Albares y su amo compran la leyenda negra
El ministro, hocicando ante los mexicanos como quiere Sánchez, se postra y recoge parte de las falaces tesis de sus dirigentes
Andaba de capa caída, pero los actuales dirigentes mexicanos la vienen desempolvando y ahora Pedro y Albares ayudan a que circule la leyenda.
La presidenta ... de México, Claudia Sheinbaum, su mentor el inefable López Obrador y bastantes dirigentes del PRI, el partido político que les precedió creando un sistema político al que Vargas Llosa calificó acertadamente de «dictadura perfecta», inventaron la memoria histórica mucho antes que Zapatero. Los mandameses mexicanos inculcaron en sus discursos y por supuesto en los libros de texto que han estudiado generaciones de sus compatriotas que en el siglo XVI México era una Arcadia feliz, una civilización pacifista, desarrollada, culta, que gobernaban paternalmente, con humanidad, una serie importante de tribus. Entonces, vinieron los bárbaros españoles, voraces, incultos, y mataron, asesinaron y esclavizaron a los angelicales aztecas, que vivían en paz.
La realidad es distinta. En aquella época los imperios guerreaban y conquistaban. No lo prohibía el derecho internacional. ¿Cómo pudo Cortés dominar un imperio colosal con unos 740 hombres y tres docenas de caballos? Es cierto que resultó ser un buen líder, pero pudo llevarlo a cabo porque los aztecas no eran unos bonachones filántropos. Eran una élite férrea que sometió con brutalidad a las tribus vecinas a las que obligaba a entregar anualmente miles de personas para ser sacrificadas y posteriormente devoradas (sí, sí, eran caníbales). Cortés se percató de la despiadada conducta de los aztecas con sus vasallos, era buen diplomático y supo explotarla para derrocar a la cúpula azteca. Se calcula que más de ochenta mil tlaxaltecas, etc... se unieron a Cortés para derrotar a Moctezuma.
Todo esto lo olvida la señora Sheinbaum. No por ignorancia sino por populismo barato que distrae. Es una visión que ha alimentado a los mexicanos desde la independencia. La han mamado y la presidenta la abona. Está muy enfurruñada con nosotros con lo que hicimos hace 500 años y quiere que pidamos perdón. Cuando hacemos algo que le gusta nos concede profesoralmente un poco de consuelo y, paternalista, admite que hemos dado un paso en la buena dirección, pero que aún no nos puede aprobar y que las relaciones siguen congeladas (¿cabe mayor idiotez entre dos naciones adultas y llamadas a entenderse?).
Las lecciones de la presidenta tienen varias grietas: olvida el contexto del momento, bendice a una civilización cerril, no recuerda que España practicó el mestizaje desde el primer momento, un hijo de Cortés con la Malinche fue capitán con el ejército español mientras en el vecino del norte siguió durante siglos la esclavitud de los negros. España creó numerosos hospitales y universidades donde ingresaban los indígenas, sólo ha habido un presidente indio en los doscientos años de independencia, y, 'last but not least', la presidenta es muy selectiva. Mucho.
Calla que siglos más tarde, en el XIX, Estados Unidos quitó a México un 55% de su territorio en una contienda en la que ocupó la capital del país y que el futuro presidente Grant, capitán en esa contienda, calificaría como «la guerra más injusta de la historia contra una nación débil». ¿Por qué la señora Sheinbaum no reclama a Obama, Biden, a Trump, que den pasitos para desagraviar a México? Los presidentes americanos la mandarían a freír espárragos y Trump más lejos y cachondeándose de ella.
Nosotros somos más corteses. Estamos cavilando cómo devolver a Colombia el tesoro de los Quimbayas descuidando que no nos lo trajimos por la fuerza, sino que fue un regalo del presidente y parlamento colombianos porque España medió en un litigio de aquel país con Venezuela. Albares con México, hocicando ante los mexicanos como quiere Sánchez, se postra y recoge parte de las falaces tesis de sus dirigentes. No se contextualiza, ni se indica que España liberó a miles de seres de sus torturadores, que Cortés fue en ese sentido un libertador, que en la colonización española hay más luces que sombras y que resistimos holgadamente la comparación con los colonialismos ingleses, franceses, belgas, holandeses o estadounidenses.
Ahora nuestro Gobierno, porque Albares sólo repite lo que diseña Sánchez, subraya las sombras y abona la leyenda negra. Es una constante de nuestra historia, hay abundantes españoles, muchos de ellos en la izquierda, que son el caballo de Troya de los que nos desprestigian. Es lo que realiza el sanchismo en el tema separatista y ahora en la colonización de América.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión