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Las mejores excursiones micológicas para los amantes de las setas

Las mejores excursiones micológicas para los amantes de las setas

La recogida de estos manjares es una afición cada vez más frecuente entre los amantes de la naturaleza y la gastronomía

Álvaro Romero

Jueves, 4 de octubre 2018

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Níscalos, rebozuelos, oronjas o boletos son solo algunas de las setas más habituales en los parajes españoles, variedades comestibles de gran valor gastronómico. Manjares que regala la madre naturaleza con las primeras lluvias otoñales y que sirven de reclamo para que los amantes de la micología se froten las manos durante los meses de octubre y noviembre.

Los bosques del país se tiñen de color y reciben miles de visitantes que aprovechan fines de semana y puentes para acudir al campo y recolectar el producto. Un colectivo que ha crecido significativamente en los últimos años y cuyo buen hacer en el terreno es de vital importancia para los entornos naturales.

Todo buen recolector de setas debe saber que es necesario cortar el tronco de la seta y nunca arrancarla de raíz, posteriormente se depositará en una cesta de mimbre, evitando a toda costa las bolsas de plástico y cubos que no permiten la caída de las esporas. La península ibérica está repleta de rincones donde encontrarlas, estos son solo algunos de los mejores:

Comarca de Pinares, Soria

La provincia castellanoleonesa se afianza como una de las preferidas por los cazadores de setas que encuentran especialmente en la comarca de Pinares el lugar perfecto para sus excursiones micológicas. Espesos bosques de pino sirven de hogar para más de 60 especies comestibles entre las que abundan níscalos, parasoles, perrochicos, senderillas y boletus. Pueblos de bella factura completan el encanto soriano, ofreciendo alojamientos rurales de calidad y un amplio abanico de restaurantes donde también es posible degustar el producto.

Serranía de Cuenca, Cuenca

Tras las lluvias veraniegas y las inusuales temperaturas que se han dado en la zona durante el mes de agosto, Cuenca se prepara para un otoño repleto de hongos. Mientras ayuntamientos y asociaciones locales apuestan por un turismo sostenible y responsable, la Serranía de Cuenca se prepara para recibir oleadas de excursionistas en busca de níscalos, amanitas o boletus. Además de la búsqueda, siempre con cuidado para evitar variedades venenosas, lo ideal es proceder a la cata en cualquiera de sus establecimientos hosteleros, pues trabajan a la perfección los productos de temporada.

Valle del Lozoya, Madrid

Praderas y bosques convergen en este bello rincón de la sierra madrileña. Un lugar de características perfectas para el apogeo de setas silvestres. Seta de cardo, senderuela, champiñones silvestres y níscalos son tan solo algunas de las especies que crecen allí. En el Valle del Lozoya el culto a la seta va más allá de la recolección, con exposiciones, catas, eventos y charlas de concienciación. Los últimos años este paraje ha sufrido las consecuencias negativas del mal comportamiento de algunos turistas y cazadores furtivos que arrasan el terreno para lucrarse con estos manjares.

Montseny, Barcelona

El Parque Natural de Montseny es uno de los entornos catalanes más demandados para la recogida de hongos. Un paraje de intensa belleza ubicado entre montañas con maravillosas rutas de senderismo que permiten estar en contacto directo con la naturaleza. Allí el níscalo es conocido como rovelló y es una de las setas más comunes, junto a ella trompetas y negrillas se dejan ver por aquellos lares. Además de los espectaculares hayedos que alberga yace secundado por bellos e históricos pueblecitos que completan un plan perfecto para todo amante de la micología que se precie.

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