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Iconos

No había visto tanta exaltación ante la divinidad desde la toma de Jerusalén por los cruzados. Y todo con dinero público, queridos lectores

Domingo, 18 de febrero 2024, 07:23

A los iconos se les venera por su simple presencia. El creyente se acerca a ellos con una mezcla de fascinación y de miedo. Tienen ... el poder de curar las enfermedades más mortales, de hacer que los paralíticos corran maratones. Tras los iconos guardan fila una corte de los milagros, pedigüeños, lisiados, convictos y demás lumpen, en busca de soluciones. Suelen adorarse en capillas, tras la majestad de una reja y el humo azulado de las velas que los devotos han ido dejando. En el Imperio Bizantino, la moda de los iconos llegó hasta tal punto que el emperador, León III, prohibió su exhibición pública. La gente juraba haber visto llorar lágrimas de sangre a la Virgen y a los mosaicos de Cristo de las iglesias les crecía el pelo de la barba y las uñas. El saldo fue un par de siglos de destrucción de imágenes. Pero la fuerza de los iconos volvió a llenar de esperanza el corazón de los creyentes.

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