Plebiscito
Para ser presidente del Gobierno, Feijóo debería tener su propio estilo, dejando a Díaz Ayuso la exclusiva del populismo
Sabíamos que en la campaña de las europeas existía el riesgo de que se relegasen a un segundo plano las cuestiones importantes para la Unión, ... y que los políticos se dedicaran a reiterar sus trifulcas internas. Y esto es, precisamente, lo que ha ocurrido. No sólo en España, sino en muchos otros países europeos. Así mismo sabíamos que entre los ciudadanos europeos palpitaba la tentación de aprovechar estas elecciones para endilgarle un voto de castigo, no a los dirigentes europeos, sino a los de su propio país, tiñendo este proceso electoral de un cierto tono plebiscitario.
En las aulas de la Facultad de Derecho de Murcia, Rodrigo Fernández Carvajal nos enseñaba que un plebiscito es una «consulta directa al pueblo por la que se le pide que otorgue o niegue su confianza a una persona». Y añadía el ilustre catedrático: «no debe confundirse con referéndum, ya que en éste se vota un texto, y en el plebiscito a una persona». Son, por tanto, incorrectas las expresiones del Derecho Internacional, tales como 'plebiscito de El Sarre' o 'plebiscito de Cachemira'.
Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, ha convertido las elecciones al Parlamento Europeo de junio de 2024 en un verdadero plebiscito contra Pedro Sánchez. Busca que las urnas deslegitimen políticamente al presidente del Gobierno, de tal modo que no le quede más remedio que disolver las Cortes y convocar elecciones generales. Y por eso nos pide nuestro voto, no para solucionar los problemas de Europa, sino como respuesta cívica frente a la discutible amnistía y frente a las supuestas corrupciones que rodean al presidente del Gobierno, repitiendo una y mil veces que Dña. Begoña Gómez está siendo investigada por supuesta corrupción por un Juzgado de Madrid.
Supongo que el equipo de Génova 13 habrá hecho sus cuentas, y habrá analizado los sondeos de opinión
Personalmente, no sé si esta estrategia ha sido, o no, la acertada. Supongo que el equipo de Génova 13 habrá hecho sus cuentas, y habrá analizado los sondeos de opinión. Parece, sin embargo, que, durante esta última semana, se han reducido las expectativas y se ha rebajado la euforia: el PP va a ganar, pero no por goleada. No con los votos suficientes para pedirle en serio a Pedro Sánchez que dimita. Y es que, posiblemente, haya mucha gente con ganas de castigar a Pedro Sánchez por sus errores, pero no tanta como hace un mes se pensaba.
De todas formas, este plebiscito contra Pedro Sánchez tenía sus riesgos, que supongo que también habrán ponderado los asesores de confianza de Feijóo. El primero, y más obvio, que no salga bien, porque el PSOE obtenga más votos que el PP, o porque gane el PP con escaso margen. En este tipo de plebiscitos, los resultados han de ser muy claros: o blanco o negro, sin matices y sin tonalidades grises. Todo lo que no sea ganar abiertamente el plebiscito, equivale a perderlo. Si gana el PSOE, o lo hace el PP por escaso margen, el resultado será que Pedro Sánchez, no sólo saldrá vivo y coleando del envite, sino que además ante la opinión pública aparecerá claramente fortalecido. Al PP le habrá salido el tiro por la culata: el plebiscito contra Sánchez no sólo no lo derriba, sino que lo fortalece.
Y, paradójicamente, si el plebiscito se ganara, esto también supondría muchos riesgos para el PP. Porque imaginemos que la diferencia de votos del PP es apabullante; que, al día siguiente, Feijóo, ebrio de victoria, le pide a Sánchez que disuelva las Cortes y convoque elecciones generales. Y supongamos que Pedro Sánchez pasase de él, que no le hiciese ni el más puñetero caso al jefe de la oposición, lo cual, conociendo al personaje, resulta bastante probable. ¿Qué podría hacer entonces Feijóo ante tan descomunal desaire? ¿Qué herramienta podría utilizar para desalojar a Sánchez de La Moncloa? En televisión, a la pregunta en este sentido de una periodista, Feijóo ha contestado: «Usaré todas las herramientas que estén a mi disposición». Pero ¿cuáles son esas herramientas? Según nuestra Constitución, sólo cabría la moción de censura. Ahora bien, con la actual composición del Congreso, Feijóo necesitaría los votos de Vox y de Junts para que prosperase una moción de censura. O sea, tendría que conformar al mismo tiempo a Santi Abascal y a Carles Puigdemont. ¿Qué tendría que prometer a Junts, para conseguir su apoyo? ¿El referéndum de autodeterminación de Cataluña? ¿El respeto a la ley de amnistía? ¿Un régimen fiscal privilegiado para Cataluña? Sinceramente, no veo yo a Vox apoyando este enjuague. Con lo cual, lo mejor que le puede pasar hoy al PP en las urnas es que no gane el plebiscito que ha planteado.
En mi opinión, de esta campaña electoral el PP debería llegar a una conclusión: la estrategia de acoso y derribo a Pedro Sánchez no da resultado. Ni siquiera sirve para reducir el espacio de Vox. Porque la gente está harta. Quiere soluciones, no reyertas. El PP es un partido de gobierno. Debería hacernos propuestas. Feijóo, para ser presidente del Gobierno, debería tener su propio estilo, dejando a Díaz Ayuso la exclusiva del populismo.
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