Los errores del PSOE
ASÍ ME PARECE ·
Este partido ha perdido el centro. Desde hace muchos años, hay un sector de la sociedad española afincado en la moderaciónSi yo fuese dirigente del PP, no publicaría este artículo. Por aquello que decía Napoleón de que, si el enemigo se está equivocando, no lo ... distraigas. Pero resulta que, desde hace casi treinta años, no soy dirigente del PP, y ni siquiera afiliado. Y tengo, pues, plena libertad para escribir y publicar lo que considere conveniente.
Son numerosos los errores que está cometiendo Pedro Sánchez. Me consta que algunos socialistas lúcidos reconocen estas equivocaciones, y en privado las critican. Pero, en público, callan. Por lo demás, no pretendo ser exhaustivo. Bastará con referirnos a algunos de ellos:
1. Carece absolutamente de rentabilidad electoral airear en los medios de comunicación afines los escándalos de corrupción que afectan al PP. Cuando se publican las grabaciones de Villarejo, el espionaje a los separatistas o el enriquecimiento de algunos políticos del PP, la gente oye estas cosas como el que oye llover. Desde luego, los medios de comunicación han de seguir informando sobre estos asuntos; y los órganos judiciales han de continuar con sus procesos, lentos pero seguros, hasta alcanzar sentencias firmes que aclaren de una vez las cosas. Y, en la medida de lo posible, el que se haya lucrado ilícitamente, que devuelva al erario público lo que afanó.
Crear miedo social a Vox favorece el incremento de las expectativas electorales del PP
Sin embargo, es un error político tremendo pensar que, con airear los casos de Bárcenas, o Púnica, o Lo Poyo, o Zaplana, el PP va a perder votos. Eso ya pasó. Se considera ya superado, amortizado y políticamente neutralizado. Y no se trata de que el sector del centro-derecha sea más tolerante con la corrupción que otros. Se trata de que existe el convencimiento de que el PP ya ha pagado políticamente por estos desmanes. Y, además, un alto precio: le costó la presidencia del Gobierno a Mariano Rajoy. En adelante, el partido de Núñez Feijóo no perderá ni un solo voto, por muchos que sean los escándalos de corrupción que aireen en vísperas de elecciones los medios afines al PSOE.
2. Fomentar el miedo a Vox no le proporciona más votos a la izquierda, sino que, todo lo contrario, incrementa los votos del PP. Durante años, desde 2018, todas las izquierdas se han dedicado a demonizar a Vox, al que se le llama partido de extrema derecha, poco menos que neofascista. Se ha hablado de la necesidad de establecer un cordón sanitario, de la urgencia histórica de impedir que la extrema derecha llegue al poder. Todo este clima de miedo a un partido ha sido poco creíble porque se planteaba de forma asimétrica. Las mismas suspicacias debería suscitar la extrema izquierda. ¿O es que no produce intranquilidad que el señor Echenique, de Podemos, pida penas de diez años de cárcel para los banqueros que traten de repercutir sus nuevos costes fiscales a sus clientes?
En cualquier caso, crear miedo social a Vox favorece el incremento de las expectativas electorales del PP. Porque solo la moderación del PP puede frenar el crecimiento de Vox, como se ha demostrado en Andalucía, y como están poniendo de manifiesto las más recientes encuestas: el PP crece en la medida en que Vox decrece.
3. El PSOE ha perdido el centro. Desde hace muchos años, hay un sector de la sociedad española afincado en la moderación. Las personas de este sector rechazan las radicalizaciones, los dogmatismos y los populismos. Después de las elecciones de 1979, Felipe González entendió que la batalla electoral estaba en el centro. El PSOE solo ganaría si lograba atraerse al sector de la moderación. Felipe González apostó fuerte: logró que el PSOE dejara el marxismo. Hubo intensos y conflictivos debates. Pero el PSOE dejó de ser un partido marxista. Y esto hizo posible que, en 1982, el PSOE obtuviese una mayoría parlamentaria de más de doscientos escaños. Pues bien, Pedro Sánchez está recorriendo el camino inverso. En vez de girar al centro, gira a la extrema izquierda. Quiere imitar a Podemos, e incurre en demagogias tan graves como ese impuesto sobre lo que llama beneficios extraordinarios de la banca, cuyo hecho imponible no terminan de definir, en lugar de hacer lo más serio, que sería una reforma fiscal en profundidad. Con esta deriva, el PSOE camina inexorablemente a su ruina.
4. Y, en fin, el PSOE no debería perder el sentido de la Historia de este país, de la que él mismo ha sido un decisivo protagonista. No podemos consentir que Bildu reescriba la historia de la Transición, ni que unos cuantos profesores universitarios cuestionen el régimen del 78. Todas estas tonterías les duelen a los votantes del PSOE, por lo menos a quienes no han perdido su memoria individual ni han olvidado el sentido de la Historia de nuestra democracia.
Por otra parte, considero que poner de manifiesto estos errores del PSOE no debería inquietar a los dirigentes actuales del PP. Tranquilos. Los socialistas van a seguir equivocándose. Nadie que pueda cambiar las cosas va a leer este artículo. Una vez más, tengo la sensación de predicar en el desierto.
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