25 talibanes
PARALELO 37 ·
Lo de disfrazarse de nazi y probar drogas queda en una anécdota frente a los talibanes a los que aseguras diste matarileNi sangre real, ni refinadas institutrices, ni años de estudios en Eton uniformado de frac, pantalones negros a rayas y una camisa blanca adornada por ... una tira doblada a modo de discreta pajarita. Debe ser que además no entendió bien lo de lavar en casa los trapos sucios y el 'never complain, never explain' del que hizo gala su adorable y educada abuelita. El libro del príncipe Harry donde pone a parir a su familia está desde ayer en las librerías, aunque ganas de comprarlo no tengo y además ni falta que hace desde que 'En la sombra' se vendiera por error en España antes de lo previsto, un avispado periodista de 'The Guardian' consiguiera en Barcelona un ejemplar y nos haya destripado lo mejor de sus capítulos.
Al guapo pelirrojo no hay quien lo entienda: salió escopetado de la familia real y del Reino Unido para vivir una vida privada como «personas normales», dijo, y escribe, o le escriben, 544 páginas en las que cuenta que está circuncidado, que tras un viaje al Ártico tuvo el pene congelado ni sé los días y que perdió la virginidad en un descampado detrás de un pub hasta arriba, con una señora mayor, amante de los caballos y muy atractiva. Veinte millones de dólares le han pagado por el libro y eso de que ha donado no sé cuánto a instituciones benéficas, qué quieren que les diga: ser Harry y Meghan es muy caro y toca pagar la gasolina del avión privado en el que pasean por el mundo y el casoplón californiano en el que viven con sus dos hijos.
Dice Harry que con lo que ha escrito no tiene intención de lastimar a su familia. ¡Pero chiquillo, si aireas barbaridades como que tu hermano Guillermo, del que eras inseparable y ahora es tu enemigo público número uno, te agarró del cuello de la camisa al grito de que tu mujer era «grosera, áspera y difícil» y terminaste en el suelo sobre el cuenco del perro que se rompió en añicos! Lo de disfrazarse de nazi, fumar marihuana, probar drogas psicodélicas y esnifar cocaína queda en una mera anécdota de niños frente a los 25 talibanes a los que aseguras diste matarile. Cuentas en el libro que fue en Afganistán durante tu segundo periodo de servicio y que no pensaste en los fallecidos «como personas», sino como «piezas de ajedrez» que había que quitar del camino. Perdedor bocazas te han llamado los locos islamitas y te invitan a volver a pisar el país si tienes narices. Te cuento además que los veteranos de guerra del Reino Unido están que trinan. Ay, Harry, ¿de verdad mereció la pena escribir este libro?
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