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Los tardígrados tienen la capacidad de eliminar todo el agua de su organismo y encapsularse en un estado de latencia. R. C.
¿Hay vida en la Luna?

¿Hay vida en la Luna?

La nave israelí 'Beresheet', que en abril se estrelló contra nuestro satélite, llevaba cultivos de animales microscópicos. Son tan resistentes que pueden haber sobrevivido al impacto

A. PANIAGUA

Martes, 20 de agosto 2019, 12:11

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Son diminutos, miden alrededor de medio milímetro, pero son capaces de sobrevivir en el medio más hostil. Estamos hablando de los tardígrados u 'ositos de mar', animales que viajaban en el interior de la sonda israelí 'Beresheet' con destino a la Luna y que acabó estrellándose contra su superficie. Pensando en su proverbial resistencia, el empresario estadounidense Nova Spivack pensó que eran los organismos idóneos para vivir en el espacio. Una vez que se ha hecho añicos la nave, cuya misión era patrocinada por la iniciativa privada, nadie sabe qué pasará con los invertebrados. Hay opiniones para todos los gustos. Aun en el caso de que hubieran sobrevivido al descomunal choque, es improbable que colonizaran la Luna. Es verdad que los tardígrados pueden sobrevivir al impacto que provoca un asteroide, pero en la superficie lunar no hay agua, y la rehidratación es condición inexcusable para que vuelvan a estar activos.

Spivack, empresario y presidente de la Fundación Arch Mission, está obsesionado con archivar de forma miniaturizada el conocimiento humano en sustancias duraderas como el níquel. «Si algo malo le ocurre a la Tierra, todo esto se perdería para siempre», declaró recientemente a la revista 'Newsweek'. Bajo esta premisa, Spivack quiere preservar todo este material en lugares seguros, como cuevas inhóspitas, profundidades oceánicas y, claro está, la Luna. De esta manera, en el caso de que seres inteligentes descubrieran en un futuro lejano toda esta documentación, se evitaría cometer «los mismos errores» que los humanos.

Al principio el propósito del empresario se limitaba a colocar en la Luna 60.000 imágenes en alta resolución, la versión inglesa de la Wikipedia y los secretos de los trucos del mago David Copperfield. Pero ya puestos, ¿por qué no despachar en el mismo viaje algunos tardígrados deshidratados?

Los tardígrados pueden vivir en cimas montañosas, desiertos y lagos subglaciales

La decisión, que Spivack declinó comunicar al director científico de la misión, tiene su lógica. Hay que tener en cuenta que en el vacío espacial no hay oxígeno, la temperatura es próxima al cero absoluto y la cantidad de radiaciones que llega procedente de las estrellas es letal. Por esta razón los astronautas van protegidos con trajes espaciales que están revestidos de material ultrarresistente capaz de soportar desgarros producidos por la basura espacial. Así las cosas, los 'ositos de mar' se presentaban pintiparados para semejante aventura. Son los únicos seres vivos aptos para sobrevivir a una sequía extrema y perdurar en estado latente. Soportan sin problemas temperaturas que van desde los 200 grados bajo cero a más de 150, muy por encima del punto de ebullición del agua. No por casualidad, estos organismos fueron enviados en 2007 al espacio a bordo de la nave 'Foton-M3' de la ESA. Pese a que fueron expuestos a radiaciones ultravioletas mil veces más intensas que las que se registran en la Tierra, a su regreso volvieron a la vida e incluso fueron capaces de reproducirse.

'Efecto bella durmiente'

Los tardígrados llevan fascinando a la comunidad científica desde que fueron descubiertos en el siglo XVIII por el zoólogo y pastor protestante alemán Johann August Ephraim Goeze. Los animales se asemejan a alegres gusanos de ocho patas con uñas. Pese a su naturaleza animal, tienen características más propias de los virus y las bacterias. Y no menos sorprendente es que se han encontrado en las cimas de las montañas, en desiertos calcinados y en los lagos subglaciales de la Antártida. Mientras permanecen latentes (estado que se conoce como criptobiosis) los tardígrados no envejecen, lo que se conoce como 'efecto bella durmiente'.

La 'Beresheet'

  • Aterrizaje fallido La nave espacial israelí 'Beresheet' se estrelló contra la superficie lunar a mediados de abril, lo que frustró el primer alunizaje financiado con fondos privados. Del tamaño de una lavadora y un peso de 585 kilogramos, experimentó un fallo en el motor.

  • 10 años pueden aguantar los tardígrados en estado de latencia. Cuando el agua escasea, retraen sus cabezas y patas, expulsan toda el agua de sus cuerpos y se arrugan hasta formar una pequeña bola.

  • Arca de Noé El proyecto pretendía trasladar ADN vivo a la Luna, alumbrar una especie de Arca de Noé, un depósito de material genético. Así, distintas especies de plantas y animales podrían regenerarse y repoblar la Tierra en caso de que una catástrofe acabe con la vida en nuestro planeta.

En Marte, un planeta que presenta probabilidades de albergar vida, la NASA procura a toda costa mantener la esterilización de sus sondas para evitar posibles contaminaciones biológicas, algo en lo que puede haber incurrido el empresario Spivack. Como en la Luna no hay vida, la agencia espacial es más permisiva con los residuos que se abandonan en ella. Al fin y al cabo, los astronautas de las misiones 'Apolo' dejaron allí sus microbios en las 96 bolsas de excrementos humanos que por el momento nadie ha retirado.

Lukasz Kaczmarek, astrobiólogo de la Universidad Adam Mickiewicz en PoznaÅ„ (Polonia), cree que los animales podrían haber sobrevivido al alunizaje forzoso. Sin embargo, la ausencia de atmósfera y agua líquida en la superficie lunar los aboca al sueño eterno. Para insuflarles vida, «habría que traerlos de vuelta a la Tierra y agregar agua», dijo el científico al diario 'The Guardian'.

Los animales no eran el único material biológico que se trasladaba en la misión. También viajaban muestras de ADN de 24 personas, entre ellas la del propio Spivack.

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