Ídolos de barro

LA ISLA ·

Los héroes debieran ser memorables tras quedar fuera de foco por una razón: el éxito no puede ser un error

A uno le gustaría que sus ídolos tuvieran el mismo comportamiento dentro y fuera de la pista. Que su actitud fuera también memorable al bajar ... del escenario y salir de foco, por una razón sencilla: el éxito no puede ser un error. Quiero decir que, si están en otra liga, es gracias a una mezcla de talento e inteligencia que los demás no tenemos, lo que nos impide llegar a la cumbre donde están aquellos lamidos por la gloria. Sin embargo, vemos que no siempre es así, y que la pandemia y la guerra están descabalando a unos cuantos: Miguel Bosé, Novak Djokovic, Eric Clapton y el mítico ajedrecista ruso Kárpov, célebre por sus combates a hierro y fuego con Kaspárov, tan fieros que no parecían refriegas de ajedrez, sino de guerra, ahora que no se habla de otra cosa.

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Lo que piensen y hagan no anubla sus méritos. 'Layla' era y es una canción portentosa, aunque quien la canta patine más de la cuenta. Así que sí, siguen siendo ídolos, pero un poco menos de oro y un poco más de barro. Dice Schopenhauer que la mejor manera de pensar cosas inteligentes es no pensar sandeces. Parece una estupidez de tan obvia, pero, visto cómo piensan algunos, igual no lo es tanto.

Estoy muy lejos de creer, ahora que la pandemia no va ya con la larga puesta, que de esta hayamos salido mejores, como se decía, ni nada por el estilo. La adversidad es un espejo: no nos hace más buenos, más bien nos enseña cómo somos. Hoy, como ayer, seguimos siendo los mismos egoístas de entonces: si la pandemia nos dejó sin papel higiénico, la guerra y sus costes nos han dejado sin leche. ¿Por qué? Porque muchos acapararon aplicando esa regla que tan bien viene para estos casos: para mí que no falte y el que venga detrás que arree.

Así que estos años 'venidos a menos' no nos van a servir para salir mejores, pero sí al menos para tener una lista de aquellos a los que se les ha visto el plumero al bajar del escenario. Qué razón tenía Fernando Fernán Gómez cuando decía que un tímido era en el escenario donde mejor estaba, porque solo ahí podía ser otro y disimularlo. Al parecer, la escena no es solo el mejor sitio para los tímidos, también viene de perlas a muchos bambarrias, famosos empenachados de gloria y renombre, pero faltos de seso y cordura.

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