Cómo explicar este mundo a un hijo
Todo es difícil de entender. El presidente de Brasil anuncia que tiene coronavirus pero todo apunta a que es mentira, lo hace para demostrar que la mayor pandemia del siglo no es más que una gripe que se cura con cloroquina, una patraña que defiende también su referente, Donald Trump. En España asistimos estupefactos al espectáculo de los negocios del Rey Juan Carlos. Es como si nos estuviesen probando, como si el sistema quisiese ver hasta dónde podemos tragar y yo sospecho que podemos tragar todo lo que nos quieran meter. Veo la tele con mis hijos y no sé cómo explicarles que en este tiempo que viven la verdad es una víctima de gente sin escrúpulos que ve a sus semejantes como la garrapata ve al perro. Es una cuestión difícil, porque creo que para mi madre fue mucho más fácil explicarme el mundo que para mí explicárselo a Hugo y Martina, entre otras cosas porque en los 70 había mentirosos, pero sabíamos que mentir era malo. Hoy las garrapatas han conseguido utilizar la mentira impunemente y que sus seguidores lo vean bien. Les han explicado que es por un bien mayor y se lo han creído.
Este es un mundo confuso, lleno de mentira, violencia y miedo. Mi amigo Pedro Medina traía ayer una cita de Albert Camus muy oportuna al respecto: «El s. XVII fue el siglo de las matemáticas, el s. XVIII el de las ciencias físicas, el s. XIX el de la biología. Nuestro s. XX es el siglo del miedo. Se me dirá que el miedo no es una ciencia. Pero [...] si bien en sí mismo no puede considerarse ciencia, no hay duda de que sin embargo es una técnica». Sí, el miedo es la forma de gobernar. A veces es recurriendo a la represión física y mental pero hay otro uso del miedo como técnica más perversa y efectiva: el miedo al otro. Hace una década escuché en una residencia de mayores de la huerta de Murcia a un político decir que su oponente les iba a quitar la pensión. Lo dijo tal cual sabiendo que era mentira y no le cambió el gesto. Camus se va haciendo gigante cuando intentamos explicar el mundo de hoy, como si hubiese visto lo que venía.
Todo esto surge porque intento que mis hijos entiendan el mundo sin ocultarles cosas, pero ha habido algo que no he querido que conocieran. Hace dos días choqué con un vídeo que habréis visto todos porque no es posible escapar de las noticias. Un mierda de 17 años se dirige a una mujer que está con su hijo pequeño en Eibar, la apuñala en una pierna y le da una paliza. El niño, desesperado, la defiende mientras una mujer lo graba todo.
No sé cómo decirles que en este tiempo que viven la verdad es una víctima de gente sin escrúpulos
La agresión es muy dura, insoportable, de hecho ella está en la UCI casi desangrada porque el mierda ese le atravesó la femoral, pero hay tres cuestiones que hacen de esto algo especialmente triste. La menos importante es que la otra mujer, en vez de ayudarle, lo grabe y después lo suba a redes. Hay quien la defiende diciendo que ha aportado la prueba. A mí me parece que es una deshecho humano. El miedo en este caso no vale, esa posibilidad la inhabilita este niño tan valiente.
Luego está el que el medio hombre no sienta nada cuando hay un niño defendiendo a su madre. No es frecuente ese nivel de maldad. No existe la posibilidad de que ese tipo se convierta en algo útil para la sociedad. Y solo tiene 17 años. Dará tardes de gloria.
La cuarta es algo nuevo en el panorama político. Siempre hubo fascistas que defendieron que la violencia machista no existía. Era una forma odiosa de llevar a lo institucional algo aterrador que en mi casa decía un tío mío cuando mataban a una mujer: cómo le pondría la cabeza a ese hombre. Otro mierda, mi tío. La novedad es que hace unos días fue una mujer de Vox. Una mujer diciendo en el parlamento que la violencia machista no existe. Ante las cifras espantosas de asesinatos la respuesta es «hay una epidemia silenciosa de hombres que se suicidan». No hay un dato, ni una cifra, no están ni siquiera los suicidios: es otra mentira más, pero la forma de responder al hecho de que hay hombres que matan a las mujeres es mentir diciendo que las mujeres fuerzan a hombres a suicidarse.
La defensa para los hombres que asesinan a las mujeres es que hay también otros muchos tan frágiles que no sobreviven a su fracaso sentimental. Nos estamos luciendo.
Ojalá esta carroña humana se hubiese suicidado hace ya tiempo. Mientras tanto solo nos queda una cosa por hacer: educar a nuestros hijos para que sean como esta criatura de camiseta verde que defiende a su madre y no como el mierda de la gorra.
En este punto, ¿cómo se les explica a los niños que el Rey Juan Carlos saldrá indemne de todo esto, que Bolsonaro y Trump ganarán las elecciones, que casi nadie leerá a Camus y que el mierda machista saldrá en cuatro días a la calle?. ¿Cómo les explico que los valores en los que los educo se los puede pasar alguien por el forro y no pasará nada?.
Habría sido mejor vivir tiempos que no fuesen interesantes.