La curiosa razón por la que la comida sabe diferente en los aviones
Algunos alimentos pierden su sabor original cuando se consumen en una aeronave
María Ramírez
Miércoles, 1 de mayo 2024, 17:31
No es un mito ni tampoco una percepción subjetiva pensar que la comida de los aviones tiene un sabor diferente. Un gusto desabrido o insípido que se suele achacar a la mala calidad de los ingredientes o a la antelación con la que se ha elaborado el plato en cuestión. Sin embargo, parece que el motivo real no es inherente a la empresa de catering que suministra a las aerolíneas, sino que está relacionado con una cuestión científica.
Publicidad
Una azafata de Iberia ha relatado en un vídeo la curiosa justificación por la que el menú a bordo parece no estar a la altura de las expectativas. En concreto, cuando la aeronave supera los 10.000 metros, los sentidos del gusto y del olfato se alteran debido a la presurización de la cabina (el bombeo constante de aire comprimido para garantizar la seguridad de los pasajeros) y a otras condiciones, como la baja humedad y el descenso de la presión.
Estas circunstancias propician que la sensibilidad de las papilas gustativas y de los receptores olfativos cambien, lo que impacta directamente en cómo se percibe un alimento, ya que estos órganos están intrínsecamente conectados. Las sensaciones captadas por cada uno de ellos se comunican al cerebro, que se encarga de integrar la información para que el sujeto pueda reconocer y apreciar correctamente lo que está ingiriendo. Aunque las notas amargas, dulces o ácidas se pueden captar sin tener que recurrir a la nariz, hay otras más complejas que sí requieren de su intervención, como por ejemplo la frambuesa.
Por ello, cuando el avión ha terminado el despegue y se encuentra en la franja llamada 'altitud de crucero', es decir, entre los 10.500 y los 12.000 metros, los alimentos que guardan en sus compartimentos y los que los pasajeros portan consigo cambian ligeramente. Por lo general, los sabores dulces y salados se reducen entre un 20% y un 30%. En cambio, los picantes o los más intensos sí consiguen mantener sus propiedades pese a la altitud.
Según la empleada, el zumo de tomate tiene un aminoácido que potencia su gusto, mientras que las patatas fritas o los frutos secos se percibirán diferente a bordo que en tierra. Unas condiciones que se deben tener en cuenta a la hora de pedir un producto de la carta o antes de comprarlo en el 'duty free' del aeropuerto, ya que posiblemente el 'snack' por excelencia pierda su esencia y no se disfrute del mismo modo.
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión