos notado bastante el boom, aunque esto ya se venía venir desde 2014». Lo dice Dolores Font Cortés, la segunda generación al frente de Dolores Cortés, firma fundada en los años 50.

¿Y antes?

Antes habíamos llegado a una situación en la que los biquinis prácticamente suponían entre el 80 y el 90 por ciento de las ventas.

Todavía no ha desaparecido la tiranía del dos piezas -«aún se despachan más»-, pero ya ha cedido terreno en esta particular guerra. «Aproximadamente un 40 por ciento de las ventas son de bañadores», recalca Font Cortés. Por los diseños de la firma que ahora lidera se puede conocer la evolución del traje de baño en España. Un repaso que terminaría, de momento, con el que han preparado en exclusiva para el equipo nacional de natación sincronizada.

Sus modelos también se colaron en la maleta de Lara Álvarez en la última edición de 'Supervivientes'. «Hace un tiempo, las 'celebrities' solo pedían biquinis. Ahora, ya incluyen en su lista algún que otro traje de baño», enfatiza la empresaria. Y presumen de ellos -mucho, además- en sus redes sociales. La modelo Malena Costa elegía uno rompedor para lucir sus milagrosas curvas postparto solo dos semanas después de recibir a Matilda. Incluso la actriz Paula Echevarría, fiel usuaria del dos piezas, como dan fe sus estilismos vacacionales, se ha enfundado en uno de leopardo en sus estancias en Cádiz y Cantabria.

Pero aún quedan más señales de este boom veraniego. Hubo temporadas en las que era misión imposible encontrar rastro alguno de esta prenda en las colecciones de baño pensadas para las jóvenes. Solo existían los biquinis, de todo tipo y condición, por cierto. Eso ha cambiado y ya siempre se incluye alguno. «Eso sí, con diseños pensados para ese tipo de público, que quiere ir a la moda con prendas que les sienten bien», enfatiza Font Cortés al hilo de su propia experiencia.

Juegos de creatividad

Más allá de las tendencias, los estilistas lo tienen claro: la prenda única estiliza más a todas las mujeres. Sin olvidar que, por su diseño más tapado, ayuda a camuflar algunas imperfecciones. A veces con cierta ayuda extra. «Nosotros les ponemos un forro finísimo, pero con mucha licra, que te hace efecto 'shape', una especie de faja finita que cumple su cometido y que nadie nota», desvela Nuria Sardá. También da más juego a los diseñadores, que pueden lucirse en estas prendas por contar con una superficie mayor para dar rienda suelta a su creatividad. Otro punto a favor: los bañadores 'visten' más que los dos piezas a la hora de sentarse a la mesa en el chiringuito.

Obviamente, no todo son pros. Hay contras. Muchas mujeres consideran fundamental conseguir un bronceado uniforme y ahí el biquini gana: más piel al aire es igual a menos marcas. Atrás quedó eso de que el conjunto de braga y sostén es un símbolo de la liberación de la mujer, como ocurrió en los años en los que Marilyn Monroe, Brigitte Bardot o Ursula Andress lo lanzaron al estrellato en sus sugerentes posados.

Los bañadores del siglo XXI también se han renovado con vistas a 'enseñar' en vez de tapar. En un simple repaso a los escaparates, podemos ver que abundan los escotes pronunciados y cortes de lo más sexy. «A veces, el tamal (la parte de tela que va de la cadera a la axila) casi se une con la sisa y da lugar a piezas muy abiertas, un poco al estilo del rojo que Pamela Anderson lucía en 'Los vigilantes de la playa' en los años 90... pero modernizados», resalta la directora creativa de Andrés Sardá. Una opción al alcance de las más atrevidas, pero también con un buen cuerpo. Taylor Swift o Miley Cyrus ya lo han probado con estampado patriótico incluido.

Aunque hay tendencias para todos los gustos. Desde el toque 'sport chic', con cremalleras y redes, a estampados en los tonos del momento -verdes, corales y sorbetes-, con escotes en uve o palabra de honor. Sin olvidarnos del clásico estilo marinero de inspiración 'vintage', pero renovado. O los lisos de toda la vida con espectaculares espaldas troqueladas y laterales con transparencias, cuerdas, zonas en macramé, fruncidos, aberturas...

Eso en lo que se refiere a esta temporada, pero en los talleres del sector ya se trabaja, y desde hace meses, en el verano que viene. Las nuevas colecciones de baño llenarán en un mes la pasarela madrileña Mercedes Fashion Week. Y el traje seguirá reivindicando su sitio. «Tendremos un predominio importante de piezas únicas; no me atrevo a decir bañadores porque son diseños enteros muy especiales y con mucha fuerza», desliza Font Cortés sobre su desfile del próximo 17 de septiembre. Ni desde esta marca ni desde Andrés Sardá, que se subirá a la pasarela un día antes, se atreven a revelar mucho de lo que se avecina en 2017. Aunque les arrancamos una confesión más: «El año que viene todavía veremos más bañadores a la orilla del mar».

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