Jawad Romaili: «Sigo pensando que el ser humano es bueno de por sí, lo que pasa es que se corrompe o lo corrompen»
«Yo llevo aquí 36 años, es decir, más de la mitad de mi vida. ¿Acaso soy extranjero o inmigrante todavía?»
Jawad Romaili (Youssoufia-Safi, Marruecos, 1983), abogado con despacho en Murcia, presidió la Asociación de Jóvenes Juristas en la Facultad de Derecho de la UMU (« ... trajimos a todos los ministros de Justicia a Murcia»] y es hoy vicepresidente de la sección de Derecho de Extranjería y Asilo del Ilustre Colegio de Abogados de Murcia. Vive en España desde los 9 años. «Cuando llegué en noviembre de 1992 no sabía decir ni hola en español», recuerda. Aquí hizo «la famosa EGB», el BUP, estudió Derecho en la Universidad de Murcia, hizo un máster en la Universidad de Alcalá de Henares y otro en la UMU, y el año que viene tiene previsto reengancharse al doctorado. «No tenía conexión con el mundo hispano. Mi madre nació en Bélgica. Los miembros de nuestra familia que emigraron fueron a países francófonos. Mi padre, que se dedicaba al comercio en Marruecos, vino a España en 1987 por vez primera buscando un futuro mejor para todos».
En todo este tiempo no ha dejado de viajar a Marruecos, sobre todo, «para acompañar a amigos españoles interesados en conocer la otra orilla». Dice Jawad que los migrantes en España «ya tienen los mismos problemas que la población autóctona, porque ya forman parte de la sociedad de aquí. Están aquí: están en la calle, en las escuelas, en las universidades, en la sanidad pública... Una vez que tienen solucionados sus problemas legales de documentación, los problemas que afrontan son los mismos que cualquier persona: se casan, se divorcian, tienen relación con la administración, con los vecinos, con las comunidades de propietarios... Solo nos queda ir progresando».
-
Un sitio para veranear Las playas de Asilah, en la costa atlántica del norte de Marruecos, y también Tetuán, que fue parte del Protectorado español. En España , para pasar fresquito, Cantabria y Asturias.
-
Un lugar al que volver Portugal. Oporto es una belleza.
-
Qué música le hace bien Me gusta escuchar a Sabina y Diego Torres, y canciones de Siloé.
-
Un libro 'Te receto un gato', de Syou Ishida.
-
¿Tiene enemigos? Si los tengo, no los conozco.
-
¿Cenaría con todo el mundo? Me gusta elegir con quién ceno. Jamás cenaría con alguien que fuera inhumano, sin tripas o envidioso. Lo que más disfruto es la sobremesa con la familia y los amigos, por lo tanto tengo que sentirme a gusto.
-
Un baño ideal Cabo de Palos y Calblanque, en la Región de Murcia
Satisfecho con su vida («tengo buena familia y buenos amigos»), se presenta como un hombre pacífico, tolerante y dialogante: «Nunca he tenido problemas ni en el colegio ni en el instituto ni en la universidad». No ha sido, desde luego, un nini. «Si hay algo que me caracteriza es la responsabilidad. Desde muy joven, además. Al final, como cualquier migrante, vienes aquí y te desarraigas de esa sociedad para arraigarte en otra y asumes otro tipo de responsabilidades que, en mi caso, han derivado en pasiones: la pasión por trabajar, por ayudar, por llegar a la gente y te diría incluso que no es solo por servir y satisfacer a la sociedad, sino porque soy consciente de que, en el fondo, soy un servidor público, y eso es una responsabilidad».
Jawad Romaili vive afincado en una hermosa villa ajardinada de estilo francés reformada con el sello de Manuel Acosta [Okono Arquitectura], con las tonalidades del desierto en la fachada. Una isla de paz en el término de Las Torres de Cotillas donde es el mejor anfitrión. Kombucha artesanal, pastelitos de almendras y cacahuetes, frutas y café al gusto. Por momentos parece que estamos en un exclusivo riad en la medina de Tánger.
-¿Le gusta asumir riesgos?
-Riesgos, los justos. Intento tomar siempre la decisión más correcta. Y me he equivocado muchas veces. Y no me cuesta pedir perdón por ello. Aunque soy discreto en muchas de mis decisiones.
-¿Soñó alguna vez de niño con la vida que tiene hoy a sus 43 años?
