Devolver al poeta
'Vamos a comprar un poeta', de Afonso Cruz, es una deliciosa lectura en este tiempo de cinismo
En estos tiempos, más que prosaicos, entregados casi ya sin reservas a toda clase de cinismos, resulta deliciosa la lectura de un librito que acaba ... de publicar entre nosotros una de esas pequeñas editoriales atentas al talento que florece por el mundo; en este caso, entre nuestros cercanos y tan a menudo ignorados vecinos, los portugueses. Se titula el libro 'Vamos a comprar un poeta', su autor es el escritor y cineasta Afonso Cruz y parte de una premisa tan ingeniosa como fértil: en una sociedad donde ya todos se han entregado por completo una existencia dictada por el cálculo -no sólo de costes y beneficios, sino de cualquier otra cosa que pueda contarse, como la saliva que se gasta al dar un beso-, la gente, en lugar de procurarse mascotas, se procura artistas para tratar de paliar el aburrimiento de sus vidas.
Los pintores o los escultores, sin embargo, tienen la pega de que lo dejan todo perdido, por lo que la protagonista de la novela y su familia deciden comprar un poeta, que es más limpio y no ocupa mucho espacio: de hecho, lo alojan en un pequeño hueco bajo la escalera, donde puede no sólo descansar sino también producir su discreto arte. El padre de la familia, un estresado empresario, siempre pendiente de los mercados y los márgenes de explotación, no acaba de entender el capricho de su hija, pero se deja convencer y procura, simplemente, ignorar al intruso.
La llegada del poeta a la casa, sin embargo, lo pondrá todo patas arriba. Cambia a la chica que lo ha adoptado, cambia al hermano, cambia a la madre. Lo único que hace el poeta, para provocar semejantes efectos, es imaginar una realidad que va más allá de lo que le viene dado, que la subvierte y amplía con un torrente incesante de metáforas. En principio no parecen ser de ninguna utilidad, hasta que los dueños empiezan a notar que esa creación poética, esa ficción que ha llegado a sus vidas, las transforma y los empuja a ser lo que en el fondo de su corazón todos anhelaban ser, pero no se atrevían a desencadenar.
Dice el poeta que la poesía libera las cosas de lo que son y les permite trascenderse a sí mismas. Y afirma Afonso Cruz, en el epílogo del libro, que la ficción nos salva, literalmente. En un momento de la novela el padre, harto del poeta, le dice a su hija que hay que devolverlo. Tiene uno a veces la sensación de caminar por un mundo donde ese impulso es generalizado. Lo que no saben los que ceden a él es que si devuelven al poeta se quedan sólo con lo computable, que es como quedarse sin nada.
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