El pailebote Pascual Flores regresa a Torrevieja por las fiestas de La Purísima
Estará amarrado en el puerto deportivo Marina Salinas hasta el 29 de enero. Las visitas se harán de miércoles a domingo, de 11.00 a 14.00 horas.
El símbolo de lo que antaño fue la próspera marina mercante torrevejense vuelve a recalar en su puerto de origen. El histórico pailebote Pascual Flores ha atracado este lunes en el puerto deportivo Marina Salinas, donde desde este miércoles y hasta el 29 de enero podrá ser visitado por el público.
Este histórico navío, construido en Torrevieja en 1917, regresa así al lugar que lo vio nacer culminando una gira que ha realizado este año por puertos europeos y españoles. Con más de 4.000 millas náuticas, el Pascual Flores, gestionado por la Fundación Nao Victoria, ha atado sus cabos este año en 22 puertos de España, Francia, Reino Unido, Países Bajos, Holanda, Alemania y Portugal, y ha participado en importantes festivales para grandes veleros en Rouen (Francia), Ámsterdam (Holanda) y Bremerhaven (Alemania).
El Pascual Flores ejerce como museo flotante del patrimonio marítimo y cultural de Torrevieja y como símbolo de los veleros clásicos del Mediterráneo. Así, en esta vuelta por Europa, asegura la Fundación, «ha encontrado una gran acogida, recibiendo cerca de 30.000 visitantes, que han subido a bordo de este clásico y han podido conocer su historia y el fabuloso patrimonio marítimo y de construcción naval de Torrevieja».
Durante su estancia en el puerto deportivo Marina Salinas, el pailebote podrá ser visitado por el público, que podrá pasear por las cubiertas de madera de este navío de 34 metros de eslora, 8 metros de manga y 415 metros cuadrados de superficie bélica, recorrer sus espacios, conocer su historia y cómo es la vida a bordo de sus tripulantes.
Las visitas se harán en Marina Salinas de miércoles a domingos desde este miércoles y hasta el 29 de enero en horario de 11:00 a 14:00 horas. Los tickets valen 3 euros para adultos y uno para los niños de 5 a 10 años. Gratis para menores de 5 años. La visita es gratuita para todos los empadronados en Torrevieja. Los tickets se pueden comprar en pascualflores.org o en el propio barco.
170.000 euros
El Pascual Flores es propiedad del Ayuntamiento, pero lo explota la Fundación Nao Victoria, una entidad andaluza especializada en gestión de barcos históricos. Lo hace en virtud de un convenio por el que el Consistorio abona 170.000 euros al año para se hagan cargo de su mantenimiento. A cambio, el pailebote debe recalar en la ciudad un mínimo de semanas al año. En este caso, su llegada se enmarca dentro de las fiestas patronales en honor a La Purísima.
El convenio se firmó en 2020 y tenía una duración de cuatro años. La réplica de la histórica embarcación recaló por primera vez en Torrevieja para ser visitada por los ciudadanos en 2021. El pailebote ha sido amarrado en el puerto deportivo privado Marina Salinas al carecer en estos momentos el puerto de un lugar para ubicarlo. La antigua dársena pesquera está ahora ocupada por las obras del nuevo centro de ocio 'Paseo del Mar'.
En estos momentos el Pascual Flores comparte espacio con los otros 'museos flotantes' de Torrevieja, entre los que se encuentra el submarino Delfín (retirado de la Armada), la patrullera de la Guardia Civil recién donada por la Benémerita este verano y otras embarcaciones de cerco.
Orígenes
El pailebote original fue ordenado construir por un armador valenciano que le puso el nombre de su hijo. A inicios del siglo pasado formó parte de la extensa flota mercante que se encargaba del transporte de sal y productos de la huerta de la Vega Baja y Murcia hacia otros puntos de Europa y del norte de África. Este velero tiene su gemelo en el puerto de Barcelona. Llevaba el nombre de la hermana de Pascual Flores, Carmen Flores, aunque ahora navega bajo el nombre de Santa Eulalia
Tras años de servicio en alta mar, estuvo desaparecido hasta que un turista torrevejense lo localizó en el puerto de Bristol. Enterado el exalcalde Pedro Hernández Mateo negoció con el propietario, una entidad benéfica británica, su adquisición por casi medio millón de euros. Tras negociar su compra, el Pascual Flores regresó a Torrevieja, donde se preparó un espacio para rehabilitarlo. Tras las primeras inspecciones, se descartó rápidamente su arreglo por su mal estado general y sus restos acabaron en un vertedero de Bigastro.
El entonces alcalde lo tuvo años abandonado hasta que firmó un contrato de más de cuatro millones con una empresa para que encontrara un astillero que lo reconstruyera de forma fidedigna. Finalmente se optó por unos armadores de Águilas, pese a que otros de Bermeo presentaron una oferta mucho más barata. El plan era que pasará a ser el buque escuela de la Generalitat gracias a un acuerdo entre Hernández Mateo y el entonces president valenciano, Francisco Camps.
Todo aquel plan resultó un fiasco y la réplica del barco quedó otros tantos años amarrada en Torrevieja sin uso, sin poder ser visitado y acumulando otra vez un deterioro muy importante. No fue hasta el segundo mandato del actual alcalde, Eduardo Dolón, que se llegó a un acuerdo con Nao Victoria, que trasladó la réplica del barco a Algeciras y este fue reparado en la que ya es la tercera vida del Pascual Flores.