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Pocos actores, un poderoso libreto y una atmósfera sugerente se dan cita en este montaje.

El miedo se cuela entre las butacas del Teatro Romea

Escena ·

Llega a Murcia la sorprendente y ambiciosa adaptación de 'La mujer de negro', el terrorífico clásico firmado por Susan Hill en 1983

Jueves, 20 de noviembre 2025, 23:41

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Sentir. El frío recorriendo la espina dorsal. El sudor en las manos, fruto que surge incontrolable de una tensión que asfixia y asombra, que hipnotiza ... y agita. La manera en la que los ojos piden ser tapados y, al mismo tiempo, exigen que la mirada nunca clausure sus puertas, que mantenga aunque sea un pequeño hueco entre los dedos para poder seguir observando con atención plena. Sentir. La tensión en la espalda, los movimientos nerviosos de las piernas, el cuello que se estira para recobrar algo de fuerza. Los kilos que, de golpe, suma el silencio. La oscuridad que quema. Las tablas y sus sonidos. Sugerentes en la lejanía, seductores en su prólogo misterioso, desafiantes cada vez que adquieren cuerpo y se aproximan como un gato herido y rabioso. Sentir el alivio cuando el sobresalto se ha producido, cuando se vuelve a iluminar la estancia, cuando la respiración vuelve a su ritmo natural, cuando todo, aparentemente, ha pasado. Sentir miedo. Generar miedo. Que el público note la electricidad única del terror. Ahí estaba uno de los objetivos principales con los que nació la adaptación teatral de 'La mujer de negro' a finales de la década de los ochenta. Y, más de treinta años después y convertida en la obra de teatro no musical más longeva, después de 'La ratonera', en el West End londinense, no queda duda alguna de que la meta se alcanzó a lo grande.

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El miedo se cuela entre las butacas del Teatro Romea