Ariel Rot: «Queremos recuperar en San Javier la vieja ceremonia del rock y de la música popular»
El ilustre argentino une fuerzas con el gran Kiko Veneno para protagonizar una de las citas ineludibles del 52 San Javier Festival
Charlar con Ariel Rot es como descorchar una buena botella de vino junto a un amigo, brindar por los momentos vividos, guiñar un travieso ojo ... a la nostalgia y dejarse llevar por la reflexión atinada, la conversación deliciosa y la sabiduría de quien ha vivido y cantado de (casi) todo. Ya fuera en su etapa en bandas tan fundamentales como Tequila y Los Rodríguez o en una carrera solista repleta de trabajos mayúsculos, el argentino, excelso guitarrista y compositor y personalísimo cantante, es un valor seguro si hablamos de elegancia, estilo y grandeza musical anclada en las coordenadas de lo aparentemente sencillo. Para su nueva aventura, motivada tras su experiencia televisiva con el maravilloso 'Un país para escucharlo', Rot se ha lanzado a la carretera con otro ilustre, Kiko Veneno, conformando así una pareja artística de auténtico ensueño que aterriza el próximo sábado en la 52 edición del San Javier Fest. Hablamos con Ariel.
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Qué Concierto de Ariel Rot y Kiko Veneno en San Javier Fest.
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Cuándo Concierto de Ariel Rot y Kiko Veneno en San Javier Fest. Sábado 20 de agosto, a las 22.30 horas.
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Dónde Auditorio Parque Almansa (San Javier).
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Cuánto 30 euros.
–Comenzaron la gira en enero de este mismo año y, desde entonces, cada uno de los conciertos que han realizado ha sido recibido con toneladas de cariño y admiración. Desde dentro, ¿cómo han vivido estos primeros meses de experiencia?
–Con mucha felicidad. Es un proyecto muy nuevo y distinto, no se parece a nada de lo que he hecho anteriormente. Es como cuando empecé a hacer radio y descubrí una nueva manera de comunicar o la experiencia en el programa. Para mí no es solamente una gira, es un suceso. ¿Por qué? Porque estoy tocando con músicos distintos, que no vienen especialmente del rock, aunque también lo tocan y estoy participando en la fusión con la banda de Kiko. Toda esa parte musical que se arma interpretando nuestras canciones es sorprendente e innovadora. Refrescamos nuestro propio repertorio y creamos uno nuevo común en el que están pasando cosas nuevas constantemente. Además, meterte en el mundo de Kiko es fascinante. Y, por supuesto, también está el mismo espíritu del proyecto, que es tener dos o tres invitados que aporten, se integren y jueguen con todas esas cartas que les ofrecemos.
«Me encanta escucharle cantar estrofas de mis canciones. A nivel musical, es una unión muy alimenticia»
–Antes de continuar hablando en términos estrictamente musicales, y ya que citaba el fabuloso 'Un país para escucharlo', ¿cree que hay solución para la maltrecha relación que mantienen la televisión y la música en nuestro país?
–Da la sensación de que no estamos avanzando mucho porque en vez de mantener un programa que funcionaba, o suplantarlo por algo parecido, directamente lo han abandonado. La música en la televisión no se ha tratado, se ha maltratado. Nos han hecho hacer playbacks durante años, lo cual hace muy flaco favor a la hora de crear una escena y un país que siga creciendo y donde la música ocupe el lugar que merece. Es realmente inexplicable. No soy muy optimista en este tema porque llevo unos cuarenta años, más o menos, en esto y no he visto un cambio sustancial en ningún momento.
–Volviendo a la gira, le diré que me recuerda un poco a la mítica Rolling Thunder Revue de Bob Dylan por lo que tiene de experiencia libre, desprejuiciada, juguetona y festiva. Además, comparten esa intención de romper los tópicos que rodean a los denominados 'conciertos con invitados'. ¿Cómo lo hacen para evitar este modelo de directo tan característico?
–Forma parte del espíritu. Por un lado, en mi experiencia como invitado, me da siempre la sensación de que subir a tocar un tema no termina de ser del todo satisfactorio. Siempre se hace muy corto y uno tarda en sentirse cómodo en el escenario. Yo, personalmente, cuando más disfruto es cuando me dejan tocar varias canciones. Por eso, a los que nos gusta disfrutar de ese momento queremos que el bloque del invitado en esta gira sea un momento en el que se adueñe del escenario y pueda desarrollar todo su potencial. Lógicamente es muy importante dar con la gente y este proyecto tiene esa pequeña complicación, especialmente ahora que es una etapa de agendas complicadas por el verano. Pero la tripulación oficial de este proyecto somos amantes de la música, disfrutamos de ella y queremos que se produzca esa ceremonia, esa especie de trance, tanto arriba como abajo del escenario. Queremos recuperar [en San Javier] la vieja ceremonia del rock y de la música popular.
