¡Frenemos!
PARALELO 37 ·
Asegura Carl Honoré que la prisa refuerza una sociedad egoísta y enfermaMás de tres millones de personas han escuchado en internet el elogio a la lentitud de Carl Honoré, que también tiene libro, en forma de ... conferencia. Soy una de ellas y les adelanto por si quieren verla que en poco más de diecinueve minutos el premiado escritor y portavoz mundial del Slow Movement nos alerta de la prisa como estilo de vida y nos da algunas claves para desacelerar a tiempo.
En Occidente sentimos el tiempo lineal y no circular como en Oriente, un recurso finito y escurridizo que usas o pierdes. La vida se ha convertido en un ejercicio de apresuramiento y la pasión humana por la velocidad y la obsesión en hacer mucho en menos tiempo ha llegado demasiado lejos. Asegura Honoré que la prisa refuerza una sociedad egoísta y enferma: atemorizados con la sensación de que los días se nos echan encima vamos cada uno a lo nuestro. En Holanda más de la mitad de los mayores de 75 años se sienten solos. Alertada por la evidencia, la cadena de supermercados Jumbo ha instalado en doscientas de sus tiendas unas cajas lentas destinadas a todos los que tengan ganas de mantener una charla con la persona encargada de cobrar, quien se esforzará para ayudar a meter la compra en la bolsa y tener una agradable conversación al mismo tiempo. Ojalá lleguen pronto a España, las espero.
La prisa como estilo de vida, un tumulto frenético, la cultura de la carrera son términos utilizados por Carl Honoré, quien se dio cuenta de que algo iba mal cuando por la noche al leer a su hijo 'El gato en el sombrero' comenzó a saltarse párrafos, incluso páginas enteras, para terminar antes el cuento. Entonces paró en seco y se empeñó en demostrar que la lentitud puede incluirse en el listado de superpoderes. La vida hay que vivirla en vez de correr por ella, tomarse el tiempo y olvidar la creencia de que el lento es vago, torpe y aburrido y el rápido, más inteligente. Y justo ahí aparece el término 'tortuga interna' que me parece un gran acierto y que nos lleva a ser conscientes de la importancia que tiene lo que hacemos y del tiempo que necesitamos para hacerlo.
Menos es, casi siempre, más; más lento es, muy a menudo, mejor. ¡Frenemos! Para contemplar el tomillo florecido, abrazar a quien queremos y sentir cómo ruge el mar en días de viento. ¡Frenemos! Es posible vivir con más sosiego y solo a un ritmo menor seremos capaces de sanar vínculos, también con la naturaleza, y emocionarnos cuando Matsuo Basho,̂ en uno de sus brevísimos poemas conocidos como haikus, llama la «risa de las flores» a la primavera que pronto llega.
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