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Miguel Ángel Miralles, en la costa del Pilar de la Horadada Guillermo Carrión / AGM

Miguel Ángel Miralles: «Diseñar mundos felices es muy fácil»

La clave para ser feliz es «adaptarse», zanja el psicólogo y secretario general del Partido Popular de la Región, un hombre al que le gusta «ayudar a los demás»

Daniel Vidal

Murcia

Sábado, 18 de agosto 2018, 00:22

La clave para ser feliz es «adaptarse», zanja Miguel Ángel Miralles González-Conde (Madrid, 1960), un hombre al que le gusta «ayudar a los demás». Psicólogo dedicado media vida a los servicios sociales, hoy es secretario general de la Consejería de Salud y, desde hace unos meses, 'número dos' del PP de la Región. Espera que algún «vendehumos» que «todavía queda» en su partido «desaparezca» gracias a la «regeneración» que encarna Pablo Casado. «¿Una cosa que me guste de Pedro Sánchez? Sus gafas de sol», concede Miralles.

Doce tragos

  • 1. ¿Un sitio para tomar una cerveza? El Café Bar, en Murcia.

  • 2. ¿Una canción? 'La canción más hermosa del mundo', de Joaquín Sabina.

  • 3. Un libro para el verano. 'El puente de Alcántara', de Frank Baer.

  • 4. ¿Qué consejo daría? Si te das a los demás, no lo hagas esperando recibir algo a cambio.

  • 5. ¿Cuál es su copa preferida? 'Gin-tonic'.

  • 6. ¿Le gustaría ser invisible? Alguna vez.

  • 7. ¿Un héroe o heroína de ficción? Flash Gordon.

  • 8. Un epitafio. 'Perdonadme, pero esta noche no salgo'.

  • 9. ¿Qué le gustaría ser de mayor? Abuelo.

  • 10. ¿Tiene enemigos? Claro; todo el mundo tiene enemigos.

  • 11. ¿Lo que más detesta? El desprecio hacia los demás.

  • 12. ¿Un baño ideal? En el Mediterráneo.

-¿Por qué razón se quitó usted el bigote?

-Por las canas. Me salieron canas y quedaban fatal.

-¿Le preocupan las canas?

-En absoluto, si estoy lleno de canas. Pero es que no me gustaban en el bigote. Bastante tengo ya en la cabeza.

-¿Qué le aportan las canas?

-Le aportan más al que te ve que a ti mismo. Tú generalmente no te las ves, pero es una sensación de seguridad, de seriedad y de respeto que tiene el otro al verte.

-¿Siente mucho respeto?

-¿Hacia mí?

-Sí.

-Hombre, ahora muchísimo.

-¿Más que antes?

-Sí. A nivel familiar y de amigos, igual. Alrededor mío, sí.

-¿Cambian mucho las personas?

-A las personas las cambian las situaciones, cómo se enfrentan a las situaciones. Para que una persona no cambie, se tiene que conocer y querer mucho a sí misma. Uno tiene que ser feliz con lo que tiene alrededor, no con lo que le gustaría tener. Es uno el que hace felices a los demás, no los demás los que le amargan a uno. Es una forma de ver la vida. Así la veo yo.

«Es uno el que hace felices a los demás, no son los demás los que amargan a uno; así veo la vida»

«El mundo no está hecho para las personas complicadas; el mundo es sencillo»

-A usted, ¿le han cambiado mucho las situaciones? ¿Se considera una persona fuerte?

-Yo no me considero una persona fuerte; si así fuera me estaría equivocando cada dos por tres. He cambiado mucho en cuanto a situaciones laborales, pero creo que me he sabido adaptar a esas diversas situaciones.

-¿La clave es adaptarse?

-Claro. No tiene que ver con la inteligencia, tiene que ver con la capacidad de adaptación. ¿Interviene la inteligencia? Claro que interviene. Pero hay muchas personas inteligentes que viven en una continua visión de su vida como un fracaso porque no han sabido adaptarse a sus posibilidades y a las situaciones que llegan. Cuanto más sabe adaptarse el ser humano, más capaz es.

-Más capaz, ¿y más feliz?

-Claro. Cuanto menos necesitas, más feliz eres.

-¿Y qué necesita usted para ser feliz?

-Poder disfrutar de los momentos con las personas con las que más te gusta estar. Tener tiempo para poder leer. Tener tiempo para ti mismo cuando tú quieras.

«Muchos napoleones»

-¿La historia puede cambiar?

-La historia se repite cíclicamente. Todo lo que estamos viviendo se ha vivido en alguna parte del tiempo. Al final predomina lo de siempre: el poder, el amor y el dinero. Son las tres cosas que siempre permanecen. Ahora creemos que somos muy superiores a cuando Napoleón estaba conquistando Europa, pero es lo mismo. Al final, el problema con la relación de estas tres cosas es el mismo. Exactamente igual.

-El Napoleón de Europa, ahora, ¿quién es?

-No hay un Napoléon. Hay muchos napoleones [risas].

-¿Aprenderemos alguna vez de la historia?

-Se ha demostrado que no. Por desgracia, no. Eso sí, tenemos unas condiciones básicas de vida mejores de las que nunca hemos tenido. Y conforme avancen los tiempos, seguiremos viviendo mejor. Por supuesto, a quien le toque vivir mejor. Estamos hablando de nuestra España, de nuestra Europa. Si pensamos en los países subdesarrollados, que le pregunten a alguno de ellos si viven bien, o han mejorado algo. Seguro que algo han mejorado, pero no tanto como nosotros. Hablo de condiciones básicas de vida. Ahora mismo puedes hablar con otra persona en el otro lado del mundo y verla incluso por la televisión. Eso antes era impensable. Antiguamente, mandabas una carta a Australia y tardaba seis meses en llegar, y otros seis meses en que te llegara la respuesta. Sigue todo igual, excepto que las condiciones de vida son muchísimo mejores.

