Como activista, quizá me llevan más las ganas de conseguir los retos que tiene mi colectivo que contestar como se merecen los gestores públicos con los que nos encontramos. Es difícil cumplir con el propósito de dialogar y tratar de convencer y no tener otra actitud más beligerante, ya que entiendo que es la mejor manera de afianzar lo que podamos conseguir. Eso no quita para que llegado el momento, todas las armas que tenga a mi alcance las utilice, incluido el sarcasmo.
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Esta Región tiene una ley (8/2016 de 27 de mayo) que decora alguna estantería y que de ejecutarse supondría una herramienta eficaz para erradicar muchos de los problemas que el colectivo LGTBI de esta región sigue padeciendo.
El ataque frontal que supone el veto parental a la realidad LGTBI lo califico de terrorismo institucional por parte de la Consejería de Educación, que pretende engañar a la sociedad con su falso mantra de defender los valores de la familia. Yo me sigo preguntando: ¿qué familia?, ¿la que se niega a reconocer que pueda tener hijos gais o una hija trans?; ¿la que sigue considerando que la homosexualidad se contagia si hablas de ella? No señora, lo único que se contagia es el miedo que se ejerce a los menores y lo único que pueden aprender es el odio a lo distinto o desconocido y de todas es sabido que esto desemboca en homofobia. Pues usted, señora Campuzano, es la responsable de los ataques que sufran esos menores por fomentar la ignorancia que quiere institucionalizar en las aulas.
Lo vergonzoso es que mientras se reparten los sillones hay menores sufriendo, situaciones de acoso homófobo en las aulas y aumentan las cifras de ataques de delitos de odio por orientación sexual, mi orientación sexual
Que quede como denuncia pública que tenemos un protocolo sanitario integral a las personas trans, consensuado con los colectivos LGTBI, en el que hemos trabajado años y se nos ha vuelto a engañar dejándolo en un cajón. Por lo que veo, los cajones de este Gobierno regional están llenos de mecanismos que podrían aliviar el dolor muchas personas, pero la realidad es que las consejerías están en manos de soldados del discurso del odio que incumplen la ley una vez más. Los cargos llevan sus cargas y por tanto entiendo que la responsabilidad del sufrimiento de las personas trans tiene otro responsable y a ese culpo. Y ya van dos.
El 28 de junio es el Día del Orgullo LGTBI y no el día para la foto de la señora Isabel Franco y el Observatorio contra la LGTBIfobia. Quizá se entere a través de este artículo, ya que no ha hecho caso a ninguno de los colectivos que le imformamos de lo inadecuado del día.
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Es cierto que una de nuestras reivindicaciones es la puesta en marcha del Observatorio Contra la discriminación LGTBI, la paradoja está en que tiene que analizar los principales problemas del colectivo; que realizar propuestas en materia de políticas públicas para garantizar nuestros derechos; recoger información y realizar estadísticas; evaluar la aplicación de la ley en esta materia o elaborar un plan integral sobre educación y diversidad LGTBI, precisamente todo lo que está incumpliendo el propio Gobierno que lo tiene que poner en marcha. Mi preocupación creo que se entenderá, cuando dudo de la eficacia de poner a un pirómano a cuidar el bosque. Creo que van ya tres.
Mi región, si me lo preguntan, no es homófoba, ¡claro que no! Es este Gobierno el que tiene este tufo por seguir permitiendo que se dé el discurso que nos discrimina y ya no sé si es solo por mantenerse en el poder o lo más peligroso, porque lo comparten. Lo preocupente de esta situación es que la garantía de nuestros derechos está en manos de personas que piensan que estos los establece una ley y por tanto otra ley puede cambiarla, o quizá no aplicarla como es el caso. Lo vergonzoso es que mientras se reparten los sillones hay menores sufriendo, situaciones de acoso homófobo en las aulas y aumentan las cifras de ataques de delitos de odio por orientación sexual, mi orientación sexual.
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¿Qué podemos hacer ante esto? No sé los demás, yo seguiré diciendo y mostrando mi oposición frontal con cualquier forma que tenga el discurso de la LGTBIfobia y como yo mucha gente que aunque no sea LGTBI, demuestra su talla humana apoyando mi causa, nuestra causa. No olvidemos que una sociedad moderna y libre se debe caracterizar por proteger y procurar que todos los miembros de su comunidad estén en igualdad; si no, es una vergüenza de sociedad. Así que con estas tres situaciones con nombres y apellidos que denuncio solo expongo una mínima parte de lo que tenemos que cambiar.
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