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El pueblo medieval donde se graban las mejores series españolas

El pueblo medieval donde se graban las mejores series españolas

La villa medieval segoviana ha sido testigo de más de 200 rodajes en los últimos años. 'Isabel', 'Toledo', 'Tierra de lobos' y otras producciones de época han escogido este pueblo de postal que parece sacado de lo más profundo de la historia

JOSÉ ANTONIO GUERRERO

Martes, 17 de julio 2018, 10:46

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Anoche Pedraza (Segovia) se volvió a iluminar. Como ocurre desde hace 27 años los dos primeros sábados de julio, las callejuelas de esta coqueta villa medieval, con su castillo, sus murallas y mazmorras, su calle Real, su plaza mayor, sus recias casas con sus blasones de piedra y sus rejerías de hierro forjado, brillaron con las 28.000 candelas encendidas en su célebre Concierto de las Velas, en el que la música clásica y la llama vacilante de los candiles envuelven al pueblo en una atmósfera mágica. Y cuando no son las velas las que alumbran el encanto de Pedraza son los focos de la televisión y el cine los que lo convierten en escenario de rodajes de películas y series como 'Águila roja', 'Tierra de lobos', 'Toledo' e 'Isabel', por citar solo las más recientes, sin olvidar, claro, el anuncio de El Gordo de la Navidad de 2013, aquel que desató miles de parodias y llenó el pueblo de legiones de turistas preguntando por Raphael, la Caballé y la administración de loterías, que por cierto no existe.

Han sido más de doscientos rodajes desde que Florián Rey se trasladó a Pedraza allá por 1930 para rodar 'La aldea maldita', una cinta maestra del cine mudo español. Y naturalmente no hay vecino de Pedraza que no tenga un primo, un hermano o un sobrino que no guarde como oro en paño sus segundos de gloria como figurante en alguna de esas producciones. «Yo salí de chiquillo en 'Jeromín'», dice Florencio de Blas, taxista jubilado de Pedraza, mientras hojea 'El Norte de Castilla'. «Nos dieron una chaquetilla de pana y unas alberquillas de cuero y nos pusieron a correr detrás de un carruaje de caballos. Me pagaron ocho pesetas de las de 1953, una fortuna para un niño», cuenta Florencio.

«Cobramos 1.800 euros por día de rodaje, lo mismo desde hace 30 años»

Pedro Martín, 'El Capi' - Alcalde

Una televisión colombiana ha sido la última en desembarcar en este acogedor rinconcito de Segovia subido a un cerro de 1.100 metros de altitud e impregnado a primera hora del olor a pan y bizcocho de sus tahonas y al mediodía del lechazo que se asa en sus hornos de leña. Han venido a rodar una serie sobre Simón Bolívar. Y como todo el que llega con la claqueta, han pasado por caja. 1.800 euros cobra el Ayuntamiento por cada jornada de rodaje, el mismo precio desde la década de los 80. Todo son facilidades. «Hay que ayudar a la gente de las productoras y del cine», argumenta Pedro Martín, 'El Capi', que lleva 23 años de alcalde y es propietario del restaurante El Soportal. 'El Capi' -con ese mote se quedó cuando se licenció de la mili como sargento- sabe que los rodajes alegran la vida de un pueblo que atrae a turistas de fin de semana (Madrid está a hora y media), pero que atraviesa su particular letargo de lunes a jueves, eso sí, menos severo que en otras aldeas vecinas de la envejecida y vacía Castilla. «El reto es ese, que haya actividad más allá del fin de semana», apunta el abogado Javier Acebo, presidente de la Fundación Villa de Pedraza, que organiza el Concierto de las Velas, que ayer 'metió' en el pueblo a 8.500 personas, y otras actividades (certámenes literarios y de dulzainas, concursos de pintura, charlas...) con las que pretende revitalizar los días de entre semana.

Todo empezó con la lana

Precisamente hoy, el día en que se hizo este reportaje, es miércoles. Hace calor, pero no es sofocante, incluso un breve chaparrón ha despertado los aromas de los bosques de sabinas y encinas que se extienden bajo las murallas de Pedraza. Por la Oficina de Turismo no dejan de entrar turistas, sobre todo familias. De Granada, de San Sebastián, de Burdeos... Es un goteo lento pero con pocas pausas. Nada que ver con la incesante afluencia de los sábados y los domingos. Adela, la responsable de la oficina y guía turística, contabilizó 25.000 el año pasado (mil más que el anterior), aunque la gente que visitó el pueblo fue bastante más, unas 70.000. Una barbaridad para los 136 vecinos de la villa (430 contando las cercanas pedanías de La Velilla y Rades).

