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La Retreta despierta el espíritu más carnavalero de ambos bandos antes de sus grandes entradas
Antaño era el ensayo de los dos desfiles que esperan a Orihuela hoy y mañana, pero hace tiempo que la Retreta se convirtió en lo que es, el desfile más divertido y gamberro. Los comparsistas pudieron mover el 'body' a gusto y perder el miedo al ridículo con el singular pasacalle que ya se ha convertido en ritual de iniciación para todos aquellos oriolanos que se meten por primera vez a la fiesta, ya sea de la mano de un grupo de amigos con ganas de marcha o de peque y sentado en el carrito con los papás.
La luminosa carrera entre la calle Aragón y Loaces se estrenó llena de familias deseosas de descubrir o redescubrir –según el caso– hasta qué punto su hijo se entrega a la jarana y, por supuesto, retratarles para el álbum. Disfraces desde luego hubo para todos los gustos. La Familia Adams, el Gran Prix, tribus africanas, la huerta, Mundo Barbie o 'Orihuela se cae a pedazos' fueron algunos de los motivos escogidos por las comparsas.
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