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El español apático

LA ZARABANDA ·

¿Tendrá algo que ver con que son ya tres las olas que soportamos?

Martes, 16 de febrero 2021, 01:59

Traigo hoy a colación una temática algo inquietante. En los últimos días son ya varias las personas que me han dicho que estaban apáticas. No todas han empleado esa palabra, pero sí la mayoría. Estas que digo se han expresado con desánimo, diciendo que se sentían cansadas de la situación que vivimos, aburridas, desilusionadas y sin ganas de verse. La última desvergüenza de algunos presuntos próceres, agarrándose al 'sálvese quien pueda' (para vacunarse cuando aún no les tocaba), ha hecho que ese decaimiento del ánimo se haya manifestado de una manera más tozuda.

Lo que me gustaría saber es si esa apatía que comento es sobrevenida o propia del ser de los españoles. Digo esto porque, leyendo a Pérez Galdós (mientras espero en vano la llamada para vacunarme), sospecho que a lo mejor todo se debe a nuestra particular idiosincrasia. He aquí cómo describe Pérez Galdós en 'La Heredera' a dos españolazos de los clásicos: «Don Manuel José Ramón del Pez, 'lumbrera de la Administración y yerno de don Juan de Pipaón, la nariz más fina para olfatear un negocio'». Don Benito tiene a ambos por «apóstoles nunca fatigados de esas venerandas rutinas sobre que descansa el noble edificio de nuestra gloriosa apatía nacional».

De modo que, a juicio (o mediante la observación) del narrador, existe una forma de apatía que pudiera deberse a nuestra hechura, como raza o concreto agrupamiento humano. Algo que llevamos dentro cada uno de nosotros. Y que se crece o empodera ante una circunstancia penosa, como resulta ser esta de la pandemia, que nos afecta a todos y que a todos nos tiene más o menos jodidos.

No sé el lector, pero, lo que es yo, en las escasas salidas que vengo obligado a hacer (como, por ejemplo, para recomponer mi deteriorada dentadura, dado que soy muy viejo y soporto ciertas patologías previas), he advertido una notable tristeza en el ambiente. No solo en la calle, menos concurrida que antes, sino en los individuos. Lo llamaría tristura porque, siendo igual que tristeza, parece que refleja mejor ese decaimiento al que me refiero. La apatía, vaya. Algo que se manifiesta en el rictus, sin necesidad de ayudarse con las palabras.

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