Si ya hace 500 años Pedraza gozaba de fama en las cortes europeas por la fantástica lana de su cabaña de ovejas merinas que abastecía a los mejores talleres de Brujas y Florencia, ahora lo que marca el paso es la hostelería y el comercio, que prácticamente garantizan el pleno empleo. «Oficialmente hay ocho personas en paro, pero el otro día solicitamos gente desde el Ayuntamiento y solo nos mandaron a dos, que ya están colocados», ilustra El Capi mientras se mesa su mostachón de antiguo sargento. Como regidor de la villa, dirige un grupo de siete concejales (él es del PP) y un presupuesto de 724.000 euros, suficiente para tener las calles limpias como una patena. «Es que aquí ves una colilla tirada en el suelo y te pega tanto al ojo que te agachas a recogerla», apunta Adela. Y lo cierto es que el pueblo cuida al mínimo los detalles para mantener ese porte medieval, que es su gran tesoro. Todos los contadores de la luz, por ejemplo, están recubiertos con planchas de madera o de piedra, a tono con las fachadas de las casas, los cables de la luz están soterrados, no hay uralita, pero sí flores frescas en los balcones y los negocios miman la estética de sus letreros.

«Nuestro propósito es conservar la esencia de este pueblo»

Javier Acebo - Fundación Pedraza

El corpus económico lo conforman doce bares y restaurantes, trece hostales y casas rurales y otras trece tiendas, casi todas orientadas a la artesanía. Estaños de Pedraza destaca por su solera. Son los últimos en elaborar a mano piezas de este metal dúctil y plateado. «En España no queda nadie y te diría que en toda Europa tampoco», afirma Gorete (su nombre es Gregorio, pero nadie le llama así). Embutido en su mono azul, Gorete habla rodeado de bajoplatos, candelabros, copas, servilleteros y cientos de figuritas de estaño a las que pacientemente él y sus dos compañeros dan forma en el taller, y venden en la tienda de arriba a precios que no son baratos... o quizá sí, si se comparan con los que cuelgan de esas mismas piezas en los escaparates de la Milla de Oro de Madrid. Algunas han decorado los salones de series de época como 'Isabel'. «Nos alquilaban copas y candelabros y de vez en cuando compraban». En sus buenos tiempos el taller llegó a tener 16 artesanos. Ya solo quedan tres. Y no hay relevo. Una pena. «En ocho o nueve años nos jubilaremos y se acabó», se lamenta Andrés, otro de los socios, que hace unos meses despachó 45 vasos de estaño para Norman Foster, uno de sus clientes ilustres.

Los artesanos echan de menos aquellos rodajes que llenaban Pedraza de americanos con miles de dólares en los bolsillos. No se quitan de la cabeza un anuncio rodado en 1999 por una empresa estadounidense en el que cientos de mozos corrían por las calles un encierro como el de los Sanfermines, pero con ardillas. El 'spot' se pasó en el intermedio de la Super Bowl, la final de fútbol americano que siguen millones de personas. Los productores pagaron un pastizal tanto a los figurantes (diez mil pesetas de entonces por barba) como por el alquiler de balcones. «Y nos compraron mucho», rememora Gorete, que ha ganado su dinerillo haciendo de extra en series, películas y anuncios. Los de la Fabada Litoral le soltaron 200 euros. «Iba para casa con el mono azul, me vieron y me dijeron 'oye, ¿quieres salir en un anuncio?'. Y ahí mismo, sobre la marcha, tenía que pasar por la calle y mirar hacia arriba. Hicieron tres tomas, me pagaron y seguí andando para casa». Experiencia no le faltaba. Tanto él como Andrés llevan unas cuantas grabaciones a sus espaldas: 'Bolero', de Bo Derek, 'La flecha negra', 'El amor del capitán Brando', de Jaime de Armiñán, que se enamoró de Pedraza y se compró una casa. Algo tendrá este pueblo que hasta sedujo al pintor Ignacio Zuloaga, que en 1925 adquirió el castillo y la iglesia de Santa María por 12.999 pesetas (le pedían 13.000, pero era supersticioso») y se quedó a vivir allí. Zuloaga, un grande, un fuera de serie. Como Pedraza.

El castillo de Zuloaga

Cada vez que en 'Isabel', su yerno, Felipe el Hermoso, encerraba a Juana la Loca, asomaba por la pequeña pantalla la puerta original del castillo de Pedraza, un pesado madero de álamo negro recubierto de estiletes de hierro. «En la serie era la puerta de la cárcel», detalla Pablo Moreno, de 50 años, y encargado de enseñar esta vieja fortaleza del siglo XIII que corona Pedraza. El castillo (en la fotografía, en una secuencia de 'Isabel') es propiedad de María Rosa Suárez Zuloaga, nieta del pintor Ignacio Zuloaga, que lo adquirió en 1925. En la torre del homenaje, el artista guipuzcoano montó su estudio, decorado hoy con retratos que pintó en ese lugar.

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