Las posibilidades de Feijóo
Así me parece ·
La burguesía vasca prefiere en Madrid un Gobierno de derechas. Y el PNV es el partido de la burguesía vascaAntes del 23-J, el PP, a nivel nacional, gestionó mal las expectativas. Dejó crecer la esperanza de que ganaría las elecciones generales, incluso con ... mayoría absoluta, como Moreno Bonilla en Andalucía. Feijóo ganó las elecciones. Pero el resultado se quedó muy lejos de lo que se esperaba. Por eso, la noche del 23-J no se pudo ocultar la decepción y el desconcierto. Parecía como si los dirigentes del PP se preguntaran: «¿Y ahora, qué?».
La perplejidad les duró poco tiempo. Para remontar la desmoralización, Feijóo optó por huir hacia adelante. Se construyó un nuevo argumentario. Se dijo que es tradición que en España gobierne quien ha ganado las elecciones y que, por tanto, los demás partidos poco menos que tenían la obligación de facilitar la investidura de Feijóo. El argumento no era muy sólido. Y no fue secundado por casi nadie. Porque la experiencia nos demuestra otra cosa: no gobiernan quienes han ganado en las urnas, sino quien es capaz de conseguir una mayoría en el Parlamento. En 2019, el PSOE ganó en las elecciones autonómicas de Murcia. Pero gobernó el PP. Y lo mismo ha ocurrido en 2023 en Extremadura, y en muchos otros sitios. Ante tan contundente rechazo, el PP ha cambiado de argumento. Dicen que no quieren cometer el error de Inés Arrimadas, que, pese a haber ganado las elecciones catalanas, decidió no optar a la investidura. El PP alega ahora que, como partido más votado, y con mayor número de escaños, está legitimado políticamente para solicitar en el Congreso de los Diputados la investidura de Núñez Feijóo. Esta vez, el argumento es impecable. Y nadie lo podía discutir. Por eso el Rey, Don Felipe VI, ha respetado la costumbre constitucional de encargar la investidura al partido más votado, cuando ninguna otra formación política le garantiza que pueda contar con mayoría parlamentaria.
En los ambientes políticos, incluso desde dentro del PP, se teme que el debate, a celebrar los días 26 y 27 de septiembre esté abocado irremisiblemente al fracaso, porque no se conseguirán los cuatro votos, o las siete abstenciones, que se necesitan. Y ciertamente el temor no carece de fundamento. Desde hace tiempo, la actividad política del PP se ha instalado en el enfrentamiento permanente. Lleva años insultando y descalificando a sus adversarios políticos. No es creíble, ni aceptable para algunos, un cambio tan radical de actitud. Por eso desde el PSOE se le dice al PP que, si quiere dialogar, lo primero que tiene que hacer es pedir perdón por sus insultos y descalificaciones; y, lo segundo, explicar en qué consiste eso de derogar el sanchismo. Sea como fuere, lo cierto es que su conducta del pasado disminuye radicalmente la posibilidad del PP de pactar con otras fuerzas políticas. Como decía Miguel de Cervantes, cada uno es hijo de sus obras.
El transfuguismo es una inmoralidad, pero la experiencia demuestra que el electorado no lo castiga
Ahora bien, Feijóo no es un suicida. Ni un loco. Su decisión no es una desesperada huida hacia adelante. Sabe lo que hace. Y es consciente de que tiene posibilidades. Solo le faltan cuatro votos, o siete abstenciones, para ser investido presidente del Gobierno. Y los puede conseguir. Pero, ¿cómo? En mi opinión, Feijóo tiene tres posibilidades:
1. El PNV. Es un partido de derechas. Nacionalista, y, si lo dejamos, separatista. Pero de derechas. Vertebra y canaliza las ideas e intereses de la derecha vasca. Y estas ideas e intereses están mucho más cerca de lo que defiende el PP, que de lo que representan el PSOE y sus aliados. Ni los bancos ni las grandes empresas vascas están de acuerdo con los impuestos extraordinarios, o con la Ley de la Vivienda, o con otras medidas del Gobierno impulsadas por los comunistas. La burguesía vasca prefiere en Madrid un Gobierno de derechas. Y el PNV es el partido de la burguesía vasca. Lo lógico, pues, sería que Feijóo negociase con el PNV.
2. Junts. Los herederos de Convergencia Democrática son también un partido de derechas que, en el pasado reciente, representaba a la burguesía catalana. Ahora están aquejados de una esquizofrenia separatista. Pero esta locura puede ser pasajera. Cualquier día volverán a la razón. Y se darán cuenta de que realmente son un partido de derechas. Aparte de que, con el PSOE en el Gobierno, les ha ido muy mal. Contra el PP vivían mejor. También aquí Feijóo tiene tajo.
3. Y, en fin, los cuatro 'patriotas'. Transfuguismo ha habido siempre: Tamayo y Sáez impidieron que el PSOE accediera a la presidencia de la Comunidad de Madrid. En Murcia, López Miras salvó una moción de censura por el apoyo de tránsfugas de Ciudadanos, a los que premió. Y los dos tránsfugas de UPN que desobedecieron a su partido en la votación de la reforma laboral han sido premiados por el PP. El transfuguismo es una inmoralidad, pero la experiencia demuestra que el electorado no lo castiga.
Puede que Feijóo encuentre a cuatro diputados que estén incómodos con los pactos que proyecta Pedro Sánchez. Entonces, el 27 de septiembre Feijóo será el presidente del Gobierno.
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