Brandywine
Es todo tan bello, tan delicado... en el Brandywine Museum of Art
Noelia Ibáñez
Domingo, 27 de julio 2025, 08:38
Mi buena amiga Laura Coleman, directora del máster de museos y liderazgo en Drexel University de Philadelphia, hizo de cicerone durante nuestra estancia en Pennsylvania. ... Ella y 'Vera', su Toyota FJ Cruiser, nos descubrieron muchos lugares; Liberty Bell, Independence Hall, Barnes Foundation, State Penitentiary, Philadelphia Museum of Art, Elfreth's, The Franklin Institute, y otros sitios donde paladear la cocina americana, The Cheesecake Factory, con su amplia variedad de tartas de queso; Cracker Barrel, cadena de restaurantes y tiendas de carretera, donde comer la tradicional cocina sureña, y, nuestro protagonista de hoy, Brandywine Museum of Art, el Museo de Arte del Río Brandywine.
'Vera', Laura, Olivia y yo emprendimos camino hacia el condado de Chester. Dejamos atrás la ciudad y su ruido, para en algo menos de una hora, llegar a la vida tranquila, al sonido de la naturaleza, un entorno de tonos verdes y una luz brillante, casi era primavera. Un camino de tierra previo nos encamina hacia un antiguo molino harinero del siglo XIX. Al entrar se respira placidez y lentitud, nos recibe un retrato de Andy Warhol. En las paredes, tablas y lienzos con naturalezas muertas, paisajes y personas, de témperas ocres y neutras, todo es, de una factura exquisita. Paseas entre acogedoras salas, que se conectan a través de sendos vestíbulos acristalados con vistas al río; la luz y el agua se reflejan. Es todo tan bello, tan delicado. Brandywine es un museo de arte con una conexión profunda con el artista estadounidense Andrew Wyeth, nacido en Chadds Ford en 1917. Wyeth creó imágenes atemporales, inspiradas en las personas y paisajes de Chadds Ford y de la costa de Maine, donde pasaba cada verano. Sus obras pueden verse en la National Gallery of Art, Washington DC; en el Museum of Modern Art, NYC, y en el Museo Nacional Thyssen Bornemisza de Madrid.
Y, entre tanto, tomamos una rica comida americana con vistas a Brandywine. Laura llevaba sus cañas en 'Vera'. Pescamos en el río. Fue único, divertido y diferente. Reímos, fuimos felices. Y en el trayecto de vuelta a la ciudad, pensamos que debíamos compartir este lugar.
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