Secciones
Servicios
Destacamos
Redes. Dice Alaska que nadie piensa como se escribe en las redes, ese enjambre de cosas poceado de noticias falsas y comentarios a menudo desapaciguados ... y más que lo van a ser, tras la eliminación de verificadores que las harán más inmoderadas. Tampoco sorprende. Solo hay que fijarse en sus dos caras más reconocibles, Musk y Zuckerberg, el primero convertido en el Rasputín de Trump y el segundo en vías de serlo tras arrimar la grupa al sol que más calienta. Trump, sí, el mismo que ha dicho, hablando de calor, que los incendios de California se deben «a políticas demócratas para desviar el agua de lluvia y salvar a peces inútiles», o que «los delincuentes de fuera son peores que los de dentro», por citar solo algunos de los últimos 'grandes éxitos' de su catálogo de incontinencias frente a un micrófono. No sé, igual se cree aquello que una vez dijo Lola Flores cuando la acusaron de adornarse con mentiras más de la cuenta: «Puedo decir mentiras –dijo–, pero cuando las digo yo las convierto en verdad». Olé.
Eso sí, a Trump le falta gracia y le sobra fatuidad y cretinismo para parecerse a la Faraona. Aunque igual no es tan memo como parece o da a entender. Y es que a un tonto se le pilla por decir una tontería a veces, pero yo desconfío de quien las dice a todas horas: no puede ser tan tonto. Así que no me lo creo, son solo bufonadas para mantener en pie el personaje que se ha creado. Sabe que sus salidas de tono tienen público, y, por supuesto, encuentran su mejor campo de vuelo en las redes, cómo no. Por eso y no otra cosa se rodea de los jefes de las mismas. ¿Y qué sacan los jefes de las redes de esto? Quizá la razón tenga que ver más con el poder que con el dinero. Uno, al menos, está tentado de pensar así, ya que Elon Musk es el hombre más rico del mundo, lo que me lleva a creer que comparte los mismos temores que todos nosotros, pobres mortales del planeta, pero le diferencia una dicha que no tenemos los demás: la de estar en el club de los 'fuera de carta', esos que no saben cuánto dinero tienen en la cuenta.
Aunque los ricos sorprenden, no crean. Jordi Évole se quedó extrañado una vez que le preguntó a Messi si sabía cuánto dinero tenía y el argentino no se lo pensó dos veces: «Sí, por supuesto», le dijo. «¿De verdad?», repreguntó Évole y Messi, que debe tener una cuenta empenachada como pocas, volvió a decirle que sí, cómo no.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.