Britney Spears encerrada en su mansión, como el Segismundo de Calderón de la Barca

Todo comienza con Britney encerrada en su mansión de Los Ángeles. Toda la población del mundo encerrada en su casa en 2020. Un padre con su tutela. Una pandemia. Como Segismundo en castillo, en libertad vigilada. Inspirada por el movimiento 'Free Britney', la performance cuestiona la hipersexualización, la violencia contenida y el papel de la cultura pop en nuestra vida diaria a través de la relación entre ídolo y fan. Evocando la profunda duda de Segismundo, protagonista de 'La vida es sueño' y en una revisión de los ideales de Calderón de la Barca, sus creadores se preguntan: «Y teniendo yo más alma, ¿tengo menos libertad?».

En esta experiencia, unos jóvenes remiten cartas a Spears, su ídolo de la música pop, aun a sabiendas de que nunca las leerá. Con ellas se muestra una empatía con el estado de aislamiento que se sufre en la adolescencia y la juventud, en un inicio que retrata nuestra sociedad. Después, un parque de juegos flotante se convierte en la prisión de Segismundo y las letras de las canciones de Britney se mezclan a la perfección con el monólogo calderoniano de su confinamiento y falta de libertad. Blanca Escobar Mengual y Sara Ruiz Ferrer, fundadoras de la compañía Traspasarte, consiguen así remover la escena teatral actual desde una mirada alocada e incisiva, a la par que pop e inteligente.