Cuando la prensa cultural echa mano de la del corazón
A CARA DE LIBRO ·
Si lees, escuchas o ves algún formato de periodismo cultural, te vas a topar sí o sí con Ray LorigaDesde hace algo más de un mes no paro de encontrar reportajes de Ray Loriga en los periódicos. También 'Página 2' lo entrevistó en uno ... de sus episodios. Y, por supuesto, los programas de radio y los 'podcast' se han rendido a sus entrevistas, que se convierten en una fábrica de titulares. Como conclusión, si lees, escuchas o ves algún formato de periodismo cultural, te vas a topar sí o sí con Ray Loriga.
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Acaba de publicar libro, 'Cualquier verano es un final'. Esta podría ser la explicación, que tiene a su disposición un departamento de prensa que sabe hacer su trabajo. Y esto será así, pero tenía que haber algo más. Se publican muchos libros y la mayoría de los autores no consiguen tantísima presencia en medios.
Se me ocurrió llamar a una amiga que sabe mucho de lo que se cuece entre bastidores editoriales. Le pregunté por este fenómeno periodístico y me contestó que «Ray Loriga es un resucitado». Y aquí está la clave.
A los lectores nos gustan las historias de superación. Y no solo las que aparecen en los libros. Loriga fue operado de un tumor cerebral y ha estado a punto de morir. Las secuelas, la pérdida de un ojo y la audición de un oído.
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Su última novela publicada lo fue antes de su enfermedad, y no tuvo revuelo mediático. Ahora hay un relato personal que apoya al literario. Ray Loriga ha resucitado.
Y lo ha hecho transitando desde una vida de 'enfant terrible' de las letras, una combinación de tipo duro e intelectual. La versión madrileña de Kerouak o Bukowski, eso decían. Nacido en un hogar acomodado, su debut literario vino con una de esas novelas que la crítica llama generacional. Su discurrir vital abarcó facetas como la de guionista, trabajando en los 90 con Almodóvar en 'Carne trémula' y en los 2000 con Saura y Calparsoro. Entre tanto, se casó con la rockera Christina Rosenvinge, de la que se divorció tras serle infiel con la modelo Eugenia Silva. Todo muy del colorín. Todo muy efervescente. Un relato subyugante. Pero la llama de su popularidad se fue apagando. Intentaron insuflarla con el Premio Alfaguara en 2017, sin gran éxito. Después vino el tumor y el renacer. Y el relato. Siempre el relato.
La prensa cultural, siempre falta de clientela, ha encontrado su Tamara Falcó, su reina Letizia, su Ortega Cano.
Por cierto, el próximo 23 de febrero, Mario Vargas Llosa publica nueva novela. Ahí lo dejo.
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