-Y de humanidad, ¿cómo vamos?

-También muchísimo mejor. Creemos que no avanzamos en eso, y es totalmente falso. Había mucha más violencia en los años 70 que ahora, por ejemplo. Lo que pasa es que los medios no la transmitían, porque incluso mucha parte de esa violencia la consideraban normal, y no salía en ningún sitio. Tampoco había medios para que saliera. Pero ahora hay menos violencia que hace años. Estoy hablando del mundo occidental, ¿eh? A pesar de que la gente vive con la continua información sobre esto y aquello, y piensa que hay más violencia. Falso.

-Usted tiene una larga experiencia en servicios sociales. ¿Qué siente cuando ve las imágenes de cientos de personas ahogándose en el Mediterráneo?

-Es horrible. Siento lo que siente cualquier persona que ve a otro ser humano sufrir. Esas situaciones de sufrimiento las vemos continuamente. Pero usted me habla de servicios sociales... de aquí, no de allí. Vamos a hablar de sanidad, vamos a hablar de alimentación, vamos a hablar de democracia. Y nos daremos cuenta de que la gente huye de allí buscando un mundo mejor porque no hemos sido capaces el mundo occidental (Europa, Estados Unidos, Japón...) de entender que, o industrializamos ese mundo, o va a seguir siendo siempre igual. No tendrán sanidad, o tendrán una sanidad pobre; unos servicios sociales inexistentes; la alimentación será un desastre... Mientras no nos demos cuenta, va a ser complicado solucionar este problema.

-¿Qué ha aprendido a ser con los años?

-Muy paciente. Creo que la paciencia es la virtud que diferencia al niño del adulto.

-¿Qué retos superó?

-Desde crío me sentí como una persona que no iba a ser capaz de superar el futuro que le esperaba. Y esa forma de percibir el mundo, como muy superior a mí, me ha hecho enfrentarme al mundo siempre con humildad, que es una de las virtudes que más valoro. El día que me he creído que tenía una situación superada, es cuando me han pegado el palo. No hay enemigo pequeño. No se puede minusvalorar ninguna situación. Hay que salir a jugar cada partido como si fuera el último.

-¿Sigue percibiendo el mundo así, muy superior a usted?

-Bueno, a los 19 o los 20 años me dije: 'Voy a ponerme aquí, que me están pasando una serie de problemas y no pueden venir siempre mis padres a solucionármelos'. Empecé a entender que el mundo es mucho más sencillo de lo que yo pensaba. El mundo no está hecho para las personas complicadas. El mundo es sencillo.

Dios y los extraterrestres

-¿Cree en Dios?

-Sí.

-¿Y en los extraterrestres?

-No.

-¿Cree que estamos solos en el Universo?

-No, imagino que habrá otras cosas. Pero hasta que no las vea... Usted podría decir ahora que a Dios tampoco lo he visto, y preguntarme por qué creo en Dios. Porque creo que hay algo superior que está por encima del bien y del mal, con una doctrina maravillosa de morir por los demás, de darlo todo por los demás, y los que la siguen son más felices que el resto. Pues hay algo ahí que es maravilloso. Por eso creo en Dios.

-¿Y en qué no cree?

-En la mediocridad, en la hipocresía, en la gente que desprecia las capacidades de los demás, en los vendedores de humo...

-¿Quién le intenta vender humo?

-En esta vida, prometer es muy fácil. Y diseñar mundos felices es muy fácil. Y podemos entrar en el mundo de la política. Pero mire por ejemplo a quien va a poner las manos a enfermos de cáncer que están en una situación desesperada, y lo prueba todo. Vendedores de humo hay en todos los sitios. A veces se llaman estafadores, a veces se llaman malas personas... Pero esta gente está en todos lados, y hay que saberla diferenciar. En todas las profesiones, en todos los partidos... Solo hay que saberla discernir. Lo que pasa es que a veces solo sabemos discernir en el ámbito que dominamos.

-¿Los hay en su partido?

-En todos los partidos. Esperemos que, con la regeneración que estamos haciendo en el mío, alguno que todavía queda, desaparezca.

-Son las once y veinte de la mañana. ¿Es buena hora para tomarse una cerveza?

-No, nunca. Por Dios. Tengamos sentido común. La hora de la cerveza es a partir de las dos [de la tarde]. Como mucho, la una y media.

-¿Con quién le gustaría tomarse esa cerveza?

-Con el Rey de España. Le ha tocado vivir una época complicada. En la crisis catalana mostró una entereza que me impresionó. Una persona con la ideas claras y a quien me gustaría conocer.

-Del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ¿qué le gusta?

-Sus gafas de sol.

-¿En qué película le gustaría pasar unas vacaciones?

-En 'Big Fish', de Tim Burton. Una peli de aventuras fantásticas con un final sorprendente.

-Dígame una mentira.

-El Real Murcia en cinco años estará jugando la 'Champions' [risas]. Estas son las únicas mentiras que me gustan.

-Termine esta entrevista.

-Siempre hay que ver el mundo con el vaso medio lleno. Es mucho más facil conseguir las cosas con una sonrisa que cabreado.

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