Vivir al día
Así me parece ·
¿Qué hará Pedro Sánchez cuando los separatistas que le hayan votado en la investidura le exijan un avance en su marcha hacia la independencia?Publicar una ley de amnistía para los implicados en el 'procés', y pactar con los comunistas una coalición de gobierno, no es, en mi opinión, ... lo que España necesita. Será como vivir al día, pero no resolverá ninguno de nuestros problemas, sino que, todo lo contrario, los agravará. En efecto:
1. No se solucionará el problema de cohesión territorial. Tanto Junts como Esquerra Republicana no se cansan de repetir que la amnistía no es ni mucho menos el punto final del problema catalán, sino solo un punto de partida, y que habrá que seguir recorriendo el camino hasta llegar al referéndum de autodeterminación. Y, ¿qué hará Pedro Sánchez cuando los separatistas que le hayan votado en la investidura le exijan un avance en su marcha hacia la independencia? ¿Qué les dirá? Y, sobre todo, ¿qué nos podrá decir para tranquilizarnos al resto de los españoles? ¿Que el referéndum de autodeterminación es una línea roja que nunca traspasará? Pero, ¿cómo creerle? ¿No eran también una línea roja los indultos? ¿O la amnistía? ¿Cómo creer a Pedro Sánchez a estas alturas? La amnistía hará que regrese a España el prófugo de Waterloo. Pero no solucionará el problema del separatismo, sino que lo acentuará. Pedro Sánchez habrá sido investido presidente del Gobierno. Pero no podrá volver a mirarnos a la cara, porque en el envite habrá perdido la dignidad, la confianza y la credibilidad.
2. Tampoco ese Gobierno de coalición llamado progresista servirá para tranquilizar a la mayoría de la sociedad española. Pedro Sánchez no ha interpretado bien el resultado del 23-J. La extrema izquierda, los comunistas, a pesar de su disfraz de Sumar, han perdido votos y escaños. Y también los ha perdido la extrema derecha de Vox. Quienes han decidido de verdad el resultado han sido los moderados. Los moderados de izquierdas han sostenido al PSOE; y los de derechas han resucitado al PP. Pues bien, ni a los moderados de izquierdas ni a los moderados de derechas les va a tranquilizar que en el Gobierno haya ministros comunistas. Es difícilmente aceptable que los comunistas, contando con un reducido apoyo electoral, logren imponer sus ideas y criterios en el Gobierno de la nación, a pesar de que la mayoría de los ministros sean socialistas. Y no se diga que esto no va a ocurrir, porque ya ha ocurrido. En la anterior legislatura, algunas decisiones del Gobierno estaban tan imbuidas de radicalismo comunista y de demagogia podemita, que su conocimiento hizo crujir las estructuras del propio PSOE. Muchos militantes socialistas manifestaron su discrepancia y su enfado con el Gobierno de Pedro Sánchez, porque sus decisiones afectaban a la propia identidad socialista. Y amplios sectores de la sociedad consideraron que el Gobierno de Sánchez impulsaba leyes en contra de sus intereses, o en contra de sus principios. Y esto, lógicamente, incrementó la indignación, las radicalizaciones y la crispación. El nuevo pacto de coalición del Gobierno llamado progresista no va ni mucho menos a serenar los ánimos de los moderados españoles. Ni de los de izquierdas ni de los de las derechas. Al contrario, va a excitar más aún su desconfianza, sus recelos y su crispación. Pedro Sánchez habrá sido investido presidente a costa de sacrificar la esperanza de que se recupere la moderación en la vida política española.
3. Ahora bien, tampoco es inteligente, ni acertado, ni conveniente para el futuro, sostener que lo que España necesita es que se celebren nuevas elecciones generales. Pero, ¿para qué?, ¿para que se repitan los resultados y estemos en las mismas? En mi opinión, cuando el PP reclama esto, también significa que no piensa en el futuro, que solo piensa en el corto plazo, que solo quiere vivir al día, para ir tirando. Porque sería muy difícil que el PP pudiera gobernar solo, sin la ayuda de Vox. Y esto tampoco solucionaría, ni mucho menos, ni el problema de cohesión territorial, ni el de cohesión social.
4. Así pues, si la investidura de Pedro Sánchez no es la solución y la celebración de nuevas elecciones, tampoco, ¿qué hacer entonces? Aun a riesgo de ser pesado, no me cansaré de repetirlo: nuevas elecciones generales, pero, eso sí, con el anuncio y el compromiso previo de Sánchez y Feijóo de suscribir un pacto de legislatura, que implique el apoyo en la investidura a quien más escaños obtenga en el Congreso; y el acuerdo básico sobre las líneas maestras para sacar adelante, entre el PP y el PSOE, las grandes y profundas reformas que España necesita y que solo pueden llevarse a cabo con el apoyo de los dos grandes partidos. De este modo, saldríamos del actual atolladero, España avanzaría, y dejarían de imponer su voluntad los partidos minoritarios, sean de izquierdas o de derechas.
Si lo hicieran, Pedro Sánchez y Feijóo nos demostrarían que son hombres de Estado, que saben mirar más allá del corto plazo. Y, si no lo hicieran, deberían recordar lo que decía Ortega: «Los políticos que viven al día están condenados a morir al atardecer, como las moscas efímeras».
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