«La música en la televisión no se ha tratado, se ha maltratado»
Improvisación
–Respecto a esa libertad a la que hacía referencia antes, ¿qué papel juega la improvisación en estos conciertos?
–Nosotros no nos podemos permitir ensayar en cada concierto y tener todo absolutamente controlado, así que tenemos que dejar un espacio para la sorpresa, el caos y la confusión (risas). Y la gente creo que también siente esa atmósfera en la que no hay un arreglo totalmente estipulado, las cosas se van inventando y contamos con muy buenos recursos para poder soltarnos. Yo siempre doy lugar a la improvisación instrumental, porque hay una red de seguridad que es una canción que ya he interpretado muchas veces, pero claro, aquí estamos tocando muchas veces por tercera o cuarta vez un tema y se genera esa sensación de vértigo de crear en el momento. Nos sentimos como si fuésemos músicos de jazz y nos dejamos llevar, sobre todo porque, evidentemente, todos los músicos que estamos ahí tenemos solvencia para poder hacerlo.
–¿De qué manera ha evolucionado su manera de trabajar con otros artistas a lo largo de los años?
–Cada situación es distinta y nueva. Hay colaboraciones que tienes un margen más estrecho, pero yo siempre procuro intentar sorprender y al mismo tiempo que la canción crezca. El programa me ha dado la posibilidad de desarrollar mucho esa capacidad de improvisación y ese instinto para entender la canción casi a tiempo real. Tiene mucho que ver con lo que hemos hecho toda la vida más allá del escenario y que para mí es lo más importante de la música, es decir, juntarte con gente y tocar después de comer o tomándote un vino en casa.
«Para mí esto no es solamente una gira, es un suceso»
–¿Cómo ha sido su labor como guía a la hora de introducir a una personalidad como la de Kiko Veneno en un universo musical tan característico y personal como el suyo?
–Kiko tiene total libertad para hacer lo que quiera en mi casa (risas). Hablamos de una personalidad tremendamente definida, clara y sorprendente. La verdad que me encanta escucharle cantar estrofas de mis canciones. A nivel musical, es una unión muy alimenticia en la que realmente creo que los dos crecemos mucho y las canciones también. Obviamente hemos trabajado mucho antes para encontrar los puntos comunes en los que sentirnos cómodos el uno con el otro y la medida en la que participar en uno u otro tema. En todo caso, es un gusto estar con Kiko, charlar, diseñar cada concierto y pensar en cada canción con él.
Paciencia
–Por último, como grandísimo admirador de su música, no puedo evitar preguntarle por sus planes de cara al futuro en lo que respecta a su carrera solista. Hace ya seis años desde la publicación del formidable 'La manada', ¿anda pensando ya en un próximo trabajo que calme nuestra sed de nuevos temas?
–Yo lo siento (risas). A ver, va por etapas. Desde la separación de Los Rodríguez he tenido combates creativos constantes y he estado totalmente enchufado en la composición, pero en los últimos tiempos me he relajado. Me da la sensación de que es algo que responde también a los años, porque no soy al único que le pasa. Confío en tener en algún momento la paciencia de organizar y terminar toda la música que sigue sonando en mi cabeza. Saber que hay gente que espera un nuevo disco siempre es una buena noticia, porque yo pienso siempre lo contrario: ¿realmente el mundo necesita un disco más de Ariel Rot?
«Tenemos que dejar un espacio para la sorpresa, el caos y la confusión»
–Hombre, yo no puedo hablar por el mundo, pero a mí me encantaría (risas).
–Bueno, ya veremos. De momento he estado con otras cosas y no he conseguido ese nivel de concentración y de capacidad de trabajo que tenía en otros momentos. Soy muy sincero en esto. Pero me gustaría actualizar un poco mi relato, a ver si es posible.
–En cualquier caso, si decide descansar, nos ha dejado una colección de trabajos más que suficientes como para hacerlo sobrado de orgullo y con la cabeza bien alta.
–La verdad es que me gusta mucho mi repertorio (risas). Y eso también me impone cierto respeto a la hora de empezar a trabajar, porque cuando uno inicia un nuevo proceso lo hace con ideas malas (risas). Llegar al momento en el que alcanzas ese entrenamiento y empieza a surgir algo realmente interesante es un trabajo que implica cierto sufrimiento. Y a veces tengo la sensación de que, bueno, ya lo hice, así que, si no sale de una manera fluida y natural, ¿por qué entrar en ese combate?
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