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Historia de un Peugeot

Apuntes desde la Bastilla ·

A Sánchez lo miran todos. Es el guapo. Está radiante. Tiene en su mirada la certeza de que va a cambiar España. Cerdán, Ábalos y Koldo se quedan atrás, protegiéndolo

Domingo, 6 de julio 2025, 07:10

Canto al Peugeot y al hombre, a los esbirros que acompañaron a Sánchez por su quijotesca empresa de recorrer España durante meses, de norte a ... sur, de este a oeste, con sus singularidades, con sus lenguas cooficiales ensayadas delante del espejo, los moteles de mala muerte, las áreas de descanso, el guiño antes de entrar en el local, la satisfacción al salir de él, el olor a puchero casero rebosante en los asientos tapizados, las ventanillas bajas en primavera, para reconocer el aire de cambio. ¿Quién conduciría ese Peugeot 407? ¿Quién se sentaría en el asiento del copiloto, le indicaría las rutas, le aconsejaría los atajos hacia la casa del pueblo más cercano? En la ternura del sueño, me imagino a Sánchez adormilado. Su cabeza cayendo en el hombro de Santos Cerdán. Qué buenos hombros tienen los tres, en realidad. Un partido de hombros. Un partido de hombres era el que se estaba creado. Santos, Ábalos y Koldo. Y Sánchez dirigiendo la cuadriga de la rosa y el bar de carretera.

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