Estos días están siendo tristes por muchos motivos. Enciendo la televisión y veo a 3.000 energúmenos manifestándose contra las medidas para frenar la pandemia.
«¡Queremos ver el virus!», gritan. Pienso que hay que tener cuidado con lo que deseas cuando lo que deseas mata. No les sirven los 775.000 muertos que calcula ya la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos en todo el planeta. «¿Dónde están los cuerpos?», decía otro hace unos meses, cuando ya habíamos podido ver el interior del Palacio de Hielo de Madrid a rebosar. Querría, supuse entonces, abrir los féretros uno por uno y hacer sus propias autopsias.
Este año la actriz Lucía Bosé se fue tras una neumonía por Covid, pero su hijo Miguel dice que el virus no existe. El otro día el artista difundió la prueba definitiva. Publicó en sus redes un gráfico sobre la relación entre los países con mayor vacunación por gripe y la mortalidad en la pandemia. «¡Nos quieren matar!», escribió. Aparecían como ejemplos España, Bélgica, Reino Unido, Estados Unidos, Italia, Irlanda y Holanda, todas con altas cifras de vacunación y también de muertes.
A él y a sus seguidores les puedo recomendar una página web para seguir indagando en las verdades ocultas. Se llama 'Spurious Correlations' y se dedica a emparejar gráficas que muestran correlaciones entre dos medidas que no tienen nada que ver entre sí. Así podemos comprobar cómo el número de personas que mueren ahogadas en piscinas cada año es directamente proporcional al número de películas en las que aparece Nicolas Cage o cómo la tasa de divorcios en el estado de Maine y el consumo de margarina per cápita viajan de la mano en las series históricas desde hace años.
Apago la tele. La realidad es a veces tan ridícula que no hay quien la soporte. Los sanitarios, mientras tanto, vuelven a ver al virus más cerca de lo que querrían. Con ellos hay que estar ahora.
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