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El futuro de las ciudades

UN TUITERO EN PAPEL ·

Miércoles, 6 de mayo 2020, 01:09

El gran astrofísico Stephen Hawkins decía que la inteligencia no es más que la habilidad de adaptarse al cambio. Y si ha habido en la historia una época de cambios profundos tengo serias dudas de que alguna pueda compararse en intensidad a esta que tenemos hoy frente a nuestros ojos. Toca evolucionar por dentro, por fuera, empresarialmente, conceptualmente. Va a cambiar la música, el arte, el cine, la cultura y los medios de comunicación. Está cambiando nuestra cohesión familiar, nuestra forma de trabajar y de relacionarnos. Y también van a cambiar nuestras ciudades. O más nos vale.

Es probable que la movilidad sea inicialmente la primera de nuestras acciones recurrentes afectada. Me temo que el teletrabajo, que tan buenos resultados está demostrando, vaya perdiendo protagonismo en algunas empresas con ciertos jefes y empleados obsesionados con el presencialismo, conocido archienemigo de la productividad.

La contaminación, que actualmente se encuentra en mínimos históricos, podría volver a repuntar con una fuerza inusitada provocando, como está ya demostrado, devastadores efectos multiplicadores en la letalidad de la Covid-19. Antes de volver a subirte a tu coche el próximo día que vayas a trabajar, piensa si pudieras realizar ese mismo trayecto andando, en bici o en transporte público, los tres grandes olvidados. Esos gestos cotidianos que deben repensarse alejándolos de la anterior inercia.

Sé que no siempre es algo sencillo o fácil en el inicio, por ello es un momento clave para que ciudadanos y entidades públicas locales, regionales y nacionales miren fijamente hacia delante y nos los pongan a todos más fácil. Desde la Red de Ciudades por la Bicicleta hemos lanzando un plan de choque consistente en los siguientes puntos, que te invito a leer con tranquilidad y afán constructivo.

Ampliar las redes ciclistas, reabrir los sistemas de alquiler, coordinar los semáforos para priorizar peatones y ciclistas, conseguir ciudades 30 y hacer respetar los límites de velocidad, facilitar espacios de aparcamiento seguro, impulsar los servicios de ciclo-logística, puesta en marcha de ayudas para la compra de bicicletas, actualización de la normativa, planes locales y regionales de impulso económico de este sector, formación vial en las escuelas e institutos y, como guinda y si fuera posible, nombrar una figura responsable de la coordinación interadministrativa de todo lo anteriormente expuesto.

Porque la bicicleta no contamina, no hace ruido ni provoca accidentes graves, es flexible y no ocupa espacio público, que tan necesario y escaso ha demostrado ser en nuestras urbes estos días, totalmente desbordadas de gente saliendo a la calle. La bicicleta además genera salud física y emocional, es económica y, en estos momentos y aunque duela decirlo, facilita el distanciamiento físico.

Es la hora de la bici. ¿Te apuntas?

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