Manzanas podridas
Resulta insultante a la razón ver y escuchar a los políticos acusándose de corrupción
Más allá del cotilleo y de las palabras rimbombantes con las que nos obsequian, los casos de corrupción ponen de manifiesto que aún nos queda ... bastante camino por recorrer en materia de transparencia y rendición de cuentas. Por ello, resulta penoso que haya quienes se alegren por los palos que le caen a un partido político, cuando alguno de sus miembros está implicado en asuntos ilícitos. Las acusaciones me recuerdan a los hinchas de fútbol que desean que el equipo rival pierda 'hasta en los entrenamientos'.
Ahora que está de actualidad el 'caso Koldo', convendría recordar que, de alguna manera, la corrupción nos afecta a todos, a nuestra imagen como país y también a nuestros bolsillos, ya que todo ese dinero que se pierde en el camino, finalmente lo paga el consumidor.
En su último informe, Transparencia Internacional coloca a España en el puesto 35 de la clasificación del 'Índice de Percepción de la Corrupción', con una puntuación de 60 sobre cien. Es decir, nos quedaría poco menos de la mitad del camino por recorrer para evitar corrupciones. De hecho, en el citado informe se dice que España «no avanza en sus esfuerzos de prevención y lucha contra la corrupción».
'Koldo' ahora, 'Gurtel', antes, 'ERE andaluz', 'Púnica'... Un etcétera de casos demasiado largo que está socavando el Estado de derecho y la confianza en las instituciones. No se trata de una manzana podrida que amenace con infectar al resto, sino que la cesta empieza a llenarse de manzanas putrefactas.
Hace un año, el Congreso de los Diputados traspuso a la legislación española la directiva europea sobre protección de personas que denuncien casos de corrupción, pero nada se ha hecho aún en el desarrollo de esa ley, de tal suerte que el decoroso funcionario que detecte alguna irregularidad, continúa sin protección en el caso de que denunciara alguna conducta sospechosa.
Con la de casos descubiertos, con la de políticos encarcelados por cohecho, de verdad que resulta insultante a la razón ver y oír cómo los portavoces de los dos partidos mayoritarios se acusan de corrupción y se apuntan al 'y tú más'. Cuando lo que debe sentirse es pena, mucha pena, mucha aflicción y, sobre todo, ponerse manos a la tarea de elaborar medidas anticorrupción, controles y contrapesos que combatan la influencia perniciosa de los corruptores.
Así que nada de sonrisitas, por favor, que el asunto es muy serio.
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