'The Sandman'
Crítica de televisión ·
El reparto funciona y el retrato ambiguo del personaje principal, a ratos egoísta e insoportable, resulta originalNo ha tenido mucha suerte la serie 'The Sandman', a pesar de contar con buenos mimbres. Ya terminada para siempre, con una segunda temporada estrenada ... recientemente en dos partes, el pasotismo de Netflix a la hora de promocionarla, tras la cancelación de Neil Gaiman por sus tropelías sexistas, le ha pasado factura. Polémicas aparte sobre la denuncia a su creador por comportamientos machistas inadecuados, la traslación a imágenes del famoso cómic es digna de elogio.
El reparto funciona y el retrato ambiguo del personaje principal, a ratos egoísta e insoportable, resulta original, por no hablar de los atractivos escenarios de fantasía con efectos visuales bien resueltos que muestra cada episodio de una recomendable obra que, en su día, sobre papel, resultaba visionaria con algunos temas que hoy son tildados de 'woke', un término relacionado con la defensa de los derechos sociales que ha pasado a ser un insulto para quienes pretenden retroceder en el tiempo y mantener sus privilegios a costa de sembrar injusticias.
Curiosamente, las viñetas originales, creadas por Gaiman, Mike Dringenberg y Sam Kieth para la línea Vertigo de DC Comics, publicadas inicialmente entre 1989 y 1996, exploraban ideas a reivindicar por aquel entonces, como la diversidad, la inclusión o el empoderamiento femenino, anticipándose a avances que abrazaron el nuevo siglo y ahora se apedrean. Entre la luz y la oscuridad se mueven los peculiares roles de 'The Sandman', un relato coral rico en matices, sombrío en su estética. Rodeados de simbolismos, los diferentes personajes se relacionan moviéndose entre el bien y el mal según les convenga. Entre el mundo de los sueños y el de los despiertos transcurre la acción, con giros y sorpresas.
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