-Yo sabía que con esfuerzo sí que podía llegar. Si me esforzaba día a día sabía que podría conseguir lo que estuviera a mi alcance. Todos soñamos en algún momento con tener un tipo de vida, un tipo de relación o de familia, pero sin esfuerzo no lo vas a conseguir. A veces me dejo llevar. Es lo que en el mundo árabe se conoce como 'maktub', que todo está escrito. El control no es tan bueno siempre, a veces hay que dejar llevarse por la intuición. No es fácil encontrar el equilibrio.
-De todo lo que ha pasado estas últimas semanas, con el foco informativo en Torre Pacheco tras la escalada de odio y violencia racista y xenófoba, ¿qué piensa?
-He tenido una sensación agridulce. Hay un auténtico desconocimiento de esa parte de la sociedad que ha sido acogida. Yo llevo aquí 36 años, es decir, más de la mitad de mi vida, casi un 80% de mi vida vivo en España. ¿Acaso soy extranjero o inmigrante todavía? Tengo nacionalidad española desde hace mucho tiempo.
-¿Qué no concibe?
-Yo no concibo que se diga que la sociedad española es racista, es que no me entra en la cabeza. Sí hay una parte que lo es, pero es que el odio no entiende de orígenes. ¿Por qué pensar que muchos niños que se llaman Omar nacidos en España con padres originarios de otros países tienen menos derechos que otros niños nacidos aquí que se llaman José Antonio? Esos niños, probablemente, juegan juntos en el cole, son amigos. Mucha de esa gente violenta que hemos visto no es de Torre Pacheco. Lo que hay es un interés en crear tensión donde muchas veces no la hay. El odio lo puede generar un árabe contra un árabe, o un negro contra un negro. Hay un interés en mostrar que ciertos inmigrantes cometen delitos, al igual que los cometen españoles, y se está intentando hacer creer que la ley no se aplica de la misma forma. Pero pasen ustedes por los juzgados de guardia. Yo estuve de guardia en Cieza el martes y todos los casos que tuve eran de ciudadanos españoles.
«Hay que leer, hay que conocer otras culturas, hay que viajar, y no hay tener miedo ni a los que leen ni a los que viajan ni a los que se interesan por otras culturas»
-¿Qué observa?
-Que se está intentando demonizar o apartar a la población inmigrante, y la intentan excluir, y eso es inconcebible, porque pagan los mismos impuestos de forma directa o indirecta. El IVA lo paga todo el mundo, el que tiene documentación y el que no la tiene. Los campos de Cartagena están llenos de trabajadores inmigrantes, latinos, subsaharianos, magrebíes... cuando veo lo que pasa en Torre Pacheco te llega al alma y te duele. Hay una parte de la población que debe ser visibilizada, porque también aquí hay médicos, profesores, abogados, enfermeros, fontaneros, electricistas... que son también migrantes y también votan. El fin que tiene un determinado partido político ya se sabe, y hay otros partidos, pero el debate va más allá de que seas legal o no.
-¿Le han tentado los partidos para formar parte de un proyecto político en la Región de Murcia?
-Sí, alguna vez lo han hecho. Yo siempre he tenido vocación de servicio público y de ayudar a la gente, y he estado en conexión con el mundo asociativo. He sido presidente durante muchos años de una asociación, la Asociación de Abogados Independientes de la Región de Murcia. No soy ajeno a mi pueblo ni a mi barrio. Siempre he estado atento a dar visibilidad a algo que ahora es invisible, o se quiere invisibilizar. Igual que se dio voz al colectivo LGTBIQ+ para visibilizar esa realidad social, porque son nuestros amigos o son nuestros primos o hermanos, es importante visibilizar la diversidad de orígenes de la sociedad, es una buena forma de acabar con los prejuicios. Y los extremos no nos llevan a ningún lado. Si tú crees en el servicio público, al final te tientan para que formes parte, si no de una lista electoral, de un proyecto social, y ahí todos podemos aportar. Y yo no me he puesto ningún límite.
-Usted se ha especializado en cuestiones migratorias. ¿Por qué?
