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Tempus fugit

Y si construimos una nueva Arrixaca

El comodín de la infrafinanciación se le agota al presidente López Miras, que es plenamente consciente de que en el hospital se está gestando una bomba de relojería que puede estallarle en las manos en cualquier momento. Sabe que la paciencia de los profesionales sanitarios tiene un límite

Domingo, 16 de noviembre 2025, 07:09

Coincidí hace unos días con un destacado jefe de servicio del Hospital Virgen de la Arrixaca en el transcurso de uno de los numerosos eventos que engrosan las agendas en esta recta final del año. Hablábamos de la situación general de la sanidad pública en la Región, pero pronto la conversación derivó en monotema: las carencias y estrecheces de las instalaciones del mayor centro hospitalario de la Comunidad y uno de los diez más importantes de España. Los argumentos del citado profesional para manifestar su preocupación por las precarias condiciones en las que se ven obligados a trabajar en La Arrixaca se parecían mucho a los lamentos que otros pesos pesados del hospital me habían trasladado en los últimos meses. Demasiadas coincidencias como para no intentar averiguar si estas quejas respondían a la percepción exagerada de unos pocos facultativos o eran la consecuencia de un desánimo extendido entre los máximos responsables de las áreas clínicas del centro sanitario de El Palmar. Y eso hemos hecho en LA VERDAD: preguntar a los principales jefes médicos sobre las mejoras que, a su juicio, necesita La Arrixaca para estar a la altura de lo que viene siendo desde su inauguración en 1975, el buque insignia de la sanidad regional y el centro de referencia para el tratamiento de las enfermedades y patologías más complejas.

Como se recoge en la información que abre hoy las portadas de nuestras ediciones de papel y web, existe unanimidad a la hora de reclamar «un nuevo hospital» y descartar una posible ampliación que no dudan en calificar de «parche». Si quienes deben velar por el buen funcionamiento de la atención al paciente y por asegurar la calidad de los cuidados que estos reciben están convencidos de que, salvo el pabellón materno infantil, La Arrixaca actual no da más de sí, entonces urge la puesta en marcha de un proyecto que culmine con un nuevo hospital adaptado a la realidad social y económica de una Región que muy poco se parece a la de hace medio siglo, empezando por el fuerte aumento de la población, que ha pasado de algo menos de 900.000 habitantes a los actuales casi 1,6 millones, cerca del doble. Incluso las ampliaciones realizadas en distintas etapas históricas se perciben como desfasadas y poco operativas.

Ante el clamor de los jefes de servicio, cuyas observaciones reflejan probablemente la opinión de la mayoría de los trabajadores de La Arrixaca, cabe preguntarse por qué desde el Gobierno regional no se termina de coger el toro por los cuernos con el objetivo de satisfacer una reivindicación que se alarga en el tiempo para desesperación de cirujanos, cardiólogos, intensivistas, traumatólogos, urgenciólogos, oncólogos...

Sería de ingenuos obviar que la parálisis se debe, principalmente, a la falta de fondos en las arcas autonómicas para abordar lo que constituiría una obra faraónica y millonaria. Pero el comodín de la infrafinanciación por parte del Estado empieza a agotársele al presidente López Miras, que es plenamente consciente de que en el Virgen de la Arrixaca se está gestando una bomba de relojería que puede estallarle en las manos en cualquier momento. Sabe que la paciencia de los sanitarios tiene un límite y que la capacidad de resignación de estos profesionales agoniza.

La presión alcanza tales dimensiones en el seno del Ejecutivo autónomo que en los despachos de la Consejería de Salud se empiezan a barajar alternativas para hallar fórmulas legales que permitan devolver a La Arrixaca el esplendor que el paso de los años le ha robado. Sé con certeza que los servicios jurídicos de San Esteban y del Servicio Murciano de Salud (SMS) estudian métodos innovadores, en el marco de la Ley de Contratación del Sector Público, dirigidos a disponer de financiación alternativa a la contemplada en los Presupuestos regionales.

Ejemplos de modalidades de éxito los hay. El más revolucionario lo ha aplicado el Servicio de Salud de Baleares con el nuevo Hospital Universitario Son Espases, cuya ejecución se ha materializado gracias a un acuerdo por el cual la Administración adjudica a una concesionaria la explotación durante varios años del conjunto de los servicios no sanitarios (cáterin, lavandería, limpieza, seguridad, mantenimiento general, gestión de residuos, etc.) a cambio de que la empresa adjudicataria sufrague el coste total de la obra. De esta forma, la concesionaria se asegura la explotación de todos estos servicios no asistenciales por un canon anual y el gobierno de turno acomete un proyecto que, de otra manera, no podría asumir.

Otros modelos de financiación que han dado resultados positivos tienen al 12 de Octubre de Madrid y al Complejo Hospitalario Universitario de Toledo como protagonistas. El primero se levantó en dos años con fondos europeos finalistas tipo 'Next Generation' y el segundo se benefició de un préstamo de 205 millones de euros –el 40% del presupuesto total a amortizar en 30 años– del Banco Europeo de Inversiones (BEI).

Hace dos décadas, la ciudad de Murcia estrenó un moderno Reina Sofía en el mismo solar del antiguo Hospital General. Y a principios de 2011 abrieron sus puertas el Santa Lucía, en Cartagena, dotado de equipamientos de última generación, y el Hospital del Mar Menor, digno sucesor de Los Arcos. Ahora le toca el turno a La Arrixaca sin más demora. De la habilidad y valentía de los gestores políticos depende.

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