Perjuicios de la resistencia
La legendaria resistencia de Pedro Sánchez ya resulta perjudicial. Para los intereses de España, pero también para los del propio PSOE
A veces, lo adecuado no es resistir, sino cambiar de actitud. En mi opinión, las circunstancias políticas actuales de España no son las mismas que ... el 23 de julio de 2023. Entonces fue posible que, pese a no ser la lista más votada, Pedro Sánchez fuese investido presidente del Gobierno, y formase una variopinta coalición parlamentaria, en la que se mezclaban separatistas, comunistas y partidos burgueses. Se trataba de evitar, a toda costa, que Vox alcanzase el Gobierno de la mano del PP, como ya lo había hecho en Castilla y León. Esta mera posibilidad aterrorizaba a vascos y catalanes, pero también a los comunistas de Sumar y de Podemos. Desde aquellas fechas, hemos soportado ya casi dos años de angustias y zozobras, sobre todo para el Gobierno, que nunca sabe si cualquier iniciativa suya va a ser, o no, rechazada por el Congreso.
Es cierto que esta resistencia casi milagrosa de Pedro Sánchez ha proporcionado cierta estabilidad política, que ha favorecido nuestra economía. Sin embargo, ahora, marzo de 2025, las circunstancias han cambiado radicalmente. La actitud de Trump, su entendimiento con Putin, su complicidad con Netanyahu, han puesto de manifiesto la necesidad de que los europeos nos preocupemos prioritariamente de la defensa de nuestros derechos y libertades, y dejemos en segundo plano las cuestiones y miedos interiores. Estando como está el panorama internacional, ahora ya no importa que Vox sea, o no, de extrema derecha, de que llegue a gobernar, o no. Ahora lo que importa es que Abascal es amigo de Trump y defensor de Putin; y esto es malo para España. Y en cuanto a los comunistas encubiertos en IU, Sumar, Podemos o Bildu, no importa que estén muy a la izquierda; lo que importa es que están al Este, y que reverencian a Putin, como un viejo rescoldo de su antiguo amor a la URSS; y que, con su pacifismo falsario, se convierten en aliados poco fiables en un momento en el que hay que debatir cómo defender a Europa.
Así las cosas, la legendaria resistencia de Pedro Sánchez ya resulta perjudicial. Para los intereses de España, desde luego. Pero también para los intereses del propio PSOE. Y para constatar esta realidad, basta con plantearse tres cuestiones:
Necesitaríamos unas elecciones generales para que el pueblo español coloque a cada uno en su sitio
1. ¿Se puede seguir gobernando España en 2025 con los Presupuestos Generales de 2023 prorrogados? El propio Gobierno empieza ya a convencerse de que no va a haber nuevos presupuestos este año. Y, dada la actitud de ERC y de Junts, tampoco para 2026 y 2027. Sin aprobar nuevos presupuestos ¿se puede seguir gobernando? Algunos dirán que sí, que basta con prorrogar los vigentes, y que hay técnicas de flexibilización presupuestaria, como los créditos extraordinarios, los suplementos de crédito, las ampliaciones de crédito, etc., que permiten ir tirando. En la situación en que estamos, sin embargo, yo creo que esto ya no es conveniente. España tiene el compromiso político internacional de incrementar los gastos en Defensa. Y esto no se puede hacer de tapadillo, al margen del Congreso, o con parches presupuestarios. Nuestro compromiso, en esta crisis existencial de la democracia, requiere luz y taquígrafos, debate abierto, y la solemnidad de la consignación en unos Presupuestos Generales de nuestras obligaciones internacionales. Y ya, por esta sola razón, necesitaríamos unas elecciones generales para que el pueblo español coloque a cada uno en su sitio. Resistir, como se hace ahora, no es vencer, sino resignarse al deterioro de la democracia.
2. ¿Se puede seguir soportando hasta 2027 el chantaje continuo de los separatistas vascos y catalanes? Unos y otros se jactan abiertamente de que van asumiendo cada vez más competencias del Estado, hasta alcanzar una estructura organizativa propia de un Estado soberano, lo que les va a venir muy bien cuando unilateralmente decidan declarar la independencia y romper la unidad de España. Y que no se diga que no se transfieren competencias del Estado, que sólo se les delegan, en virtud del artículo 150-2 de la Constitución Española, porque, aunque la delegación por naturaleza es temporal, no conozco ningún caso en que se haya revocado. Y así, la resistencia es perjudicial para España, dado que, de forma inmediata, dificulta su gobernabilidad. Y, a medio plazo, hará más difícil defender la unidad.
3.- La tercera pregunta es: ¿se puede gobernar España con una coalición de gobierno rota? No es que se discuta ya, en el seno del Gobierno, si se sube, o no, el salario mínimo interprofesional. Ahora, en lo que no están de acuerdo Sumar, Izquierda Unida ni Podemos es en incrementar nuestro gasto de Defensa. Y llaman a Pedro Sánchez «el señor de la guerra». Cada vez que habla Yolanda Díaz, pierde votos el PSOE. Resulta absurdo resistir con estos peligrosísimos compañeros de viaje.
Solo hay una razón que justificaría que Pedro Sánchez no disolviera las Cortes: que esté pactando con Feijóo una reforma de la Ley Electoral. Pero, como esto no está ocurriendo, tendría que convencerse de que la resistencia en el Gobierno ya es perjudicial, y de que ha llegado el momento de que hablen las urnas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión