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Sandías de oro

ALGO QUE DECIR ·

Era nuestra fruta preferida, la de los críos, marcados después de las comidas por el bigote rojo de la tajada festiva

Miércoles, 20 de julio 2022, 01:04

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Los pobres comíamos sandías en verano, refrescantes y de un sabor delicado y exótico, melones de agua los llamábamos en mi pueblo, nos llenaban el ... estómago, nos hidrataban y nos proporcionaban la sensación de haber comido bien. Las cáscaras las cortábamos en trocitos menudos y se las echábamos a las gallinas para que comieran; a veces, los más habilidosos se construían un farol con una sandía debidamente despojada de su pulpa, vaciada y troquelada, con un cabo de vela encendido en su interior y salían por la noche a espantar el miedo por las calles del barrio, una vez que habían espantado el hambre. La sandía era nuestra fruta preferida, la de los críos, marcados después de las comidas por el bigote rojo de la tajada festiva.

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