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El tragasables

Apuntes desde La Bastilla ·

Brilla por su ausencia la intelectualidad española, esa que no duda en firmar manifiestos en época electoral

Domingo, 14 de enero 2024, 07:54

De niño me fascinaban los circos. Sobre todo el hombre que era capaz de tragarse un sable. Lo había visto en decenas de películas. Soñaba ... con que aquel superhombre viniera a mi ciudad para, entre gritos de sorpresa, ingerir una de esas espadas largas que se utilizaban en la Edad Media. Una cimitarra árabe, brillando en mitad de la noche, entrando sin obstáculo en la garganta como yo comía caramelos. Incluso la fiebre por aquel portento físico llegó a tanto que mi madre me prohibió rondar la cocina, ante mi mirada amorosa a los cuchillos. Las cosas del circo, me decía, solo pasan en el circo. Cuando se apagan las luces, se acaba la magia.

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