Demasiada gente
Un día llegó un turista, luego otro y otro, hasta quedar en las raspas su sosiego de siempre
Paso unos días en Sevilla. No sé ustedes, pero a mí me da la impresión de que cada vez hay más gente por todos lados. ... Como si, tras la pandemia, la peña hubiera decidido quemar las naves, por lo que pueda pasar. Es lunes por la noche y parece hora punta en las calles de la Macarena, el barrio más castizo y auténtico, aún sin 'souvenirizar', y el que más me gusta de Sevilla. Eso sí, hay mucha gente. «Joer, esto parece Manhattan», dicen los sevillanos de la zona, los que llevan aquí toda la vida. Un día vieron llegar un turista, luego otro, luego otro y otro, hasta quedar en las raspas su sosiego de siempre. Me cuentan también del problema de Doñana, un espacio cinco estrellas que de repente se ve jaqueado por la mucha agricultura, el mucho ladrillo y la luz corta de los que mandan, hasta quedar a rastras, ¿les suena?
Así que sí, viendo que nos vamos cepillando el planeta poco a poco mejor quemar las naves, tomar siempre la penúltima antes que ninguna, o brindar y romper las copas, por si nos rasguña otra pandemia o sigue subiendo la temperatura. Leo 'El hombre transparente', un ensayo de Javier Moreno donde dice que todos tenemos dos yoes, interno y externo. El interno sabe que comprar en Amazon favorece el monopolio y perjudica al pequeño comercio, que dedicar tanto a las redes aumenta nuestra sensación de vacío y pérdida de tiempo, que comer carne acrecienta el desaguisado, pero eso sí, nadie deja de hacerlo, como nadie deja de comer fresas, que Doñana puede esperar. Así somos.
Menos mal que nos queda la realidad paralela de la inteligencia artificial, que crece a la par que empequeñecemos el planeta. Lo último ha sido una entrevista de mentira a Michael Schumacher. No sé, como extravagancia está bien, pero tiene algo de obsceno. Schumacher, que salió ileso de los circuitos pero fue a quedar vegetal en la nieve, paradojas de la vida, se merece que lo dejen en paz. Lamentablemente, lo de la inteligencia artificial, como lo de descuajeringar el planeta, no parece una moda. Ya lo decía Coco Chanel: «Moda es solo lo que puede pasar de moda». No, esto es otra cosa, ha venido para quedarse. ¿A usted le han preguntado si la necesitaba o es lo que quería? A mí no, desde luego.
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