El Papa, varado
LA ZARABANDA ·
Una gonalgia aguda le impide arrodillarse, aun siendo el gesto más genuinamente religiosoLo importante para un torero es que el toro se someta a su juego; para un actor, que el público no le note que finge; ... para un policía, que lo respeten mínimamente; para un meteorólogo, que llueva cada vez que anuncia lluvia; para quien engorde cerdo en casa, que no se le muera de enfermedad común; para un político, que lo elijan de nuevo y así hasta la eternidad; para un Papa... ¿Qué necesita tener como virtud principal el Sumo Pontífice? A mis cortas luces, la capacidad de arrodillarse con facilidad.
A Francisco lo vimos por la tele, en los Oficios de Semana Santa, como nunca le habíamos visto. Triste el rostro y tensa la figura. Como derrotado. Y tenía motivos, aunque intentase aparentar que todo estaba marchando a pedir del ritual. Estos días, en las transmisiones desde el Vaticano, pudimos observar que a ciertos actos solo acudió y estuvo por menos tiempo de lo requerido; en otros, como el Viacrucis, permaneció sentado; y en todo lo demás advertimos que requería la ayuda de dos sacerdotes para moverse de un lado a otro... Pero lo peor de todo, el principal origen de su disgusto, tuvo que ser que no podía arrodillarse.
Este año, el Papa se muestra imposibilitado de postrarse, tras haberlo hecho miles de veces. Siendo a partir de un momento dado, justo en la Semana Santa de 2022, ¿a qué puede achacarse? ¿Es señal de algo, como ya dicen algunos? Yo qué sé. No parece que la causa esté en su entorno, sino en sí mismo. Su padecimiento es una gonalgia, un dolor intenso, en su caso en una rodilla. A Francisco estamos habituados a verlo caminar con una cojera lo bastante llamativa para percibirla. Pero lo de ahora, tenga o no que ver con lo que venga de antiguo, es otra historia. Una dolencia mucho más invalidante que cualquiera otra con anterioridad. Algo muy fastidioso.
¿Qué pensará Francisco acerca de este contratiempo? ¿Le afectará también a su espíritu religioso? ¿Y a su relación con Dios? Verdaderamente, si el corazón está vivo y predispuesto, no hacen falta las piernas para humillarse. Pero un Papa que no se arrodilla parece menos Papa.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.