-Los derechos humanos siempre me han llamado la atención, y ahora estoy trabajando mucho sobre delitos de odio y también en derechos de familia. Muchos extranjeros ya no tienen hoy los mismos problemas que cuando iniciaban su andadura en España. Pues la etapa inicial de su regularización ya quedó atrás y ahora pueden tener problemas penales, civiles, de familia, contenciosos-administrativos... como todos. El derecho es dinámico, igual que la sociedad. Hace años nadie quería saber nada de lo que era la extranjería y la política migratoria, pensábamos que no íbamos a ver lo que pasaba en otros países. Yo siempre advertí que aquí podía suceder algo similar a lo de Francia, España no deja de ser puerta de entrada a Europa.
«Soy un servidor público, y es una responsabilidad»
-El derecho está también para mejorar la vida de la gente.
-Sí, el derecho humanizado. El derecho te hace llegar a lo más alto y a lo más bajo de la sociedad. Te hace ver los extremos. Puedes ver cómo una persona cae en desgracia y puedes ver a la persona más exitosa. Al final, el derecho hace que te humanices con la realidad social, te conecta por completo con la sociedad. Cuando estás con una asistencia en el turno de oficio detectas muchas necesidades apartadas a nivel social. Si trabajas para una asociación del tercer sector estás conectando realidades. Tenemos la percepción muchas veces de que los migrantes que vienen a buscar trabajo no están formados, como si se desvalorara su formación, sin saber el esfuerzo que hayan podido hacer para obtener en sus países un título. A veces pienso que en España no somos del todo conscientes de lo que tenemos hoy en día: me refiero a la política social y al Estado del bienestar. Esto lo he vivido estos días, porque mi padre ha tenido que pasar un tiempo en el hospital y he sido consciente de lo importante que es la sanidad pública. Yo he conocido la universidad pública, he estado ahí, no me lo tienen que decir. Por eso es tan importante que nos conozcamos mejor, y que apreciemos y valoremos todo lo público. Afortunadamente, el derecho lo vivimos a diario; todo está regulado.
-¿Cómo podemos conseguir que la sociedad sea menos grotesca?
-La clave es el conocimiento. Porque el desconocimiento de otras realidades genera rechazo. Estamos yendo hacia una sociedad cada vez más impersonal, pero yo sigo pensando que el ser humano de por sí es bueno, lo que pasa es que se corrompe o lo corrompen, porque corromperse es muy fácil. Cuando calan mensajes sobre determinados temas, sobre todo en los jóvenes, es fácil que se origine incluso un rechazo a conocer porque ya se tiene una opinión sesgada sobre las cosas. Hay que leer, hay que conocer otras culturas, hay que viajar, y no hay tener miedo ni a los que leen ni a los que viajan ni a los que se interesan por otras culturas.
Injusticias
-¿Qué planes de verano tiene?
-Me gustaría ir al norte de España este verano. A la zona de Cantabria y Asturias, porque allí sí que desconecto. Tengo una boda familiar en Marruecos este verano, así que también iré unos días.
-¿Qué es lo que más le mueve?
-La injusticia. No puedo con ella. Por eso hay que acabar con ellas y el derecho nos da las herramientas. Un abogado del turno de oficio y un inmigrante, creo recordar que marroquí, apelaron sobre las cláusulas suelo y el Tribunal de la Unión Europea les dio la razón y gracias a esa sentencia se acabó con esta injusticia. A todos nos remueven las injusticias, pero algunos las verbalizan y otros, en cambio, las dejan pasar.
-¿Qué deportes practica?
-Fitness, y salgo a correr, me despeja mucho. El deporte es la clave para resolver muchas cosas.
-Es demasiado joven para pensar en la jubilación, pero cómo quiere que sea esta década de sus 40, ¿dónde le gustaría verse?
-Me gustaría ver hasta dónde puedo llegar a base del esfuerzo, y no me gustaría vivir con incertidumbre, que es lo que hace que te desequilibres y es lo que muchas veces nos puede. Me gustaría no estar en la incertidumbre.
-¿Hay un Jawad que no conoce la gente? ¿Es tal y como se deja ver?
-Yo intento reservarme con ciertas personas, porque uno no puede ser tan transparente a veces, pero yo soy como los que me conocen de verdad. Mi círculo es de amigos de toda la vida, y mis padres y mi hermano, Abdellatif. Me gusta ser transparente, odio la falsedad, y trato de ser como soy.
-¿Con qué disfruta más la vida?
-Compartiendo el tiempo con la que gente que quiero. Mi casa es la casa también de mis amigos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión